Martes, 20 de abril de 2010 | Hoy
INTERNET › SE REUNIERON EN BRUSELAS ACTIVISTAS DE DIECINUEVE PAíSES
Cincuenta y cuatro “piratas” se juntaron para inaugurar una entidad que coordinará acciones internacionales contra el actual régimen de propiedad intelectual. Las charlas se centraron en las leyes de copyright, las patentes y la privacidad en la red, entre otros temas.
Por Facundo García
Esta vez la cita no fue en la isla de Tortuga, sino en Bruselas (Bélgica). Cincuenta y cuatro piratas de más de diecinueve países se juntaron el pasado fin de semana para inaugurar una entidad que coordinará acciones internacionales contra el actual régimen de propiedad intelectual. Y no hubo garfios ni patas de palo, pero sí muchas notebooks: “Venir acá fue clave, porque al haber arrancado vía Internet ni nos conocíamos las caras”, señaló Jerry Weyer, que a sus veinticuatro años resultó ser una de las autoridades “globales” elegidas en asamblea. El camino que va del e-mail –o el blog– a las conversaciones cara a cara y de ahí a la organización política daba así otra muestra de su poderosa vigencia entre las nuevas generaciones.
En las sesiones que terminaron dando vida al Pirate Parties International (sic) –o “Unión Internacional de Partidos Piratas”– se veía gente ataviada con el ¿ya tradicional? look ciberpunk, en tanto que otros optaron por la formalidad de los sacos y las camisas. Los europeos fueron más, pero también llegaron asistentes de Turquía, Rusia, Brasil y la Argentina. Jóvenes, en su mayoría. En efecto, el co-presidente Weyer –oriundo de Luxemburgo y estudiante de leyes– nació en 1986. Lo acompañará en la tarea Gregory Engels, un alemán que suele despotricar tanto contra los monopolios como contra “la censura de bloggers que lleva adelante el gobierno cubano”. “La idea de que haya dos presidentes –explicó la dupla– obedece a que somos antes que nada un equipo. No queremos que haya un tipo que esté dando órdenes por arriba de los demás.”
Los debates no fueron precisamente serenos. Incluso hubo quienes se negaron a suscribir los estatutos fundacionales de la confederación, sin que todavía se sepa bien por qué. No faltaron las chicanas y la desconfianza. “Los que no firmaron siguen siendo miembros del movimiento y pueden volver cuando quieran. Nuestras puertas están abiertas”, se atajó Engels. Poco antes había advertido que “la industria de los contenidos está haciendo esfuerzos organizados y mundiales para limitar las libertades civiles” y que a través del establecimiento del PPI “se estaba dando un paso en la lucha por contrarrestar ese avance”. “Por último –remató– quisiera terminar parafraseando a alguien con quien comparto el apellido y decirles: ‘Piratas del mundo, ¡uníos!’”
Las charlas se centraron en las leyes de copyright, las patentes, la privacidad en la red y la transparencia en la administración del Estado. “Yo no quiero que se balanceen –por el término en inglés Balancing Fundamental Rights– mis derechos humanos, quiero que se respeten”, sentenció a su turno Christian Engström, que es uno de los dos legisladores que el Partido Pirata Sueco consiguió meter en el Europarlamento. El diputado también deslizó sus preocupaciones por el ACTA (o “Acuerdo de Comercio contra la Falsificación”), un pacto que se ha estado negociando en secreto entre varias potencias y que podría permitir el cierre arbitrario de sitios de Internet.
Desde la distancia, está claro que los problemas que los piratas intentan meter en la agenda van a ir ganando cada vez más protagonismo. La incógnita –y en esto la ausencia de africanos y sudamericanos fue sintomática– es hasta qué punto es posible hallar soluciones sin poner en el tapete variables como la clase social o las desigualdades Norte-Sur, que por ahora parecen opacadas tras asuntos más tech. Por lo pronto, Eduardo González, uno de los que está empujando para que haya un PP Argentino (ver partido-pirata.blogspot.com), comentó lo acontecido, citando un tramo de cierto Manifiesto Poético que anda circulando entre los activistas locales: “Si en aquel mundo dominado por monopolios depredadores, por la esclavitud, la autocracia y el racismo, los Piratas se dieron a sí mismos igualdad, libertad, autodeterminación y auténtica convivencia multicultural, ignorando toda corrección política de su tiempo, entonces reivindicamos su bandera, su legado y su nombre”.
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