MUSICA › GIECO, ANTES DE LOS CINCO CONCIERTOS QUE ARRANCAN EL VIERNES
Un león que ruge en el Opera
En un encuentro que incluyó la entrega del disco de platino a Por favor, perdón y gracias, el músico habló largo y tendido sobre los temas que atravesaron todo este año en la Argentina.
Cruzado por un año agitado, intenso y muy problemático, León Gieco se tomará un respiro de libertad para reencontrarse con su gente a través de la música. Con el doble fin de despedir el año y presentar su última producción –Por favor, perdón y gracias, por el que además le entregaron el disco de platino–, el cantautor hará cinco funciones en el Teatro Opera –viernes, sábado, domingo; viernes 2 y sábado 3– y planea una duración de tres horas mínimo para cada uno. “Lo vamos a separar en bloques”, indicó en una conferencia de prensa ofrecida ayer en el Opera. “Habrá canciones viejas, videos que me influyeron para componerlas, temas dedicados a Atahualpa Yupanqui, Sixto Palavecino, Eduardo Mateo y Víctor Jara. Y las canciones nuevas, que vamos a hacer con un cuarteto de cuerdas.” Pero más allá del hecho artístico, Gieco –que se presentó en el nutrido encuentro con una gorra en apoyo de la fábrica recuperada Zanon– no omitió responder sobre las cuestiones que lo tuvieron a maltraer durante todo el año, basadas en una tríada complicada: Cromañón, Callejeros y Romina Tejerina. “A veces pienso que me voy de boca y que debería ser más piola y callado. Pero creo que callar es un acto de cobardía”, expresó. “Sé que estas cosas provocaron incomodidad, pero no me arrepiento de nada. Yo pienso, hago y me juego por lo que hago. Y no me arrepiento.” Todas las expresiones de un Gieco distendido estuvieron basadas en esa coherencia entre pensamiento y acción. Aquí, un resumen de sus impresiones.
- Cromañón: “Las muertes de Cromañón no tienen arreglo, por más que sigan acusándose unos a otros. Mientras la energía esté puesta donde está puesta, esos horrores seguirán ocurriendo”.
- La canción Un minuto: “Lo que más me dolió fue que la canción Un minuto –que comparte con Patricio Fontanet, líder de Callejeros– se haya interpretado como una estrategia para vender más discos. Llegaron a decir cosas tan dolorosas como que yo pertenecía a una corporación peor que la de los militares”.
- Sobre Osvaldo Bayer: “Es un lujo y un placer leer las notas del maestro Osvaldo Bayer en Página/12. Cuando veo que hay una contratapa de él sé que la voy a disfrutar especialmente. Me acaba de mandar una carta que es un honor para mí y que voy a incluir en el programa del espectáculo”.
- Patricio Fontanet: “El Pato Fontanet no es más que un pibe que ese día iba a ofrecer un concierto de rock y al día siguiente se lo vio como un asesino. Cuando saqué la canción, por pedido de un grupo de padres impulsados por el dolor, también me dieron con un caño los que querían que no la sacara”.
- Los padres: “Decidí sacarla del disco porque provocaba mucha confusión. ¿Cuál? Después que los reprimieron en una manifestación, los padres que vinieron a pedirme que la sacara prendieron la tele y vieron que estaban dando el video de Un minuto con imágenes de Cromañón mezcladas. En una de ellas estaban reavivando a una chica que, parece, era la hija de uno de los padres que vino a hablar conmigo”.
- Los escraches: “Pero el dolor puede provocar equivocaciones, porque esa gente fue la misma que después escrachó a Estela Carlotto y nadie puede hacer eso, porque Estela es el emblema de la lucha por los derechos humanos”
- Romina Tejerina: “Con Tejerina no hice más que seguir mi intuición, mis sentimientos y ejercer mi libertad. Por lo menos la piba, símbolo de miles de tejerinas, sintió algún apoyo y todo esto generó un hecho positivo que fue la construcción de casas de refugio, donde las chicas embarazadas, o abusadas, están teniendo un respaldo psicológico y económico”.
- El nombre del disco: “Por favor, perdón y gracias resume el ánimo y el espíritu del disco. Son tres palabras mágicas para la vida, el amor y el corazón. Tres palabras que se perdieron en Argentina, por efectos culturales (norte)americanizados. Son valores que hemos perdido en los últimos años”.
- Aníbal Ibarra: “No estoy de acuerdo con el juicio político a Ibarra, porque nada me asegura de la autoridad moral de los acusadores. Cuando vi por TV el juicio político y vi a los padres abrazándose y llorando, por un lado me dio pena y por otro pensé que hasta ellos están divididos”.
- El concierto frustrado: “Yo actúo con sinceridad, que tiene mucho que ver con la humildad e incluso con la inocencia. Cuando pasó lo de Cromañón se me ocurrió hacer un concierto con Callejeros y con La Renga o Los Piojos, con la idea de recaudar plata y comprar máquinas para los chicos que estaban rehabilitándose con oxígeno. Esa era la idea desde el punto de vista de la inocencia y se vino un caño encima. Realmente fue una sorpresa para mí”.
- Sobre Fito Páez y su declaración de que él no componía con los diarios: “A Fito lo quiero mucho... estará diciendo que compone con libros, quizá sea más intelectual que yo”, ironizó. “Prefiero conservar palabras suyas hermosas. Lo respeto mucho, pero considero que la gente está muy susceptible y toma para otro lado las cosas que uno dice.”
- El Indio Solari: “Nunca me puse en contra de él y quise defenderlo, no atacarlo. Me parece uno de los grandes músicos de Argentina. Salí en defensa suya y de todos los músicos, pensando que no podemos tildar de asesinos a los músicos cuando ocurre un accidente o una muerte en un concierto. Me mencioné a mí cuando me pasó en Neuquén y también a los Divididos cuando se electrocutaron dos pibes en un concierto al aire libre. Tampoco vamos a tildar de asesinos a Los Redondos por Bulacio. Yo lo hice en defensa de ellos y él lo tomó de otra forma... voy a hablar por teléfono con él porque lo quiero mucho. Cromañón remueve mucho cosas internas y uno a veces no se expresa bien, o el otro no lo entiende bien o las dos cosas”.
- Kubero Díaz, nuevo guitarrista de su banda: “Estuvimos un año buscando un guitarrista que reemplazara a Eduardo Rogatti y no encontrábamos ninguno. Hay pibes muy virtuosos, muy grosos, pero les faltaba esa onda setentista que tanto me gusta a mí. Finalmente dimos con Kubero y, la verdad, no hay tantas diferencias entre él y el gordo Rogatti.”