Martes, 12 de noviembre de 2013 | Hoy
MUSICA › MUSICA > BECK PRESENTARá UN SHOW ACúSTICO PARA CERRAR EL PLANETA TERRA FESTIVAL, EL JUEVES EN TECNóPOLIS
El rubio cantante repasa su actividad en los cinco años que lleva sin publicar álbumes y habla del estado actual de la industria musical. “Muchos de nosotros estamos tomándonos un tiempo para aclimatarnos al nuevo medio ambiente”, dice.
Por Roque Casciero
La primera vez que pisó la Argentina, allá por 2000, Beck traía un show descontracturado a caballo del disco Midnite Vultures, en el que se erigía en una suerte de Prince rubio con ganas de bailar. La segunda, abrió los shows de The Police en River con una suerte de repaso de sus hits, aunque se lo veía limitado en sus movimientos. El jueves por la noche, como cierre del Planeta Terra Festival (del que también participarán Lana Del Rey, Travis y Palma Violets), el cantante mostrará otra de las facetas de su producción: la acústica. “Desde el comienzo de mi carrera hago shows así en Estados Unidos y Europa, pero nunca había podido llevarlos a Sudamérica”, le explica a Página/12 a través del teléfono. “Y es como un costado diferente, ¿sabe? Empecé como cantante y compositor que hacía folk y blues y después eso derivó en experimentar y meter de todo lo que podía. Es como si fuera un mismo tren con dos vías distintas.”
Con una súbita excitación en su tono por lo general cansino, el “güero” de Los Angeles explica que los shows acústicos son una buena oportunidad para demostrar lo increíbles que son los músicos que lo acompañan. Y hay que creerle, los nombres hablan por sí solos. “Mi guitarrista (Smokey Hormel) tocó con Johnny Cash y Tom Waits, así que hay muchas cosas que puede hacer que son diferentes a las que hace cuando tocamos ‘Where Is At’ y las canciones rockeras. Mi baterista (Joey Waronker) tocó con R.E.M. y Thom Yorke. Son todos músicos con los que vengo tocando hace diecisiete años o algo así, y cuando tocamos sólo canciones de Odelay hay mucho que ustedes se pierden. Siempre es especial tocar para el público sudamericano y en esta ocasión lo será más por los músicos con los que voy. Son los músicos que tocaron en Sea Change, Mutations, Midnite Vultures y The Information, pero es muy raro poder conseguir que estén todos para salir de gira conmigo. Pude convencerlos porque todos ellos querían ir a Sudamérica. Los shows acústicos tienen partes tranquilas, pero también otras en las que... bueno, nos dejamos llevar. Y lo pasamos muy bien”, se entusiasma.
Beck Hansen saltó prácticamente de la nada a la pantalla de MTV (entonces poderosa en el mundo de la música) y puso a todos a cantar aquello de “Oh, soy un perdedor, I’m a loser, baby, so why don’t you kill me?”. La canción era “Loser”; el disco, Mellow Gold; el año, 1993. Casi al mismo tiempo en que jugaba en primera vía el sello Geffen, publicaba otros trabajos en forma independiente: Stereopathetic Soul Manure y One Foot in the Grave. Odelay (1996) terminó de consagrarlo, con canciones como “Where Is At?” y “Devil’s Haircut”, en las que pasaba por la procesadora años de cultura pop. Siempre presto a desmarcarse, se movió del homenaje a la Tropicalia al funk blanco, de allí a las baladas acústicas y más tarde de regreso al hip hop mezclado con folk y electrónica. Y a veces todo eso junto.
Ahora, este reconocido miembro de la Cienciología lleva cinco años sin publicar un álbum: el último fue Modern Guilt. Sin embargo, en todo ese tiempo no estuvo para nada quieto. Juntó a varios músicos de renombre en un proyecto llamado Record Club, en el que repasó álbumes completos de artistas tan diferentes como The Velvet Underground, Leonard Cohen, INXS y Yanni. También produjo a Charlotte Gainsbourg (IRM), Thurston Moore (Demolished Toughts) y Stephen Malkmus and The Jicks (Mirror Traffic). Publicó todo un álbum llamado Song Reader, sólo que en forma de partituras (“queremos que diferentes músicos las graben, pero también publicar algunas versiones que están mandando los fans, que son buenísimas”, afirma). Y en los últimos tiempos editó tres canciones (“Defriended”, “I Won’t Be Long” y “Gimme”) en vinilos de 12 pulgadas, con sus correspondientes remixes. “En realidad sí grabé discos, el tema es que no los publiqué por diferentes razones: estuve un par de años construyendo mi estudio, produje a otros artistas...”, se excusa el músico. “Tenía un disco que grabé a fines de 2008 y después de un tiempo dejó de sonar fresco para mí. Traté de publicarlo en 2010... Ahora estoy publicando canciones en mi propio sello, de a poco, pero a la vez estoy trabajando en otros álbumes.”
–Creo que de vez en cuando hay que parar y mirar cómo está el panorama. El negocio de la música está cambiando mucho, también cambia el modo en que la gente escucha. Así que pensé mucho acerca de qué significa hacer música, de si la gente le presta atención... Da la sensación de que artistas importantes sacan un disco y al día siguiente ya nadie habla sobre eso. Eso pasó cuando salió el disco de David (Bowie)... La próxima semana van a salir quince y la siguiente otros treinta, y aparecen nuevas bandas todos los días. Entonces, siento que muchos músicos estamos tomándonos un tiempo para aclimatarnos al nuevo medio ambiente, que estamos tratando de descifrar qué significa todo esto. Como sociedad, ¿qué significa todo esto? ¿Qué le está haciendo a nuestros cerebros, a nuestros sistemas nerviosos y a nuestras almas (risas)?
–No sé si alguna vez me sentí cómodo con eso; me siento cómodo haciendo música, tocando... Creo que la mayoría de los músicos se sienten alejados del costado de negocios que tiene la música. Si dejaran a todos los músicos por las suyas para que crearan un “negocio de la música”, no tendría nada que ver con como es ahora. Estamos en un negocio creado precisamente por gente de negocios, de marketing. Y así es como funciona el mundo, porque la música es como cualquier otro producto que tienen que vender: tienen que pensar en cómo hacérselo llegar a la gente. Pero si dejaran a los músicos, sería algo completamente diferente, estoy seguro. Voy a tratar de tenerlo en mente.
–Es inevitable, es algo que se viene, nos guste o no. Pero esto sí me plantea la pregunta de cómo puedo sostenerme, porque lo que me paga Spotify no me alcanza siquiera para pagarles a los músicos que tocan conmigo ni a la gente que trabaja en los discos. El modelo todavía no funciona, así que tendremos que imaginar modos en que la gente nos ayude a hacer discos gratis o que cobre mucho menos... Pero del modo en que es ahora no funciona. Alguien va a tener que ceder. Si yo tratara de hacer mis discos con lo que me paga Spotify, no lo lograría. No podría contratar a otros músicos ni a alguien que lo masterice, debería hacerlo todo yo... Cosa que mucha gente está haciendo y que está bien, pero que simplemente genera otro tipo de música.
–Sí, hice eso durante un par de años, pero no podía bancar a mi familia con el trabajo de productor. Me encantaría dedicarme más a eso porque adoro estar cerca de otros músicos y ayudarlos a hacer sus discos, me resulta muy gratificante, pero es difícil hacerlo funcionar. Muchas bandas están buscando gente que trabaje gratis en sus discos, pero así no se puede pagar el alquiler (risas). A mí no me motivaba eso, simplemente traté de hacer cosas que se sintieran bien, que tuvieran vida. Lo que busco es que haya vida, tanto al hacer música como al ayudar a otros a hacerla. Pero creo que lo más triste respecto de streaming es, como usted dijo, el tema de la calidad sonora. He hablado con muchos músicos e ingenieros al respecto y cuando comparás es completamente diferente. Es como mirar El ciudadano en tu teléfono. ¡Eso es lo que está escuchando la gente! Si viene a mi casa, puedo hacérselo escuchar de otro modo: tengo mis canciones del modo en que fueron diseñadas, que no es como las escucha la mayoría de la gente. Con suerte, encontraremos el modo de cambiar eso.
–Claro, porque es inconveniente, aunque es un hermoso objeto y creo que va a perdurar más que el CD. Pero hay muchas oportunidades para mejorar los archivos digitales y sé que Neil Young está trabajando en un sistema para eso. Con el tiempo va a suceder y la gente volverá a enamorarse de la música.
–Con ellos hemos hecho giras juntos... A Thurston y a Steve los conozco desde hace veinte años, a Charlotte un poco menos. Simplemente es algo que siempre había querido hacer pero no había tenido tiempo por mi carrera. Entonces, en los últimos cinco años decidí tener más tiempo para dedicarlo a la producción de esa clase de material. Creo que fue saludable estar del otro lado del vidrio en el estudio: gané perspectiva, además de haber ayudado a otros. Cuando sos el que estuvo haciendo música y tuvo otra gente que lo ayudara, es saludable dar vuelta la tortilla.
–¿Dónde lo leyó? Me causa curiosidad... ¿Fue en Internet?
–Es interesante (se ríe) cómo se especula en Internet... (baja la voz). Pero sí, tuve ciertas lesiones, tuve un daño severo en mi espina dorsal, pero ahora está mejorando, por eso estoy de regreso en la música. Fue una larga, larga recuperación. Ultimamente me he concentrado en tocar la guitarra. No creo que pueda volver a moverme como antes, aunque sí puedo dar mucho arriba del escenario.
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