Lunes, 23 de julio de 2007 | Hoy
MUSICA › ENTREVISTA A RICARDO SOULE, EL LEGENDARIO EX INTEGRANTE DE VOX DEI
Se despega de sus antiguos compañeros, a quienes acusa de seguir tocando “más de lo mismo”, y apunta al estado actual de la escena rockera. En la presentación de su nuevo proyecto, no obstante, tocó clásicos de La Biblia, mechados con canciones actuales.
Por Cristian Vitale
El lugar es chico, casi de café concert... una cueva agradable de la Avenida Corrientes. Prima la oscuridad y el cartel de publicidad, ubicado al costado del escenario, es todo un emblema de la era preconsumismo sofisticado: está escrito con fibra y anuncia una casa de instrumentos de Quilmes, tierra del que canta. Casi una rémora de otros tiempos. La sala está llena (target 40 para arriba), están todos sentados y el movimiento de cabezas se masifica cuando Ricardo Soulé toca alguna que sepan todos. Ocurre con “Génesis”, cuya versión es adornada por los giros inesperados de la guitarra de su hijo Gabriel y un dueto vocal impecable; también con “Ritmo y blues con armónica”, tema clave del disco Jeremías pies de plomo (1972), “Presente” o “Las guerras”, el tema de trinchera de La Biblia. El compositor accede sin drama al pedido de temas viejos. Dice que son “hijos de otra naturaleza” y que sería una necedad negarlos. El problema no es con ellos sino con la otra parte de sus padres: Willy Quiroga y Rubén Basoalto. Calmo y satisfecho, después del show, Soulé anuncia que la separación de Vox Dei –cuya parte sobreviviente está conmemorando sus 40 años de vida– es total y presenta su nuevo proyecto: La Bestia Emplumada.
Se suceden los temas y el set no baja un solo decibel. Es ultraeléctrico. A la guitarra pirotécnica de Gabriel se le suma la solvencia de la base (César Colautti en bajo y Chris Nable en batería) y, por momentos, aparecen más hijos: Vicky en coros, Iván... la banda es casi un clan (ver aparte). El clima, rock y bastante fuerte, contrasta con la explicación “estética” de la separación del grupo –vigente– más viejo del rock argentino. Si para Quiroga y Basoalto el divorcio se relaciona con distintas maneras de ejecutar música, para Soulé radica en causas éticas. “Vox Dei tiene un hilo argumental que lo diferencia del resto de la música que se tocaba en los ’70. Ni Willy ni Rubén supieron reconocer eso y fue lo que nos llevó a una separación parcial, que ahora es total. No es si toco fuerte o no, sino el fondo: para mí es más importante la parte literaria de Vox Dei que la musical, fue lo que más se arraigó en el corazón de la gente, pero eso nunca fue asumido por ellos. Ahora somos prácticamente tres desconocidos”, sentencia.
–¿Le molesta que sigan usando el nombre?
–Se lo tendrían que haber cambiado. No sé... que se pongan Los Tres Atorrantes. Ni siquiera Mach 4 –nombre original del grupo–, porque no representan eso, sino un tópico. Están tocando más de lo mismo, entonces yo nunca voy a poner mi guitarra y mi voz para hacer más de lo mismo, bajo el nombre de Vox Dei. Me daría vergüenza. No podría ponerme a tocar de manera tópica como un grupo más de este pseudo rock, que se escucha hoy.
El cerebro de La Biblia se muestra hipercrítico con el actual estado del rock. Como ciertos analistas de la época post-punk, lo considera como un género colapsado, muerto. “El rock nunca estuvo separado de la realidad social, política o cultural. Para mí, hoy está representado por un joven con la cabeza gacha mirando un trozo de plástico en el cual digita un mensaje, que probablemente nadie lea. Hay una oferta enorme de discos que probablemente nadie escuche, y de letras que probablemente nadie entienda. No es una crítica sino un lamento de ver como un género se va apagando: así habrá pasado con el barroco, el romanticismo, el modernismo y es lo que está pasando con el rock. Está entrando en una frecuencia de lapidación a través del consumo.”
La Bestia Emplumada, su proyecto de rock, alude a la criatura mitológica que acompaña a Jeremías en la cruzada justiciera que dio argumento a la canción, compuesta poco después de La Biblia. Para arqueólogos rockers es buen dato reenterarse que ambas criaturas son imaginarias, pero que denuncian un estado de cosas. “Jeremías es alguien que nació en el proceso, bajo una situación completamente adversa, cuando el hecho de tener pantalones ajustados y el pelo largo era condición de ser arrestado. El viene a traer justicia a un mundo que no la tiene, y su compañero de lucha es la bestia emplumada... me pareció un nombre descriptivo para poder nombrar al grupo, porque es lo que me acompaña para traer un mensaje de origen filosófico y musical”, explica. El grupo ya tiene material editado en vivo (Soulé en Río Turbio, Melopea) y está grabando su Ópera prima en estudio: Buddy Midler, otro personaje creado por la imaginación de Soulé.
Soulé anuncia la historia de su nueva criatura como una obra cuasi conceptual “a contramano” del mainstream, recuperadora de una vieja forma de componer. “Yo no sé si debería volverse a esa forma de componer, simplemente es la que me entusiasma a mí... y no creo ser tan necesario. Pero para mí sí es muy importante tener el espacio aéreo de un disco para poder expresar a nivel literario ideas que no se corresponden a los tres minutos que dura una canción. En realidad, creo que soy un novelista, pero toco la guitarra porque me da vergüenza decir que soy un novelista. Prefiero decir que soy un rocanrolero, cuando en realidad soy un escritor que se esconde detrás de la guitarra eléctrica para dar rienda vuelta a su imaginación”. La Bestia Emplumada también toca canciones repartidas entre los cuatro discos que Soulé lleva grabados como solista (Vuelta a casa, Romances de gesta, Ricardo Soulé y Osadía, un disco de cuerdas inédito en Argentina). Suenan “El cantar del juglar” –grabado junto a Edelmiro Molinari una semana antes de la guerra de Malvinas–, “La taberna del tejo” y otro con una frase que asusta un poco: “Es un dragón, brasas en los ojos / es el dragón que aterra al Islam”. Se llama “El dragón furente”, y Soulé la compuso en alusión al Cid Campeador, el guerrero que defendió los reinos de Castilla y León de las invasiones musulmanas, en pleno medioevo. “En el momento que la escribí –explica– el Islam apenas asomaba en Occidente. Ahora, tomó un cariz tan fuerte y protagónico que la frase suena más fuerte. Pero solo hace hincapié en la lucha del Cid tratando de echar a los invasores islámicos. Se llama el dragón furente, porque el Cid tenía como emblema un banderín con un dragón arrebatado de furor. Representa el rol que jugaba ante sus adversarios. Aterraba sólo con verlo, pese a ser muy inferior en táctica, armamento y número de hombres.”
La única canción inédita del set es “El blues de Ranelagh”. La banda parece incendiarse. “El tema tiene como 20 años y lo hice cuando vivía allí. Ranelagh para mí era como una especie de Chicago para los negros estadounidenses: venían Pappo, Molinari, Javier Martínez, los chicos de El Reloj. Incluso jugábamos al fútbol en patas y comíamos asado debajo de los pinos. Con Pappo de nueve y Javier en el arco, hacíamos partidos que sería mejor olvidar por la salud de nuestro fútbol (risas).”
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