Días antes de la tragedia que se cobró la vida de doce personas –entre ellas las de nueve estudiantes y una docente del colegio Ecos–, un alumno escribía: “Me hace feliz poder ir y ayudar a personas que tienen una vida tan diferente a la mía”. La frase sintetizaba el entusiasmo de un adolescente ante la inminencia de aquel viaje en el que un grupo de jóvenes llevaría alimentos, ropa y útiles a la escuela rural El Paraisal, en la provincia de Chaco. Por aquellos tiempos nadie sospechaba que en el camino de vuelta el ómnibus que transportaba a los chicos chocaría con un camión conducido por un chofer alcoholizado. A un año del accidente, la palabra ayudar volvió a aparecer, esta vez leída por los compañeros de los pibes que ya no están.

Y sonó con fuerza suficiente como para clavarse en los oídos de las más de cuatro mil personas que asistieron al Estadio Obras. Gambeteando el llanto, chicos y grandes rindieron homenaje a aquel puñado de almas solidarias, en una noche que contó con el aporte de León Gieco, el Flaco Spinetta, Javier Malosetti, Andrés “Ciro” Martínez, Divididos, Los Auténticos Decadentes, Los Tipitos y Arbol, entre otras personalidades. Cerraba así el primer Día del Estudiante Solidario, que recibió el apoyo del Ministerio de Educación y que también ofreció la oportunidad de promover la campaña de seguridad vial Manejando a conciencia.

Cerca de las 19 Ricardo Mollo, guitarra y voz líder de Divididos, salió al frente diciendo que aquélla no era sólo una jornada de rocanrol. “Hoy vamos a tocar para que los legisladores dejen de dormir la siesta y hagan lo que tienen que hacer”, lanzó. Lo escuchaba en silencio un público que acercó alimentos no perecederos y plantó masivamente firmas a favor de un petitorio que exige a los gobernantes considerar la seguridad vial como una cuestión de Estado. Por el escenario ya había pasado la banda Vento, que cuenta entre sus integrantes con el hermano de una de las víctimas. También había hablado la docente Charo Turza, quien junto a sus alumnos de la escuela 656 de El Sauce, en Corrientes, recuperó la historia de los chicos de Ecos para iniciar una campaña provincial a favor del respeto por los demás en la vía pública.

Con el correr de la tarde llegaron Arbol y Los Tipitos que, como bandas ruteras que son, reconocieron los riesgos que corre hoy un argentino que quiera transitar el país, especialmente si es joven. Cada tanto, se presentaban spots televisivos en los que podían identificarse protagonistas de la cultura, el deporte y los medios, que en algunos casos –como el de Silvina Chediek, Andy Kusnetzoff y Ernestina Pais– hicieron también las veces de presentadores de los distintos números. A su tiempo se leyó la declaración que una sobreviviente del choque trajo desde Ginebra, tras participar en la última Reunión Mundial de Jóvenes por la Seguridad Vial de Naciones Unidas. Entre otras demandas, el documento exhorta a periodistas, artistas y publicistas a dejar de asociar glamour con alcohol y velocidad.

La noche ya había caído sobre Buenos Aires cuando surgieron de entre bambalinas León Gieco, Javier Malosetti y el cantante de Los Piojos, Andrés “Ciro” Martínez. Juntos asociaron la desidia vial que impera en las calles argentinas con el desinterés por el otro y la atomización social que vienen penetrando a la sociedad desde hace décadas. Sumó su voz Juan Carr, titular de la Red Solidaria, que repasó el camino recorrido junto a los padres de los chicos afectados por la tragedia. De esta manera se fueron mechando adhesiones de la más variada extracción y en diferentes formatos.

Cerca de la medianoche Spine-tta elevó los decibeles de una sensación agridulce que no terminaba de ubicarse entre el optimismo que transmite el arte y la pena por tantas muertes evitables. El Flaco arrancó con “A descifrar”, un tema de Benjamín Bravo de la Serna, uno de los muchachos fallecidos en el accidente ocurrido hace doce meses. Le siguieron “Durazno sangrando” y una versión muy oscura de “Ana no duerme” que contó con el aporte de otro integrante del clan musical, Valentino.

La reunión adquiere un tamiz especial si se tiene en cuenta que, según la Organización Mundial de la Salud, todos los años mueren en el mundo más de un millón de personas por accidentes de tránsito. El dato que cierra el círculo tiene que ver precisamente con los jóvenes. A pesar de que los accidentes viales representan en Occidente la primera o la segunda causa de muerte –dependiendo del país– entre quienes tienen 5 y 29 años, el problema no aparece en películas y es negado en las publicidades y los medios. Teniendo en cuenta ese contexto, la propuesta de la Asociación de Familiares de Víctimas de la Tragedia de Santa Fe se articula a partir de la educación, el reforzamiento de las sanciones, la mejora en la legislación y la puesta a punto de una infraestructura adecuada. Un camino de lucha concreto para ganarle al menos una batalla al dolor.