Miércoles, 25 de marzo de 2009 | Hoy
CINE › HOY ARRANCA LA VERSIóN 2009 DEL INMENSO FESTIVAL PORTEñO
La undécima edición –que se inaugura hoy y se extiende hasta el domingo 5 de abril– volverá a representar, para el público porteño, la misma excepción cultural que viene significando desde hace exactamente diez años, cuando se celebró la primera.
Por Horacio Bernades
Parecerse a sí mismo, ¿es signo de coherencia o de estancamiento? ¿Debería cambiar el Bafici, reinventarse año a año, para no tornarse conservador y repetitivo? ¿O es ese un reclamo desmedido, para el Bafici o para cualquier otra cosa? En tal caso, ¿no se reinventa el Bafici cada año, al rediseñar su programación, incorporando nuevas secciones, ajustando focos, ampliando criterios de inclusión? Un simple vistazo sobre la grilla permite comprobar que, películas más, retrospectivas menos, la undécima edición del Bafici –que se inaugura oficialmente hoy a la noche, extendiéndose hasta el domingo 5 de abril– volverá a representar, para el público porteño, la misma excepción cultural que viene significando desde hace exactamente diez años, cuando se celebró la primera edición. Excepción a la undécima: daría la sensación de que más que sumar, cada nueva edición potencia aquel impulso inicial.
Dirigido por segunda vez por el crítico, investigador y docente Sergio Wolf y manteniendo el mismo equipo de programadores de los últimos años, algo más de 400 películas (sumando largos, medios y cortometrajes) se desplegarán primero en veinte salas, para reducirse más tarde a quince. Es que por primera vez las autoridades del Hoyts Abasto parecen reconocer las importantes cifras de concurrencia que les aporta el festival porteño, otorgándole las doce salas del complejo durante la primera semana. En la segunda semana, sólo siete salas estarán disponibles para el Bafici. Al centro de operaciones del Hoyts se suman las dos salas del Atlas Santa Fe, la Lugones, el Malba, la Alianza Francesa, el Teatro 25 de Mayo (donde hoy a la noche tendrá lugar la inauguración oficial, sólo para invitados) y, debutando en reemplazo del cine Cosmos, las dos salas del Arteplex Caballito. Con entradas a ocho pesos (seis para estudiantes y jubilados), la oficina de prensa del festival reportó, para el primer día de venta, una cifra record, que supera en un 30 por ciento la del año pasado.
A mayor cantidad de entradas vendidas, igual presupuesto. Como el año pasado, el festival contó para su realización con tres millones de pesos, aportados por el gobierno de la ciudad. Teniendo en cuenta no sólo la inflación interna a lo largo de 2008, sino el constante aumento de los derechos de exhibición o screening fees, el congelamiento presupuestario implica, en los hechos, una reducción de un 20 o 25 por ciento con respecto a la edición anterior. En conferencia de prensa, el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, resaltó el cuidado puesto para que los recortes no afectaran la programación, sino sólo los gastos administrativos. Sin embargo, que una de las retrospectivas esté dedicada a una obra tan universalmente conocida como la de Charles Chaplin y haya focos sobre cineastas cuya carrera se reduce, hasta la fecha, a dos o tres largos, hace pensar que tal vez la programación no haya quedado totalmente a salvo del achique.
Como lo viene haciendo desde hace unos años, el 11º Bafici ofrecerá tres selecciones oficiales competitivas: una internacional, una argentina y Cine del Futuro, integrada por títulos terminados en digital. A partir de esta edición, las tres otorgan premios, ya que a los de la selección argentina (concedidos por el Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y las Ciencias, Kodak y Metrovisión) y Cine del Futuro (entregado por el canal de cable I-Sat) se le suma el compromiso de distribución comercial para una de las películas de la competencia internacional, asumido por la compañía local ZFilms. Se trata de una iniciativa que, de ser imitada, permitiría empezar a “drenar” parte del Bafici hacia la cartelera de estrenos, llenando un hueco que hasta el momento se parece a un abismo.
Tres películas argentinas en competencia en la Selección Internacional (más una fuera de competencia), once en la Selección Argentina (más una fuera de competencia), dos más en Cine del Futuro y dos exhibiciones especiales (El niño pez, de Lucía Puenzo, y Nunca estuviste tan adorable, de Mausi Martínez), además del ya habitual doble estreno de Raúl Perrone, confirman al Bafici como importante vidriera para el cine local. El hecho de que la enorme mayoría de estas películas sean estrenos internacionales no hace más que confirmarlo. Entre ellas, habrá que prestar atención a las conspiraciones sexuales a tres puntas de Plan B, a Reencuentro, de Ezequiel Acuña, a la recuperación de la figura de Néstor Perlongher en el documental Rosa patria y a La madre, lo nuevo de Gustavo Fontán (el de El árbol y La orilla que se abisma).
Esa vidriera tiende a expandirse, haciéndole lugar al resto de la región. Con el chileno expatriado Raúl Ruiz de cuerpo presente (y con parte de su gigantesco cuerpo de obra presente también), el cine del otro lado de la cordillera, actualmente en ascenso, hará pie en varias secciones del festival. Lo encabeza, en la Selección Oficial Internacional, la resonante Tony Manero, pero también habrá que prestar atención a La nana, que viene de ganar dos de los premios mayores en la última edición del Festival de Sundance. Un caso semejante es el de la uruguaya Gigante (dirigida por el argentino Adrián Biniez), que se llevó tres premios de la última edición de Berlín y tiene a su cargo la apertura del festival.
La también uruguaya Acné, las mexicanas Parque Vía y Los herederos, la retro dedicada a los documentalistas chilenos Bettina Perut e Iván Osnovikoff y el documental sobre Naomi Kawase, dirigido en Japón por el chileno Christian Leighton, son otros jalones de esa creciente voluntad de representación regional.
Saliendo de Latinoamérica, la grilla del Bafici vuelve a ofrecer una amplia y diversa pesca de altura. A la hora de dar nombres, éstos podrían agruparse en tres categorías, que bien pueden pensarse como círculos concéntricos. En un primer círculo, los grandes autores, cuyos nombres el público medio del festival es capaz de pronunciar sin temor a equivocarse: Kiarostami, Kitano, Oliveira, Ruiz (siete películas repartidas por toda la grilla, incluyendo primeros y últimos films), Rohmer, Varda, Rivette, Straub-Huillet (con la retrospectiva más completa ofrecida hasta ahora en Argentina), Jean Eustache (retro + libro), Ferrara, Guy Maddin, Skolimowski, Mograbi, Claire Denis.
En un segundo círculo, o círculo íntimo, autores de nombres ligeramente menos rutilantes, a esta altura verdaderos “abonados” al Bafici: Philippe Garrel, Ron Mann, Raymond Depardon, Christian Petzold, Harun Farocki, Catherine Breillat, Arnaud Desplechin, Jem Cohen, James Benning, el catalán Albert Serra, el filipino Lav Díaz, el propio Perrone. El tercer círculo del Bafici es el de los nombres a descubrir, equivalente al área que en el ámbito de las grandes empresas se llama “desarrollo de nuevos productos” y que constituye toda una punta de lanza del festival.
Entre esos nombres deberían mencionarse el del portugués Miguel Gomes (se asegura que Aquele querido mes de agosto, que se verá en la competencia internacional, es “la” película del festival), el británico Steve McQueen (Hunger, también en competencia internacional, ganó la Cámara de Oro en Cannes 2008), el israelí Ari Folman (Waltz with Bashir, que se exhibe en Panorama, es una de las películas de mayor repercusión reciente), el filipino Lino Brocka (maestro fallecido a comienzos de los ’90, enteramente desconocido aquí), el tailandés Prachya Pinkaew (de quien se verán dos películas que, dicen, representarían todo un relanzamiento para el cine de acción oriental) y la letona Laila Pakálnina y la checa Helena Trestiková, a quienes se les dedican sendos focos.
Como todos los años, varias subsecciones contenidas en la megasección Panorama acogen distintas formas del documental, el ensayo y la crónica cinematográfica, el cine político. Esas subsecciones llevan por nombres La Tierra Tiembla, Cuerpos, Lugares y Personas y Personajes y contienen más de medio centenar de cortos, medios y largometrajes. Incluyendo los últimos trabajos de los alemanes Harun Farocki y Thomas Heise y documentales tan diversos como Defamation (sobre la utilización política del antisemitismo), California Company Town (sobre las fábricas abandonadas de la Costa Oeste de los Estados Unidos), Je veux voir (sobre un viaje de Catherine Deneuve al Líbano de posguerra) e In the Holy Fire of Revolution (sobre la carrera política de Gary Kasparov), para elegir apenas unas pocas muestras de un archipiélago inmenso.
Habrá una sección de películas sobre el cine, las habituales dosis de música en la muestra respectiva, cine queer (con la cineasta y militante feminista y lesbiana Su Friedrich a la cabeza), películas para niños piolas (una nueva sección, llamada Baficito), las habituales bizarrías de Nocturna (incluyendo al mencionado Prachya Pinkaew, una de cuatro horas del nipón Sono Sion y un documental del canadiense Ron Mann sobre el adecuado uso de los hongos) y una paralela de más de veinte películas dedicada a las relaciones entre cine y fotografía. Curada por Bernard Benoliel, de la Cinématheque Française, esta última incluye Letter to Jane, de Godard, un inédito de Chris Marker, un mediometraje sobre una película inédita de F. W. Murnau y la reconstrucción, fotograma por fotograma, de la inconclusa El prado de Beijin, de S. M. Eisenstein.
En una palabra y como de costumbre, a correr que empieza el Bafici.
Programación, horarios y venta de entradas, en www.bafici.gob.ar
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