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Lunes, 10 de mayo de 2010

CINE › ESTRENO DEL DOCUMENTAL EL ALMAFUERTE

Entre los muros de la exclusión

Egresados de Comunicación Social cedieron la cámara a detenidos en un instituto de menores, que produjeron un corto. “Trabajando la palabra, lográs espacios donde retrocede la violencia”, coinciden Andrés Martínez Cantó, Santiago Cabrera y Roberto Persano.

 Por Oscar Ranzani

“Me parece que el documental está bueno porque lo hicieron un par de pibes como yo y sirve para mucha gente que, capaz, piensa que somos delincuentes, pero se tienen que dar cuenta de que somos personas.” Este genuino testimonio pertenece a Juan M, un joven privado de su libertad y encerrado en el Instituto de Menores Almafuerte, situado en la localidad de Melchor Romero, de la provincia de Buenos Aires. Tanto Juan como sus compañeros hicieron una crítica de El Almafuerte, documental de tres egresados de Comunicación Social (UBA): Andrés Martínez Cantó, Santiago Nacif Cabrera y Roberto Persano. El trío decidió saltar el muro de la exclusión para mostrar en sociedad cómo, cuando hay una propuesta estimulante, los chicos menores privados de su libertad pueden tener una creatividad a prueba de toda clase de prejuicios. Es que estos tres comunicadores brindaron herramientas a los jóvenes del Almafuerte para que pudieran realizar un corto que registrara el proceso de edición de la revista que escriben y diseñan en el instituto. Mientras eso sucedía, los realizadores filmaron el largo documental que se estrena hoy a las 20.30 en el Espacio Incaa La Máscara (Piedras 736).

“No queríamos ir a filmar la vida de una persona sola en particular, sino generar un proceso de creación en conjunto, desde el audiovisual. Se nos ocurrió, entonces, dar un taller de cine y video documental, para ver si los chicos se copaban y, entre todos, podíamos producir un cortometraje”, señala Martínez Cantó en la entrevista con Página/12, en la que también participan Cabrera y Persano. Los tres concuerdan en que El Almafuerte no es una idea creada por un equipo de realizadores, sino una coproducción entre los directores y los propios detenidos. “La idea era trabajar con los chicos que estaban adentro; es decir, que el proyecto del documental se hiciera en conjunto. Por eso, el cortometraje fue elaborado totalmente por ellos: el tema que eligieron, las entrevistas, el manejo de cámara y sonido. La música la hicieron ellos junto con el Chango Farías Gómez. Y editamos juntos. La idea siempre fue establecer una interacción continua”, detalla Persano.

–Podría haber sido un documental sobre historias de vida. Sin embargo, ustedes lo plantearon como un registro audiovisual del proceso de creación del corto. ¿Por qué lo decidieron así?

Santiago Nacif Cabrera: –Primero, porque justamente nos interesaba ese proceso de generación de un trabajo en conjunto. No queríamos detenernos en historias particulares, aunque después en la película se ve que van tomando protagonismo algunos chicos que participaban más en el taller, pero no con la idea de hacer historias de vida de cada uno de ellos.

–¿El medio audiovisual puede funcionar como una herramienta contra la exclusión? ¿Cómo fue en el caso de la elaboración de este documental?

S. N. C.: –Suena un poco utópico pensar que con un documental uno le puede cambiar la vida a cada uno de estos chicos que participaron en la película. Pero creo que, mínimamente, algún cambio, algún click, se les produjo durante el taller. Y ya con eso para mí es más que suficiente.

Roberto Persano: –La idea es que el documental también sirva como vínculo con el exterior, que puedan ser vistos. Así como ellos se dieron a conocer al exterior con la revista, la idea es que el documental sea otra herramienta que les permita romper los muros y puedan hacerse visibles.

Andrés Martínez Cantó: –Me quedé con algo que decía Santiago sobre si íbamos con la idea de que un documental les podía cambiar la vida a los pibes. Yo creo que todo el proceso del documental nos cambió más la vida a nosotros.

–¿Por qué?

A. M. C.: –Por lo menos yo me di cuenta de lo que implica asumir un compromiso, lo que implica un sitio como el instituto, donde hay una violencia estatal que está como a flor de piel. Al mismo tiempo te permite trabajar un modelo de Estado, de país. Ahí adentro es como una síntesis de las cosas. Y cuando recuperás un lugar que puede ser para la palabra, como es el taller de comunicación social que hace un colega, trabajás cuestiones como la mirada. Nosotros trabajamos mucho con la mirada. ¿Qué vas a filmar vos? ¿Qué ves más allá de Almorzando con Mirtha Legrand? Si trabajás la mirada y la palabra, lográs un espacio donde retrocede la violencia. Y son pequeñas batallas conquistadas. A todo esto nosotros nos dimos cuenta de que llegamos a trabajar con lo que se llama “reducción de daño”: que durante cuatro horas, dos veces por mes, ellos pudieran disminuir la presencia del encierro, que estaba presente todo el tiempo. Es decir, se trataba de sacarlos de esas veinte horas diarias que pasaban en la celda, para que trabajaran de manera grupal y cooperativa.

–¿Qué posición tienen respecto de los institutos de menores? ¿Se modificó en algo después de esta experiencia?

A. M. C.: –Nosotros discutimos mucho y hasta entre nosotros tenemos diferencias. Y está bueno. Hay debates que no hemos resuelto y no creo que vayamos a resolver en el corto plazo. Por ejemplo, con todo lo que se viene con la Ley Penal Juvenil, yo no sé qué va a pasar si hay una baja en la edad de imputabilidad de los pibes. Supongamos esto: no hay lugar en un instituto para un pibe de dieciséis o diecisiete años y cae en una comisaría. Está dos o tres semanas allí, con gente de más edad. ¿Qué pasa allí? ¿Qué pasaría con este pibe si existiese la Ley Penal Juvenil? ¿Pasaría lo mismo? Porque pueden decir: “La panacea es bajar la edad de imputabilidad a los catorce años”. Pero si un pibe de catorce años no tiene abogados por parte del Estado porque no hay presupuesto designado, no hay una Corte hecha para juzgar a pibes menores de edad, y si después no hay presupuesto para nuevos establecimientos que realmente los contengan, yo creo que es todo lo mismo: es el país de los parches. Según mi criterio, se termina criminalizando cada vez más la pobreza.

* Para conocer otros horarios y sedes de proyección consultar en www.documentalelalmafuerte.blogspot.com

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Martínez Cantó, Cabrera y Persano, egresados de la UBA, presentan hoy el film en el Espacio Incaa La Máscara.
 
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