La información dura dice que hoy a las 22.15 volverá a Canal 13 ShowMatch. Claro que no se trata solo del comienzo de la 19ª temporada del ciclo, que irá lunes, martes, jueves y viernes. Su regreso marcará el inicio de debates y polémicas que alimentarán horas televisivas y hojas de papel. Una vez más las preguntas se harán inevitables: ¿qué es lo que hace que un ciclo que muestra con aires de entertainment mujeres bonitas en poca ropa se mantenga al aire durante casi dos décadas? ¿Qué fenómeno, televisivo, social o cultural, puede explicar la vigencia de un programa cuyo aporte a la sociedad argentina es escaso o nulo, plagado de excesos en cámara, comentarios discriminatorios y chistes de mal gusto? ¿Representa el consumo “cultural” del ciudadano medio argentino? ¿O trascendió gobiernos de distinto color gracias a una fina estrategia de Marcelo Tinelli, que con su esquema de alianzas logró ser parte de la agenda de los medios más amarillos y llegó a ser tema de debate político durante el mandato de Fernando De la Rúa?

Cada vez más volcado al escándalo, que en los últimos dos años se convirtió en sostén de su rating y su presencia en diarios, revistas, programas de TV y de radio, ShowMatch revivirá el debate de cada año. Es que si durante la primera parte de los ’90 encajaba en las formas del menemismo para mantener anestesiada a una sociedad bajo la ilusión del 1 a 1, ahora el programa –con diferente fórmula– es ingrediente esencial de una TV autorreferencial, chatarra y prisionera del rating. En ese contexto, sumado al bienestar económico de años de crecimiento, el programa se presenta una vez más –pero por distintas razones—, como el pasatiempo favorito, objeto de deseo de los medios. Reforzando la máscara del “gran show” que su mentor repite una y otra vez, ShowMatch 2008 dará un paso más allá con el ingreso a Bailando por un sueño de “artistas” internacionales. El elenco incluye a la ex actriz porno y diputada italiana Cicciolina, el cantante y pianista ciego Serafín Zubirí (finalista de la versión española), la actriz paraguaya Gabriela Bo (ex de Cristian Castro), la modelo Eunice Castro (cuyo mérito es ser ex novia de Jorge Rama, actual de Susana Giménez) y la modelo chilena María Eugenia Larraín. La que no estará, pese al millón de verdes argumentos, es Cecilia Bolocco, que prefirió evitar instalarse en Argentina y exponerse mediáticamente.

El staff de 32 participantes que bailarán, discutirán y se convertirán en la comidilla de los medios aliados a Tinelli se completa con personalidades más o menos conocidas de la farándula local, con un pasado y presente de potencial foco de conflicto, además de curvas para el primer plano. Las actrices Millie Stegman, María Fernanda Callejón, Gladys Florimonte y Verónica Varano; las modelos Dolores Barreiro, Carolina “Pampita” Ardohain, Florencia Gómez Córdoba, Sofía Zámolo, Carolina Baldini (ex de Diego Simeone), Karina Jelinek, Natalia Fassi y Marianela Mirra; las vedettes Jessica Cirio, Sabrina Rojas, Evangelina Anderson, Natacha Jait, Valeria Archimó, Victoria Vanucci, Belén Francese, Mónica Farro, Fernanda Vives y Adriana Aguirre. Marcelo De Bellis, Jorge Ibáñez, Pablo Ruiz y Daniel “La Tota” Santillán completarán el elenco masculino.

Para que nada de todo esto pase inadvertido, ShowMatch 2008 contará con una escenografía que decorará la pista de baile de 400 metros cuadrados montada en Ideas del Sur. Con desarrollo escenográfico de Juan Carlos Baglietto, habrá una pantalla de alta definición de 32 paneles y un peso de 7 mil kilos, que irá acompañada de 120 luces y un sistema de sonido Line Array que es la envidia, incluso, de los mismísimos estudios de la BBC. Un equipamiento desmesurado para lo que se termina viendo, pero cuya ostentación suma a la idea de aparentar un big show al estilo de la RAI. Con los inefables Gerardo Sofovich, Moria Casán, Carmen Barbieri y Jorge Lafauci como miembros del jurado, Bailando... dará comienzo a un año que redoblará la apuesta de escándalos a granel con Patinando por un sueño y un concurso de comedia musical para el segundo semestre. Con su fórmula de griterío, semidesnudos y un humor básico y discriminatorio, el gran show de la TV está por comenzar. Con él, se pone en marcha esa maquinaria que da sólidos argumentos para realimentar aquello de la caja boba.