Lunes, 25 de agosto de 2008 | Hoy
Promediando agosto, da la sensación de que el 2008 no fue muy pródigo en convenciones y encuentros dedicados a la historieta. Un repaso rápido por el calendario porteño muestra a Viñetas Sueltas y el 3º Encuentro Iberoamericano de Comic y Animación en el haber, y en lo que falta de este año olímpico cabe esperar los festejos del Día de la Historieta y una nueva edición de Animate. Los editores, sin embargo, dan por tierra categóricamente con esta sensación. Meriggi, por ejemplo, se pone a enumerar los eventos que visitará en los próximos meses y prácticamente todos resultan ser en el interior del país. “No sólo no hay menos eventos, sino que hay muchos más y hasta me parece que están exagerando en la cantidad”, evalúa.
“¿Sabés qué pasa? –plantea el de Domus–, hay muchos que ni nos enteramos, que ni la gente del barrio sabe, están en la misma cuadra y ni idea que existen.” “Ese es un problema de difusión”, apunta crítico Muñoz. “Pero eventos hay un montón –sigue Casanova–, yo hasta hice la prueba de ir a algunos de diseño gráfico y tuve muy buena recepción.”
Otro aspecto de debate sobre los eventos es si deben ser pagos o gratuitos. Casanova y Dassance prefieren estos últimos como forma de atraer al curioso, a las familias y “a la persona común y corriente”, como parte del proceso de recuperación del lector. Muñoz, organizador de Animate (con entrada paga), marca una diferencia del público al que apuntan y los productos editados por cada sello. “Domus y Ex Abrupto no apuntan al fandom consumista, que es el que va a los eventos pagos grandes, donde se vende más el manga japonés o el comic norteamericano, porque va el pibe que se gasta 500 mangos en eso o en merchandising. Son más masivos en cantidad de gente, pero más acotados en su target.”
De cualquier modo, todos participan en ambos tipos de encuentros, incluso Casanova concede que aquel en que más vendieron “fue el último Animate”. Meriggi los sintetiza como una oportunidad más para darse a conocer. “Una traba grande que tengo es que no hay plata para publicidad, entonces cualquier difusión vale”, comenta. Dassance elogia también el rol que tienen los centros culturales en la organización de estos eventos, porque “llevan un público que es habitué del lugar y va a ver qué hay”. “¡Que vivan los centros culturales!”, grita Meriggi.
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