Después de varias demoras debido a la emergencia sanitaria por la gripe A se inauguró el primer festival multidisciplinario Venga y vea, en el Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi), que ocupa un sector del predio de la ex Escuela de Mecánica de la Armada y coordina en el área teatro el actor y director Guillermo Parodi. Los ya instalados alcanzaron nivel internacional como el Festival Beckett, dirigido por Patricio Orozco, y el de Títeres para Adultos que viene organizando El Bavastel, grupo fundado por Carolina Erlich. Continuaron los ciclos y encuentros en la Casa del Teatro y los institutos culturales (el Goethe, entre otros) y se recuperó el género biodrama (que fuera eje de importantes ciclos) con Mi vida después, de Lola Arias, espectáculo creado con el aporte de cartas de los actores y biografías personales. Bajo la denominación de ciclo (Entre lo mítico y lo cotidiano), dos elencos ofrecieron piezas de Bea Odoriz (Ten piedad de mí) y Alberto Muñoz (Antígonas, dirigida por Leonor Manso). El comité organizador de Teatro por la Identidad debió optar por una nueva estrategia para difundir su tarea. Sin obras ni salas para armar un ciclo, programó lecturas en los teatros, recibiendo el apoyo de los elencos y empresarios de sala. Circunstancia que permitió evaluar adhesiones y rechazos.