Miércoles, 4 de septiembre de 2013 | Hoy
HISTORIETA
No hace falta retroceder tanto para ver los cambios notorios en la historieta argentina. No es necesario caer en los años lúgubres de la apertura indiscriminada a los comics norteamericanos y las ediciones mexicanas. Alcanza con ver, nomás, cinco o seis años atrás:
- Hace cinco años no existían el Archivo Nacional de Historieta y Humor Gráfico en la Biblioteca Nacional ni el Museo del Humor (MuHu) como parte de los museos oficiales porteños, ni había leyes que establecieran efemérides para la historieta. Tampoco había apoyos explícitos y regulares a festivales del ramo. Aunque sigue faltando cierta organicidad, hoy este respaldo estatal existe.
- Hace cinco años no existía Crack Bang Boom. Ni Comicópolis, ni San Luis ComicCon, ni Dimensión Comics (en Salta) o Unocomix (en Mendoza), todos ellos con algún aporte oficial. Tampoco había un Festival de Historieta en la Feria del Libro Infantil y Juvenil ni eventos como Animate, el Festival Increíble o Dibujados. Hace seis años, en cambio, llegaba a su fin el rosarino Leyendas.
- Hace cinco años era inimaginable que el sector lanzara al mercado un centenar de títulos sólo de autores argentinos. Si algo circulaba aquí era importado, o de autores extranjeros, o de firmas consagradas. En 2012 la cuenta llegó a 107 títulos, superando en un 30 por ciento lo alcanzado en 2011. Este año la proyección permite estimar una cifra similar de libros, revistas y publicaciones.
- Hace cinco años era impensado tener un programa de televisión dedicado a la historieta. Continuará, en el Canal Encuentro, ya va por su cuarta temporada y sigue produciendo capítulos. Además, Pakapaka pronto lanzará una serie de micros basados en la tira Batu, de Tute, y el Incaa subsidió la producción de capítulos piloto para distintas series animadas basadas en historietas: Escuela de monstruos y Mayor y menor.
- Hace cinco años era un sueño contar con sellos como LocoRabia, Llanto de Mudo, La Duendes, La Pinta, Dead Pop, Agua Negra y Editorial Común. Hoy estos nombres son puntales del sector junto a firmas ya establecidas, como Historietas Argentinas o Ediciones de la Flor. Y su consolidación anima a asomarse a los grandes grupos editoriales, como Random House Mondadori o Norma, que aún intentan desentrañar la lógica del mercado de las viñetas.
¿Cómo estará el sector en 2018?
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