Sábado, 26 de abril de 2008 | Hoy
OPINIóN
Por Patricio Lorente *
Hoy no hay mucho para festejar: empujados por las corporaciones más poderosas, gobiernos y parlamentos van exacerbando las restricciones vinculadas a estas instituciones legales y procuran crear mecanismos de control que arrasan con los derechos civiles.
El derecho de autor, pensado originalmente como regulación industrial para establecer reglas de competencia entre empresas editoriales, hoy es esgrimido para restringir el acceso al conocimiento y a la cultura; se reclama como derecho natural por la industria de contenidos, alimenta a empresas monopólicas y se proclama que para garantizar el cumplimiento de sus exigencias es menester controlar las comunicaciones privadas de las personas, convirtiendo a Internet en un inconcebible panóptico.
El régimen de patentes está ampliando sus alcances donde el límite no es el absurdo (¿sabe usted que el procedimiento conocido como doble click que usted realiza con el mouse de su computadora está patentado?) sino la vida misma: tal es el caso del patentamiento de cadenas de ADN, de tejidos y de seres vivos.
Patentes, derechos de autor, derechos de obtentor: son todos regímenes legales muy distintos. Sin embargo, nacieron con el objetivo común de favorecer la innovación y la competencia pero evolucionan con una preocupante tendencia también común: convertirse en herramientas legales de privatización de la vida y del conocimiento.
* Presidente de Wikimedia Argentina.
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