Reflexionando sobre lo que me pasa en cada función les digo: a la hoguera el pasado. Pero no como olvido, olvidar, si acaso es posible olvidar del todo, nos perjudica más de lo que nos alivia. Yo digo a la hoguera pero como combustible, como motor, que se queme el pasado para transformarse en la fuerza necesaria para avanzar. Que no nos capture, que le dé impulso al presente para afrontar, seguir, superar. Y a la hoguera todo tipo de pasado, también una puede quedarse detenida en aquello bueno que alguna vez fue, en un ayer con mejor sabor que hoy. Aunque permítanme creer que, incluso cuando lo parece, es mentira que todo tiempo pasado fue mejor, y que es el presente, el que en realidad llevará siempre las de ganar por ser el perpetuo contenedor de la mejor versión que ha existido de nosotrxs mismxs.

* Actriz de Las noches blancas, de Ariel Gurevich en el Cultural San Martín.