Viernes, 25 de marzo de 2005 | Hoy
CULTURA
Primer indicio de que una niña está dejando de serlo, fetiche privilegiado de los talleres mecánicos, fuente de incalculables ganancias para cirujanos plásticos, de saciedad para lactantes y de dolor para la cada vez mayor cantidad de mujeres que padecen cáncer de mama, los pechos femeninos ocupan un lugar central en el imaginario de varones y mujeres que según las épocas les ha dado un valor político o espiritual ¡y encima ahora hay que tenerlas grandes y arriba, bien arriba!
Por Luciana Peker
Que salgan, que salgan,
que el pezón despunte del pecho, que la niñez se lleve la línea
recta del cuerpo 2) que estén pero no se noten, no tanto, no para sonrojarse
cuando la mirada ajena baja de los ojos y se clava en el centro del universo/cuerpo
3) que estén y se noten, allí donde una musculosa puede mover
el mundo, que se fijen, que miren, que descubran el secreto no guardado 4) que
la mano no llegue hasta la frontera de la piel lisa (¿qué se hace
con ese calor embolsado? ¿qué se hace, cuando llega, con la mano
que llega?) 5) que llegue, que llegue, que los dedos se animen a correrse del
camino de la planicie, que suban al laberinto de los poros que respiran sin
aire, que las caricias se mareen entre la piel que cambia de talle, que las
manos revueltas le hagan eco al grito de la piel 6) que baje o que suba, pero
que tenga sed de cuerpo tibio, que la lengua palpe el aura del deseo y que la
sed se empape 7) que fluyan, que fluyan, que sean ellas las que calmen la sed
y calmen todo 8) que baje, que la leche baje, y no se entumezcan, no se endurezcan,
no duelan, no se agrieten, no se acaben, no se sequen, no se dejen morder 9)
que sanen, acaricien, alimentan, amen, que den, que las tetas den 10) que paren,
que no lluevan como un cuerpo abierto, que comprendan que no siempre hay quien
tome 11) que no se agoten, no se caigan, no pasen de exultantes a desinfladas
metáforas de la generosidad femenina 12) que vuelvan, que recuperen la
memoria, ni tan tan ni tan poco, que la ley de gravedad no se ensañe
con horizontalizar las curvas 13) que no se olviden, que muchas o pocas, arriba
o abajo, tónicas o laxas, están ahí, más adelante,
más arriba, por principio, al principio del cuerpo femenino.
Los significados que se han atribuido a los pechos a través de
la historia raramente han expresado los sentimientos de las mujeres en relación
consigo mismas. Sólo recientemente han empezado las mujeres a hablar
abiertamente de sus pechos. Han hablado de la turbadora arrogancia de las adolescentes,
del placer erótico de la mujer adulta, de la dicha de la madre lactante,
de la angustia de la enferma de cáncer de mama y de la determinación
de la activista a favor de la sanidad, de la promoción exagerada de los
diseñadores de sostenes y de las frustraciones de las consumidoras, de
la mujer de senos grandes que desea unos más pequeños y de la
que los tiene pequeños y desea otros más grandes. La manera en
que una mujer contempla sus pechos es un buen indicador de cuál es el
aprecio que siente hacia sí misma, así como del rango colectivo
de las mujeres en general, señala Marilyn Yalom, profesora e investigadora
en el Institute for Woman and Gender de la Universidad de Standorf, en el libro
Historia del pecho, de Editorial Tusquets.
Visto desde fuera, el pecho representa otra realidad, la cual varía
a los ojos de cada espectador. Los niños pequeños ven comida.
Los médicos venenfermedades. Los comerciantes ven el símbolo del
dinero. Las autoridades religiosas transforman los pechos en símbolos
espirituales, mientras que los políticos se apropian de ellos con fines
patrióticos continúa Yalom. Los psicoanalistas los
sitúan en el centro del inconsciente, como si fueran monolitos inalterables.
Esta multiplicidad de significados indica el lugar privilegiado que ocupa el
pecho femenino en la imaginación de los humanos.
Imaginación o vulgaridad, la frase convertida en hit del otoño
chimentero Dame tetotas (una alusión de un fotógrafo
de Paparazzi a Luciana Salazar), muestra hasta qué punto las tetas (y
qué tetas), ocupan un lugar en el imaginario social argentino. ¿Qué
sería Luciana Salazar sin sus tetotas? ¿Y por qué alguien
ocupa el espacio que ocupa en MTV, Los Roldán, Videomatch, Noticias,
Gente, DMode, El show de Antonio Gasalla y TVR, sólo por el espacio
que ocupan sus tetas? Es cierto que hace unos años Luciana hubiera sido
una chica de gomería o un pecho escotado en donde Alberto Olmedo recostara
sus gestos. Pero hoy ese escote inflado al límite ocupa más espacios.
Y dice más. Salazar es un cuerpo prefabricado que, a su vez, prefabrica
el modelo de mujer que-bien-se-teve 2005. Pareciera que hoy, en la era del camino
hacia la igualdad, una mujer tuviera que demostrar que es mucha mujer para mostrar
que es mujer. Y que la carta documento fueran las tetas: muchas tetas. La
mayoría de mis pacientes me dicen que se sienten más mujeres después
de implantarse siliconas señala la cirujana plástica Agustina
Capellino. El 60 por ciento de los procedimientos que realizamos en nuestro
centro de cirugía y medicina estética son operaciones de mamas
y, en los últimos años, el porcentaje de jóvenes que se
somete a cirugía creció de un 9,2 por ciento del total de
las pacientes a un 17,7 por ciento, según datos de la Sociedad
Internacional de Cirugía Plástica. Cada vez son más las
adolescentes que tratan de diseñar su cuerpo como lo desean.
Glup. 2 de cada 10 pacientes van a cambiar su cuerpo cuando todavía su
cuerpo no terminó de cambiar. En este sentido, los modelos mediáticos
son fuertes. Si las modelos quieren hacer pasarela y tener una proyección
internacional no se tienen que operar porque afuera no da la onda globos, en
Europa no hay modelos con siliconas apunta el productor de moda Jorge
León. Pero las chicas argentinas que quieren ser celebrities se
tienen que operar sí o sí, al punto que durante los noventa, en
una agencia de modelos, era condición sine qua non hacerse las lolas.
La psicóloga Diana Liniado se pregunta: ¿Las lolas operadas
son para atraer a los hombres o para satisfacer la ilusión de que ellas
también tienen algo erecto (falo) para competir? No siempre
esas nuevas tetas tienen como objetivo la seducción.
Araceli González, Romina Yan, Dolores Moreno, Flavia Palmiero, Dolores
Trull, María Vázquez y Florencia Raggi son algunas de las mujeres
que se operaron y, en muchos casos, hacen producciones de fotos especiales para
exhibirlo. Incluso, las actrices jóvenes devenidas en heroínas,
no casualmente, son pulposas: Florencia Bertotti, Marcela Klosterboer y Luisana
Lopilato. El estereotipo de sex bomb (incluso inocente) abre caminos, pero tiene
su precio. Florencia Peña, en su clímax de éxito con Son
de Diez, se mareó tanto por su fama de pechocha que decidió sacarse
la carne del apodo para poder empezar un camino sin el peso de sus lolas.
Otras, en cambio, son ironizadas por sus pechos sin exuberancias. Cuando Avril
X decidió hacer un desnudo por la 9 de Julio los chistes fustigaban su
falta de relieve. ¿Y por qué causó tanto escándalo
el desnudo de Sofía Gala este verano en Mar del Plata? ¿Por qué
era menor o porque sus tetas eran tetitas? Moria Casán, autora de la
frase se cuelgan de mis tetas,retrucó frente a la polémica
sobre su hija: Acá hay un problema con las lolas. Si mi hija hubiera
mostrado el traste no hubiera pasado nada.
En enero la revista Gente tituló: El verano quiere topless. Las
chicas se desnudan sin inhibiciones y mostró a Karina Jelinek,
Nicole Neumann, María Eugenia Ritó sin corpiño en la playa.
¿Liberación? La modelo Rocío Guirao Díaz saca las
dudas. Antes era una tablita y no me gustaba. Desde que me operé
me siento más segura con mi cuerpo, me dan más ganas de mostrarlo,
desnuda.
Pareciera que hoy el pecho ideal (extra large) se contrapone con el cuerpo ideal
(extra small) y, por eso, hay que ir a comprarlo afuera. Y el mercado da para
todo: en Japón se acaba de lanzar el chicle Bust-up, que argumenta poder
aumentar el busto. ¿Mastique ya? En otra postura, Ana Hechtlinger, diseñadora
de la marca Bienes Gananciales,
vende corpiños que prescriben en la etiqueta: No cambies tu cuerpo,
cambia tu ropa interior. Tal vez el retorno de los pechos voluminosos
a la moda y a los medios de comunicación de masas sea una forma de negar
las lágrimas que albergamos por su futuro analiza Yalom.
A fin de cuentas nadie sabe en realidad por qué el cáncer de mama
va en aumento. Con humor, la actriz Mariana Briski contó en televisión
su manera de afrontar, justamente, el tratamiento contra esa enfermedad. Ahora
estoy pasando por esto, pero el año que viene ya me van a ver ustedes...
voy a tener dos lolas nuevas, unos pelos rubios terribles y me voy a laburar
a lo de Sofovich, se rió.
Dar la teta
Las mujeres
sienten las tetas como lugar de poder, dentro de su cuerpo, tanto del poder
que les otorga sentir que atraen y capturan el deseo de los hombres como del
poder al sentir que con sus pechos tienen la capacidad de ser la fuente de satisfacción
de un infante, subraya Mabel Burin, doctora en Psicología y directora
del Programa de Género y Subjetividad de la Universidad de Ciencias Empresariales
y Sociales (UCES).
Mi mamá me dio la teta, dice, a modo de estandarte del club
de los hijos estimulados de manera amorosamente correcta, una remera que promueve
la lactancia materna, que es, a su vez, una práctica que tiene una historia
tan íntima como política. En la prehistoria había diosas
lactantes con las manos sobre sus pechos y en Egipto estaba la diosa Isis amamantando
a su hijo Horus con la leche de la inmortalidad, entre muchos ejemplos. Hasta
que en el siglo XVI la aristocracia europea puso como ideal el pecho sin usar
y las mujeres les llevaron sus hijos a las nodrizas para que ellas los alimenten.
Esta costumbre se extendió a la burguesía y a los sectores populares.
En 1780, de los veinte mil bebés nacidos en París el 90 por ciento
se criaba en casa de nodrizas. Sin embargo, esta tendencia se revirtió
por una filosofía que caratuló el pecho de las amas de cría
de contaminante y el pecho materno de regenerador familiar y social. Y si no
a mirar a la imagen de la República Francesa, con su pecho al aire. Antes
de que concluyera el siglo XVIII, los pechos se vincularían, como nunca
había ocurrido con anterioridad, a la idea misma de la Nación.
No es nada exagerado argumentar que las modernas democracias occidentales inventaron
el pecho politizado, y desde entonces no ha habido quién lo moviera de
ahí, resalta Yalom.
La relación entre tetas y política tuvo su nuevo auge el 2 de
noviembre del 2003 cuando, en el estadio Super Bowl, a Janet Jackson se le escapó
un pezón y para Estados Unidos fue un escándalo. Frank Rick, columnista
de The New York Times, dictaminó: La atmósfera cultural
represiva quedó oficialmente ratificada cuando el pecho de Jackson propició
el mayor de los golpes: la reelección del presidente George Bush.
En otro costado, moral, emocional y económico, durante el siglo XX se
pasó de alabar como un progreso el surgimiento de la industria de la
leche maternizada a demonizar la mamadera como un paso atrás en el vínculo
madre e hijo. Sonia Cavia, de la organización Dando a Luz, relata: Ota
teta, me dice mi hijo Boris mientras lo amamanto. Se prende, me mira,
lo miro, nos miramos. Me parece un milagro y, sin embargo, debiera ser una imagen
cotidiana en cualquier lugar del mundo. Las/los bebés necesitan de la
leche humana hasta los dos años y más, y los primeros seis meses
de forma exclusiva, según dice la Organización Mundial de la Salud.
Nuestro cuerpo de mujeres, tengamos las tetas que tengamos (grandes, chicas,
separadas, etc.), funciona como un maravilloso laboratorio que ninguna fábrica
de leche artificial puede reproducir.
Pero hay otras mujeres que sienten a las campañas pro lactancia como
una presión. Hasta hace unas décadas no existía la
presión actual a favor del amamantamiento ni un mercado tan desarrollado
de sacaleches, escudos, pezoneras y cremas de caléndula. Lo paradójico
es que este cambio se da en un contexto de masiva integración de las
mujeres al mundo laboral. Aun advertida de estas cuestiones, como madre puérpera,
me fue muy difícil poder decidir qué era lo más conveniente
para mí y para mi beba en medio de sentimientos de amor, culpa, frustración
y desencanto. La lactancia, así como la maternidad, debe ser una opción
y no una imposición médica y mediática.
Liniado propone: Las mujeres que no están en conflicto con ellas
mismas dan la teta lo suficiente y además disfrutan con las tetas que
tienen. No sienten culpa cuando destetan ni miran con codicia las súper
lolas.
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