Viernes, 13 de noviembre de 2009 | Hoy
TEATRO
En Todos los secretos, doce actores y doce actrices dan vida a través de pequeñas historias y biografías a los años ’30 y su ambiente cultural y político.
Por Sonia Jaroslavsky
Todos los secretos transcurre en un taller de costura ubicado en el barrio de Almagro allá por los años ’30. Para ingresar a la sala/taller hay que fichar tarjeta en una máquina que es manejada por una supervisora que se dirige con cara de pocos amigos. “Fichá aquí, andá por allí” –ordena–. Un plantel de costureras escucha el discurso de bienvenida del Señorito Arambillete hijo, ahora dueño del taller. “Yo apuesto por vosotras, muchachas. Porque también son el futuro. La mujer moderna tiene una importancia innegable en el progreso del trabajo... Y ello se debe a sus especiales aptitudes: la mujer es eminentemente perceptiva, lo cual la coloca en un lugar superior respecto de la generalidad de los hombres...” ¿Quién no se sintiera orgullosa de escuchar semejantes palabras de un joven apuesto y gentil? Pero las costureras no son ingenuas. Una sale al paso: “El señorito Arambillete habló de cambios, ya lo oyeron, pero si esos cambios no son humanos, y son sólo técnicos, entonces la sociedad toda se vuelve tecnocrática y autoritaria. ¡Y nosotras, desde nuestros puestos, tenemos que ayudar a crear una sociedad libertaria que pueda absorber a la técnica en una red de relaciones humanas emancipatorias!”. Francina –la costurera anarquista– se refiere a la gran crisis económica mundial que provocó grandes cambios y ahora advierte el premonitorio cierre del taller. ¿Se hará justicia?
Todos los secretos trata, a fin de cuentas, de un melodrama, desde una mirada actual sobre un período histórico puntual. Para este fin el espectáculo se configura con referencias literarias, dramatúrgicas, cinematográficas y radiales emblemáticas de los ’30: Manuel Puig, Florencio Sánchez y Armando Discépolo. Cualidades de voz y temperamento como las de Niní Marshall, Mecha Ortiz u Olinda Bozán atraviesan los cuerpos de este excelente joven elenco de doce actrices y dos actores.
Ramiro Lehkuniec y Ulises Romero, autores y directores de Todos los secretos, ya habían hecho una primera incursión con este grupo de alumnas, hoy egresadas del IUNA, junto a la directora y actriz Analía Couceyro. Casa de citas se estrenó en el 2007, con muy buena repercusión de público y críticas. “En esta obra –cuenta Lehkuniec–, el público recorría las instalaciones del edificio y se encontraba con las chicas que recitaban monólogos de tono erótico y también con humor.” “Quisimos continuar trabajando con este elenco –ahora es Romero el que habla– y para eso nos propusimos hacer una obra muy diferente: apoyándonos en un género en particular e investigando una época, para contar una historia que reúne muchas microhistorias (por dos motivos: los arquetipos y para que cada actriz tenga un recorrido expresivo), o biografías, desde nuestra mirada actual. Estamos planificando una tercera obra para la cual ya hemos solicitado un subsidio al Ministerio de Educación. Se trata de abordar, desde la cuestión de género, el tema de la diversidad sexual.”
En Todos los secretos se cruzan distintos materiales que intentan reconstruir el universo de la figura de la mujer trabajadora en una época clave del desarrollo del capitalismo en nuestro país. “El texto ha surgido a partir de improvisaciones que versaron sobre: el trabajo femenino, la crisis económica y política, la organización anarco-sindical de comienzos del siglo XX, el trasfondo de la tuberculosis como enfermedad-metáfora, el trabajo golondrina, el temor al desempleo, la idealización de la familia, los vaivenes de la fe en el progreso personal, los mitos sociales transmitidos por el tango, el cine y el radioteatro. Revisa los recorridos míticos de ese entonces: del campo a la ciudad, del barrio a las luces del centro, del trabajo al cabaret”, afirma Lehkuniec.
En estas microbiografías se perfilan arquetipos de mujer: la que abandona –porque no le queda otra– a su hijo en un orfanato, la que queda embarazada del jefe y fallece en el alumbramiento, la que tiene tuberculosis, la trabajadora sexual, la inmigrante del Este, la señora de familia, la anarquista, las señoras de la limpieza con sus sueños fantasiosos, la prometida ¿progresista?, hasta la aparición de la Virgen –otro arquetipo más de mujer–. “Todos estos perfiles se profundizaron desde lo gestual –aclara Romero– para encontrar un eco en el cuerpo de aquellas ideas, a veces barrocas y siempre muy bellas, propias del melodrama. De este modo fue cobrando gran importancia todo aquello que sucede y que, sin embargo, no se nomina y queda oculto. Estos son los secretos de los que se vuelve cómplice el espectador.”
Todos los secretos. Sábado, a las 21. Espacio Urbano.
Acevedo 460. Reservas: 4854-2257. $20.
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