Viernes, 10 de junio de 2011 | Hoy
DERECHOS
El último festival a favor del aborto legal, que se realizó en las puertas del Congreso de la Nación el 31 de mayo, sumó apoyos hasta hace poco inesperados: gremios con amplia mayoría masculina, varones que se reúnen para manifestarse en contra del machismo, medios de comunicación, religiosos y religiosas, militancia lgbt. Aquí, algunos de estos actores explican por qué decidieron sumarse a este reclamo por el derecho a decidir.
Por Elisabet Contrera
La voz aparece, se hace escuchar. “Yo aborté”, sostiene. “Mi cuerpo es mío”, reafirma. El grito crece, se ramifica. Llega a muchxs. Involucra a todxs. A Claudia, que arrancó de su cuello esa cruz que la oprimía. A Luciano, que corea “Ni machos ni fachos” e invita a otrxs a sentir, repetir esa consigna. La escucha Alberto, consciente de que la decisión de interrumpir un embarazo es de las mujeres porque “es su cuerpo”. A Ingrid, que reclama por la libertad de elegir de las cientos de mujeres sin opciones. A Sergio, que usa la palabra para contar y concientizar. Desde espacios tradicionalmente no ligados al grito colectivo por el aborto legal, seguro y gratuito en Argentina, ellxs sumaron su voz. Desde la militancia en organizaciones sociales, gremiales y políticas, desde los diarios y las revistas, en el espacio público y en el privado, cada unx amplifica el reclamo.
“Yo aborté y soy todas las mujeres que gritan y reclaman: mi cuerpo es mío”, recitó la actriz Cristina Banegas en el festival a favor del aborto legal que se realizó el 31 de mayo pasado frente al Congreso. La consigna fue repetida arriba y abajo del escenario, donde nuevas voces le pusieron el cuerpo a la lucha del movimiento de mujeres y exigieron al Parlamento que debata y apruebe el proyecto de interrupción voluntario del embarazo, respaldado por más de 50 legisladores y referentes del ámbito académico, cultural y social.
Entre pancartas y banderas sorprendía la Asociación de Taxistas de la ciudad de Buenos Aires, integrante de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. “No estoy acostumbrado a hablar sobre este tema”, se disculpa su secretario, Alberto Rodríguez, al ser consultado por Las12. Indeciso, al principio incómodo, opina igual. Une ideas y recuerdos dolorosos, y se planta firmemente a favor de la legalización de la práctica. “No queremos que el aborto sea un problema policial, es un problema social que necesita una solución.”
“No se trata de una campaña para promover el aborto. Entiendo que ninguna mujer quiere abortar por abortar. Es un hecho dramático, pero que pasa todos los días. Si ocurre, que ocurra para todas las mujeres en la mismas condiciones sanitarias”, considera. “Es un problema de clase social que esconde una gran hipocresía. Los que tienen mucho dinero plantean el derecho a la vida y es vox populi que ellos abortan. Las mujeres pobres se hacen los abortos en condiciones dramáticas y decenas de miles mueren al año por eso”, cuestiona.
Rodríguez tiene 71 años, mujer, hijas y muchas compañeras del sector que lo ayudaron a repensar su posición sobre el tema. “Yo me informo con las mujeres taxistas. No es un debate de todos los días, pero cada vez que ocurre un caso se habla, se discute”, cuenta. “Aunque los hombres tenemos derecho a opinar, la opinión más importante es de ellas. Para el hombre es más sencillo el asunto, pero es su cuerpo el que está en problemas”, señala. “Yo además lo viví en mi familia, es difícil”, confiesa. Luego, agrega: “En el 90 por ciento de los casos la decisión se toma por problemas económicos, le asegura la vida a los hijos que ya tenés”, explica.
Ingrid Beck es una de las directoras de la revista Barcelona. Por primera vez en su historia, y junto a su compañero Pablo Marchetti, se subió al escenario montado frente al Congreso y pidió por el aborto legal, seguro y gratuito. Desde hace un par de meses, la revista no sólo acompaña la lucha de la campaña y desde el papel, sino que además da el presente en las actividades de visibilización.
En una entrevista con este medio, Beck aprovechó la ocasión para desempolvar tapas y contratapas a favor de la legalización que atesora la revista. “La primera fue abril de 2003, el primer número de la Barcelona. La cosa era así: Menem le había ganado a Kirchner, pero no lo queríamos nombrar. La Bolocco estaba embarazada, así que hicimos una contratapa con una foto de ella, con la cara pixelada y el título ¡Aborto ya!, acompañado por la consigna ‘La revista apoya la despenalización del aborto’”.
Con su estilo mordaz e implacable, alertaron sobre las 100 mujeres que morían al año por abortos clandestinos en 2005 (“Algo habrán hecho”, señalaba), los casos de abortos no punibles negados por la Justicia (“Cada vez más mogólicas se dejarían violar amparándose en una ley blanda”, tapa septiembre/ 2006) y sobre los sectores que no quieren que las mujeres decidan sobre sus propios cuerpos (“La presidenta, Elisa Carrió, el peronismo disidente, la Iglesia, la Mesa de Enlace, las Fuerzas Armadas, y la inmensa mayoría de los legisladores coinciden que ‘ni en pedo’ aprobarán la legislación del aborto”, texto de tapa, marzo /2010).
Beck deja de recordar títulos para compartir historias, no propias, pero sí cercanas. “Varias amigas abortaron cuando tenían 18, 19 años. Siempre lo viví como algo oscuro, doloroso, conseguir un teléfono, ir en colectivo al lugar, que siempre quedaba lejos, acompañando a mis amigas. Fueron situaciones muy sórdidas”, cuenta. “Es algo que se debería vivir con total libertad y con la atención que corresponde”, sostiene. “Mis amigas tenían dinero, pero ¿y si no lo tenían?”, se pregunta a la distancia.
Además, recuerda una experiencia cercana y reciente, marcada por la injusticia. “Una amiga esperaba un embarazo buscado, pero que por un problema genético moriría al nacer. El obstetra no quiso inducir el parto, le decía que continuara con el embarazo. Se lo terminó haciendo en las sombras, con todo el dolor del mundo, porque ya habían pasado las 12 semanas y deseaba tener ese bebé”, cuenta.
Esa es la consigna que llevan en remeras y banderas los integrantes del colectivo Varones Antipatriarcales, que acompaña la lucha del movimiento de mujeres a favor de la despenalización del aborto. “Los varones tenemos que preguntarnos qué hacemos para penalizar la práctica, no sólo desde la visión del varón heterosexual, sino además hay que cuestionar aquellas prácticas que reproducen el sistema de desigualdad”, sostiene Luciano Fabbri, referente del espacio.
Organizan talleres y espacios de reflexión en diferentes puntos del país con el objetivo de repensar estos temas junto a sus pares. “Es una tarea difícil, hay que problematizar todo: cómo entender el aborto legal como la soberanía sobre los cuerpos de las mujeres, hasta dónde reclamar la participación de los varones, cómo entender que la última palabra la tiene la mujer, qué pasa si el varón quiere tener hijo”, cuenta.
Construir nuevos sentidos, poner el cuerpo en lo público como lo cotidiano, le permitió redescubrir a su madre. “En las discusiones de sobremesa, me encontré con mi mamá, que tenía posiciones más cercanas a las mías con respecto al aborto, más radicalizadas, en comparación con mi hermana, que sólo justifica el aborto si hubo una violación”, cuenta.
La militancia también lo obligó a pensar su lugar, a construir uno propio, a la par de la lucha de las mujeres. “En 2003, junto a un compañero, participamos del Encuentro Nacional de Mujeres y nos sumamos a la columna de la Campaña por el Derecho al Aborto. A los primeros 350 metros, nos vieron y nos dieron un pañuelo verde con cierta complicidad y a los pocos metros, otra militante de la misma columna nos dijo: ‘¿Qué carajo hacés acá?’”, recuerda. “Por eso, a la distancia, no coincido con los compañeros que plantean sólo la solidaridad con la lucha de las mujeres. Se quedan cortos. Es necesario deconstruir las prácticas cotidianas, la masculinidad hegemónica, para avanzar hacia la despenalización social del aborto”, sostiene.
Claudia Castro llegó a Buenos Aires a finales de la década del ’90. María Rachid, en ese momento coordinadora de La Fulana, espacio de lesbianas y mujeres bisexuales, la recibió. “Llegué y recuerdo que andaba con una cruz colgada a mi cuello y María me explicó durante semanas la opresión que la Iglesia ejercía sobre nuestros cuerpos. En esa búsqueda de muchas respuestas a expresiones nuevas y replanteos, ella me conectó con el feminismo y me ayudó a usarlo como herramienta para combatir la dominación patriarcal, la búsqueda de autonomía, el respeto por nuestros cuerpos y el derecho a decidir sobre ellos.”
Con ella llegaron historias familiares para analizar desde otra perspectiva. “En mi casa, hasta que me fui, el aborto era sinónimo de asesinato por miles de motivos. El principal era la falta de información e ignorancia sobre este tema. Eramos una familia desinformada, pero que tomaba partido acusando a aquellas que se hacían un aborto. Recuerdo a una mujer mayor que yo –yo tendría 15 años–, que había muerto por realizarse un aborto en condiciones de pobreza extrema. El barrio estaba horrorizado por la mujer muerta y mi familia pensaba que estaba bien que haya muerto porque ‘no había querido ser una buena madre’. Recuerdo a mi mamá, mirándome con ojos bien abiertos, diciéndome: ‘¡A ver si te queda claro, o cerrás las piernas o te morís!’.”
Hoy, a través de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, acompaña la lucha por la despenalización y legalización del aborto.
¿Qué puntos en común encontrás entre el tratamiento y el debate de este proyecto y el de matrimonio igualitario, que contó con el apoyo transversal de los diferentes bloques políticos?, preguntó Las/12. “Creo que hay que trabajar muchísimo sobre el consenso social, es una tarea muy difícil, nuestra experiencia en ese aspecto, por la lucha y la conquista de Igualdad, nos enseñó que hace falta muchísimo consenso de todos los sectores que conforman el entramado social, aun con los que jamás te sentarías ni a debatir por las bicisendas”, explica.
En la misma sintonía está la Asociación Travestis Transexuales y Transgéneros de la Argentina (ATTA). “La despenalización del aborto es una cuestión de ampliación de derechos. Las mujeres no son un envase para la procreación. Es una reivindicación que va más allá de si la Presidenta (Cristina Fernández) tiene la decisión política o no de apoyar el proyecto”, sostuvo Claudia Pía Baudracco, fundadora y coordinadora de enlace nacional de la asociación. “Las que abortan y mueren son las mujeres en situación de pobreza, vulneradas y violentadas en sus hogares, muchas veces víctimas de su maridos y sin la posibilidad de negociar el uso del preservativo”, sostiene.
Sergio Santesteban es director del diario La Arena, en Santa Rosa, La Pampa. Es una nueva trinchera para luchar por la despenalización del aborto. Fue uno de los primeros diarios en eliminar sus páginas de ofertas sexuales por considerar que encubren la explotación de las mujeres y ahora apoya el reclamo de la Campaña por el Derecho al Aborto.
“Fue una decisión orgánica del diario, que va en consonancia con la línea editorial. Tenemos una posición activa desde las páginas del diario a favor del aborto. Se expresa tanto en las columnas editoriales como el desarrollo del contenido. Tiene que ver con defender los derechos de las mujeres y un problema de salud pública que se debe resolver”, remarcó su director en diálogo con Las12.
En esa línea, apoyaron abiertamente el proyecto de ley provincial que buscaba reglamentar los abortos no punibles en La Pampa y que luego fue vetado por el gobernador. “La idea era ampliar los derechos de las mujeres y el gobernador tomó una resolución totalmente conservadora y así lo manifestamos desde el diario. Además fue para no enemistarse con la Iglesia, que tiene una visión fundamentalista al respecto”, sostiene.
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