Sábado, 8 de noviembre de 2008 | Hoy
El petitorio para pasar tres leyes clave que frenen las demoliciones se presenta en una reunión de organizaciones vecinales el 19 y está ganando fuerza y doblando como foro para frenar la levantada de adoquines. Las peatonalizaciones siguen creando opositores donde no los
había y coleccionando amparos y medidas judiciales.
Por Sergio Kiernan
Van diez días desde que se comenzaron a reunir firmas para pedir que se proteja el patrimonio porteño y ya van tres mil porteños que se sumaron. La idea central es que el patrimonio edificado no puede seguir con el régimen actual, en el que los edificios son catalogados de a uno, con doble lectura y meses de trabajo para cada caso. Es hora de tener un régimen general para toda la ciudad. La propuesta al gobierno porteño pide que se apruebe las leyes de 50 años y de Espacio Virtual que impulsa la diputada Teresa de Anchorena, y que se reglamente el régimen de penalidades que prepara la subsecretaria de Patrimonio Cultural Josefina Delgado.
La ley de 50 años simplemente invierte el proceso para la protección de edificios con cincuenta o más años. Con la ley, el que quiera demoler uno de ellos tendrá que hacer el trámite para desprotegerlo. Sin el trámite aprobado, no hay demolición ni obra nueva. La ley de espacio virtual permite a los que tengan su casa o edificio catalogados vender el potencial que no podrá ser construido por la catalogación. Así, el que viva en una casa de planta baja en una zona donde se pueden construir seis pisos podrá vender la diferencia con un instrumento legal. Esos metros servirán para pagar excepciones o para construir en otras zonas de la ciudad. El régimen de faltas que se demora en el Ejecutivo busca solucionar el estado de impotencia en que se encuentra la ciudad hoy a la hora de castigar a los que quiebran la ley. Por ejemplo, en el caso de la demolición ilegal de la casa de Bolívar e Independencia, que mostró que a la legislación actual le faltan dientes para morder.
Como lanzamiento oficial de la movida, el miércoles 19 a las 18 se va a realizar una reunión en la Legislatura. El Encuentro de Vecinos por la preservación del patrimonio arquitectónico de Buenos Aires será en el Salón Intersecretarías y agrega al temario del petitorio varios urgentes: que se dejen de levantar los adoquinados de la ciudad y que se prorrogue por un año la ley 2548, que vence en diciembre e impide las demoliciones en el perímetro del Paisaje Cultural.
En la reunión van a hablar varios protagonistas de la protección del patrimonio: la diputada Teresa de Anchorena (Coalición Cívica), que preside la Comisión de Patrimonio, su jefe de asesores Facundo de Almeida, Santiago Pusso de Basta de Demoler, Patricia Barral de San Telmo Preserva, Mario Oybin de S.O.S. Caballito, Enrique Speranza de Asociación Comuna del Oeste-Floresta, Gustavo Desplats de Protocomuna Caballito, Ignacio Fusilier de Proteger Barracas, Carolina Maccione de Proteger Devoto, Mónica Ruggiero de Asociación de Amigos de la Estación Coghlan y Dora Young de Sociedad de Fomento de Belgrano.
Para adherirse y firmar el petitorio hay dos maneras. Una es ir al sitio ww.enterabuenosaires.com.ar. La otra es entrar a Facebook y buscar Defendamos Buenos Aires (http://apps.facebook.com/causes /134455?recruiter_id=18832928). En ambos casos, están los textos completos de las leyes y una explicación sumaria de cómo funcionarían.
Mientras tanto, el Ministerio de Desarrollo Urbano, firme en su cruzada por crear opositores donde no los había, sigue coleccionando amparos contra su esdrújula repavimentación de Buenos Aires. La semana pasada había prosperado instantáneamente –en el día– uno para frenar la levantada de adoquines en la calle Ituzaingó de Barracas. Este miércoles, en menos de 24 horas, prosperó otro presentado por los vecinos de San Telmo junto a la diputada Anchorena para congelar todas las obras que impliquen levantar adoquines en el APH1 y en el Casco Histórico en general. La secretaría 10 del juzgado 5 de la Justicia porteña dictó una medida precautelar y pidió informes sobre este tipo de obras en el resto de la ciudad, con lo que mostró así que tiene mucho más contacto que Desarrollo Urbano con la manera de pensar de los vecinos.
Conjunto humano que, en el caso de San Telmo, no gana para sustos. Resulta que esta semana hubo un ballet de parquímetros en las calles del barrio, con la súbita aparición de varias de esas máquinas. Los vecinos llamaron al gobierno porteño, que de inmediato explicó que no, que no correspondía ponerlas por allí. Algunas máquinas fueron efectivamente removidas, pero en otras cuadras aparecieron otras, con lo que nadie entiende nada. ¿No era que había que retirar los parquímetros gradualmente de toda la ciudad?
Para mayor desconcierto aún, a alguna luminaria del Ministerio de Desarrollo Urbano se le ocurrió la bella idea de hacer una encuesta telefónica automática sobre la peatonalización de la calle Defensa. Los vecinos que recibieron la llamada se quedaron indignados por la avivada del publicitario del turno, que diseñó dos preguntas que terminan siendo “mucho” o “poquito”. Para contestar “nada” hay que apretar “no sabe”, con lo que el ministro Daniel Chain podría obtener una encuesta aparentemente favorable.
La única explicación para gastar dinero en estas tonteras es la impresión que se llevó Chain el viernes de la semana pasada, cuando se realizó la audiencia abierta con los vecinos de San Telmo sobre las obras de Defensa. Resulta que se anotaron setenta personas para hablar, lo que seguramente fue un record. Los vecinos escucharon pacientemente las explicaciones de una serie de ingenieros que mostraron power points sobre tránsito y ruido, y luego hablaron. Todos, absolutamente todos, en contra. Fue notable la cordialidad y paciencia con que les explicaron a los funcionarios su cerrada oposición al proyecto, sin levantar la voz y sin agitarse. A la hora de escuchar, el subsecretario de Planeamiento Héctor Lostri ya tenía la mirada vidriosa y parecía arrepentido de haber siquiera soñado con cambiar la calle Defensa, o al menos de haber ido a la audiencia.
Varios subordinados de Chain y Lostri que estaban presentes comentaron que los funcionarios estaban nerviosos al ir y esperaban “un mal momento”. Los de San Telmo, brillantes, se atuvieron al tema, rechazaron todo y se comportaron como si estuvieran en Westminster. ¿Para qué quieren Chain y Lostri una encuesta telefónica? La oposición al proyecto es palpable y abierta, y si tienen alguna duda no tienen más que ver cómo les va en las elecciones del año que viene en los barrios donde le inventaron grupos anti- al jefe de Gobierno. Seguramente les lloverán felicitaciones.
Uno de estos barrios donde no existía mayor sentimiento anti-, ni siquiera una asamblea, es el Segurola, la región de Floresta rica en pasajes. Los vecinos se enteraron hace diez días de que el gobierno quería incluirlos en el plan Prioridad Peatón y peatonalizarles los pasajes. Como nadie les explicó nada, llamaron a una reunión en la placita Banderín para discutir qué hacer. Resulta que se presentaron más de 300 personas, todos flamantes opositores al gobierno porteño por temas de adoquín. Los vecinos le enviaron una nota a su CGP y al Ministerio de Desarrollo Urbano exigiendo explicaciones sobre el proyecto y citando a Chain y a Lostri a una reunión en el barrio para el lunes 10 a las 19. La nota es muy cortés y los vecinos prometen no maltratar a los funcionarios, pese a que se definen como “furiosos” con la iniciativa.
El mes pasado anduvo de visita el alcalde de Alcalá de Henares, la histórica ciudad española que es tesoro de la humanidad. Gustavo Severien contó varias cosas sobre cómo se cuida el patrimonio en su ciudad, pero mencionó una que resonó en este contexto chainista. Resulta que entre 1985 y 1997, la ciudad decidió invertir 27 millones de euros en restaurar fachadas en la zona histórica. La plata cubría la mitad de las obras a realizar, y la otra mitad la cubrían los dueños de los edificios a restaurar con, si los necesitaban, créditos blandos. Así se restauró el equivalente a 340.000 metros cuadrados en alguito más de una década, lo que revalorizó barriadas históricas pero atorrantas de la ciudad y ayudó con la crisis habitacional.
Esto que resuena es, entre otras cosas, porque el presupuesto de peatonalizar Defensa es de 25 millones, casi exactamente la misma cifra pero en pesos. Si se hiciera lo que hizo Severien, San Telmo pasaría a ser un Casco Histórico ejemplar, asombroso, puesto en valor y restaurado como pocos. Y otra diferencia: el gobierno de Alcalá es popularísimo. Se ve que Severien no tiene ministros que trabajen para la oposición.
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