Jueves, 21 de abril de 2011 | Hoy
UNA BANDA COPYLEFT
La banda llamada X mezcla música y alta tecnología, con espíritu libre y licencias creative commons. Su consigna tiene que ver con aprovechar los avances técnicos para “repartir el poder” y darle protagonismo al público.
Por Facundo García
X es consecuencia de una época en que lo anónimo y lxs nuevxs identidades están ganando terreno. El grupo acaba de terminar su primer disco, Reléase 0.1, y registró los temas bajo licencia Creative Commons, o sea que sus creaciones se pueden compartir y descargar sin problemas. Claro que una banda de hackers nunca se quedaría con ese resultado. Por eso fabrican artefactos raros y su sonido armoniza el componente humano con el maquinal, pero la aspiración de máxima es otra: resetear el modo en que la música circula.
¿Qué hay detrás del símbolo? Igual que en una ecuación, para saber quiénes son los X hay que ir despejando incógnitas. En principio se reconocen dentro del Movimiento a favor de la Cultura Libre. Tocan desde 1998, antes de que la crisis los repartiera por el mundo y los obligara a aprender diversos oficios para sobrevivir. Hoy hay dos integrantes que se dedican al diseño, un programador, un especialista en hardware y otro que hace animación. Sus shows están atravesados por esa mélange. Sin embargo, el bajista y diseñador gráfico Daniel Romaniszyn asegura que la obsesión con los microprocesadores y las teclas viene de lejos. “A los trece me compré los componentes y armé mi propia computadora –cuenta, antes de señalar al resto–. Y éstos andaban en la misma.” Por entonces los pibes tenían sus PCs en red –Internet era una rareza– y pinchaban líneas telefónicas para intercambiar información con usuarios de otros continentes.
Después vino 2001. Algunos volaron en busca de mejores laburos y Rama Cosentino, el vocalista, se sumergió en la movida de los okupas españoles. Gracias a ellos descubrió a Indymedia y la lucha a favor del conocimiento libre. También se enroló en intervenciones como Fadaiat –”nave espacial” en árabe–, un experimento social que mezcló a militantes de Africa y Europa en la defensa por la circulación sin restricciones de datos y personas (www.fadaiat.net). Así, entre conexiones wi fi clandestinas y talleres de encriptamiento de datos, maduraron los pilares técnico–ideológicos que sostienen a X. “No nos interesa ganar plata vendiendo discos. Existiendo un medio de distribución como Internet, y una necesidad de comunicarse como la que ves en las calles, es obsoleto seguir pensando en esas cosas”, insisten.
Cuando luego de cuatro años los amigos volvieron a juntarse, les sorprendió comprobar que estaban de acuerdo en mucho más que un criterio musical. “Coincidimos en que la música y las imágenes estaban ahí para ser descubiertas, por el bien de todos y para que disfruten todos”, destaca Matías Acevedo, técnico en hardware y baterista. ¿Vivir del arte? Sí, pero entendiendo la frase desde otro ángulo. Los X lo explican en la canción TVs pánico, donde se preguntan si es indispensable pagar para ser feliz. Daniel, el bajista, suma precisiones: “Nosotros vivimos de esto en el sentido de que nos da combustible vital. Pero comer y vivir son asuntos diferentes. Yo no le pido comida a la música, le hago pedidos mucho más importantes”. Ariel Bottigheimer, diseñador multimedial y VJ, amplía el concepto: “No es una cuestión artística solamente. Si uno guarda lo que consigue y no lo comparte, está deteniendo un proceso de intercambio muy humano y muy rico. Hay que borrar esa estupidez de que para ser alguien te tenés que imponer a los demás. Una vez que cambiaste ese chip, te sacás presión y disfrutás el camino. Ya no hay adonde llegar”, dice.
El otro miembro del equipo, Guido Volnovich –violero y animador 2D– aporta lo suyo al cocktail. Y lo loco es que, siendo un grupo tan apoyado en lo multimedial, sus texturas estén cerca del rock clásico. “Estamos en contra del prejuicio que afirma que la única manera de acercarse a la tecnología desde el rock es hacer electrónica”, aclaran a coro. Contra los lugares comunes, su consigna tiene que ver con aprovechar los avances técnicos para “repartir el poder” y darle protagonismo al público. De hecho, los X fabricaron una alfombra interactiva para que quienes asisten a los conciertos puedan influir en los videos que se proyectan en las pantallas gigantes a través del movimiento de sus pies. Los planos de la máquina están disponibles en la web para que se hagan modificaciones y mejoras, aunque Ramiro aclara que es apenas el comienzo. “Tenemos varias ideas en la incubadora. Una es hacer que los movimientos de la gente alteren en tiempo real lo que sale de los parlantes, tipo efectos; y otra que cada instrumento tenga webcams, para que los que están abajo del escenario puedan ponchar desde sus celulares y ver el espectáculo desde distintos puntos de vista”, se embala el cantante.
Entre cargas, descargas, polos eléctricos y chispazos, la furia de estos mutantes tech traza su trayectoria en dirección a formas nuevas, anticipándose a un paisaje donde –como repiten en Tanrock, el track que abre el CD– “sólo estará permitido callar y obedecer”. Y su bandera es sin colores. Nada más que una gran X, síntesis de la duda. Tal vez porque confían en que la música sirva para responder preguntas fundamentales. O para resistir, que suele ser lo mismo.
* X se presentará el próximo viernes 6 de mayo en la Ciudad Cultural IMPA (Querandíes 4290). Ingresando a x.xicnet.com se pueden confirmar ésa y otras fechas, además de descargar el disco Reléase 0.1.
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