Jueves, 21 de febrero de 2013 | Hoy
TALENTO Y REVULSIóN EN LA GENERACIóN DEL ’80
No son las únicas, pero las camadas del indie y el under que llegan desde La Plata y el conurbano sur están rubricando otra manera de entender el rock subterráneo. El Mató encabezó el cambio de influencias, 107 Faunos y Los Reyes del Falsete actualizaron los frescos generacionales, y entre sus contemporáneos publicaron algunos de los más excitantes discos recientes.
Por Luis Paz
“Vienen bajando /
las multitudes inquietas”
El Mató A Un Policía Motorizado
Pareció ocurrir de pronto que todos esos elementos dispersos que hacían a la cotidianidad sentimental, cultural y frívola del joven argentino en edad universitaria o de laboral flexibilización materializaron, en 2008, en una galería de discos nuevos. Pero esas primeras o segundas obras, como mucho terceras, de aquellas bandas frescas, venían incubando entre sombras de una Internet en proceso de masificación, pasillos de facultad, esquinas y fiestas domésticas o clandestinas, por lo menos desde Cromañón. En muchos casos apenas adultos todavía, cuando no directamente adolescentes, fueron músicos como los de El Mató A Un Policía Motorizado, Sr. Tomate, 107 Faunos, Javi Punga y Los Reyes del Falsete quienes dieron rienda a su galería de coordenadas y encabezaron, desde un cuadrante tanto geográfico (el conurbano sur y La Plata) como generacional (‘80-’89), el surgimiento de una camada que cantó sobre saltar con el A y disparar con el B, el MDMA y Leticia Brédiche (sic), el armagedón y la Noche de los Muertos, andar de la mano, Tinelli, Yabrán y el porro en sus discos (Día de los Muertos, 107 Faunos, Manzanas deliciosas, Ritmo de vida) o temas liberados (Mi chica). De pronto, el under se inundaba de nuevas temáticas, realmente juveniles, y la música ganaba contemporaneidad, frescura y vida después de Cromañón.
Desde este suplemento, pero no porque el NO los haya bautizado así, fueron presentados como los exponentes del “indie cabeza”, con El Mató como abanderado. El mote, proveniente desde afuera de ese circuito –desde el “indie sofisticado”, más bien– encumbró no obstante una tendencia, una novedad, un movimiento disperso pero con mucho en común que, a esta altura y en los últimos meses en particular, no puede pasar desapercibido: ellos mismos, pero también Viva Elástico, Valentín y Los Volcanes, Shaman Herrera, El Perrodiablo, La Patrulla Espacial, Olfa Meocorde, Go-Neko! o La Ola Que Quería Ser Chau han publicado algunos de los más interesantes, revulsivos, simpáticos o identitarios discos de las cosechas 2011 y 2012.
A su manera, incluso ante su falta de organización estructural más allá de la participación en ciclos (El Festipulenta, Turdera Fest, FestiLaptra) y sellos colectivos (Triple RRR, Laptra, Uf Caruf!, Mandarinas Records), estas bandas se conectan, si no en lo estrictamente estilístico, en que comparten un público, recorren una misma galería de escenarios, mueven su música de manera similar y comprenden la colaboración como el mecanismo de supervivencia más saludable. Además de porque se referencian en camadas de locales que ya no son las de Sumo, Los Redondos y Ratones Paranoicos, sino las de figuras de culto o malditas como Peligrosos Gorriones, Perdedores Pop, DIOS, Voltura, Fun People, El Otro Yo, Copiloto Pilato, DDT, Victoria Mil o Fantasmagoria; el lado B o C o D o Z de la influencia más explorada de los ‘90, esa que va de Los Piojos a La Renga, Bersuit y Viejas Locas. Y en lo internacional Pavement, Sebadoh, Yo La Tengo, Pixies, Sonic Youth, Super Furry Animals, Guided by Voices, Jonathan Richman o Daniel Johnston ocupan el lugar que para otros Manu Chao u Oasis o Nirvana o Café Tacvba.
Entre decenas de otras, las bandas mencionadas en este movimiento (o en éstos, mejor) “portan una verdad” imponente, según Juan Strassburguer, periodista musical que desde hace tres años, tras la inmediata irrupción de estos músicos, cura junto a Nicolás Lantos, también periodista, uno de los ciclos fundamentales: El Festipulenta. “Esa verdad es que cuando los ves es muy importante para ellos lo que están haciendo, se están jugando gran parte de su vida creativa y dejando lo mejor que tienen para producir una experiencia única, cada uno con sus armas. Todos tienen en común que conectan con el público y generan minicelebraciones”, dice Strassburguer, quien de hecho fue el cronista del NO que levantó aquella cuestión del “indie cabeza”. En el encuentro con este rock joven fue que entendió que tenía una necesidad, al igual que Lantos, de ver bandas de otras formas.
“Ver una banda como un plan”, indica Nicolás. “Y eso implica cuánto está la entrada, cuánto sale la birra, si el show es a las nueve de la noche o a la una de la mañana. Ibamos a ver a El Mató a Unione & Benevolenza y, cuando terminaba, decíamos ‘qué hacemos hoy a la noche’. Queríamos ir a ver El Mató y que eso fuera el plan para toda la noche, pudiendo tomar cuatro birras sin haber tenido que cobrar el aguinaldo ese mes”, explica.
Ambos, en su condición de gestores culturales y comunicadores, están en contacto diario con estos artistas. Y, a partir de eso, son capaces de identificar que, actualmente, ya pueden encontrarse cuatro generaciones tocando sincrónicamente en Buenos Aires, La Plata y el conurbano. Claro que las que mencionan no son las únicas bandas under, ni mucho menos las pocas que sostienen este espíritu de entrega, revulsión, inspiración, sudor y amistad. Pero son las que, medianamente, más cercanas están; las que no sobreviven atomizadas ni confrontadas ni alineadas a intereses que estén más allá que los propios por hacer la música deseada. Lantos: “La primera es la que viene de antes de Cromañón: Olfa Meocorde, Mujercitas Terror, a las cuales Cromañón les retrasó cuatro o cinco años su carrera. La segunda son las surgidas en el inmediato pos Cromañón, cuya cabeza más visible es El Mató y que son las que salen del infierno más profundo. Ahí aparecen los Furies, Los Alamos, levantan cabeza Fútbol, Prietto viaja al cosmos con Mariano, La Patrulla Espacial, Sr. Tomate. Tercera generación son Los Reyes del Falsete, El Perrodiablo, 107 Faunos, Valentíon y Los Volcanes, y hay una cuarta que es la que está apareciendo: chicos que cuando pasó Cromañón tenían doce años y no iban a ver rock. Además, todas son parte de los que nos criamos en Internet como medio de difusión de lo que hacen y también para bajar la música deseada, lo que implicó un cambio y una apertura en las influencias hacia bandas antes insospechadas”. De igual forma, estas bandas han ido asimismo influyendo en otras recientes, como Las Diferencias, Las Ligas Menores, The Quindimils o Los Pakidermos.
El crédito del Festipulenta, que este fin de semana llega a su edición número 16 habiendo programado más de medio centenar de bandas, incluidas algunas uruguayas (Carmen Sandiego, Hablan por la Espalda), es haber dado a esas bandas un lugar (en coalición con el Centro Cultural Zaguán al Sur, inmortalizado como El Zaguán) estable, al menos cada tres meses, donde poner sus primeras huellas sobre el under porteño. Una vez más, tampoco es el único ciclo, como no son éstas las únicas bandas, que hacen día a día un mejor lugar de nuestras líneas subterráneas de música joven. En todo caso, eso sí, han demostrado, Festipulenta y bandas, ser algunas de las apuestas más jugadas, estables y laburadoras de todas. Algunas provienen de la tradición indie estadounidense, universitaria y guitarrera; otras del noise o del lo fi, eventualmente de una estirpe underground local. Que hay tradiciones aquí, en el subte del rock local, no hay duda. Pero así hay que aceptar que una estación stoner difícilmente haga combinación con una electropop, mientras que en estos casos el espíritu revulsivo de El Perrodiablo puede desatarse inmediatamente después del cancionero pop de Viva Elástico sin mayor problema que el de que otra vez se acabó la birra.
La edición número 16 del Festipulenta arranca el viernes 22 con Mujercitas Terror, Valentín y Los Volcanes, Las Ligas Menores y Carmen Sandiego y sigue el sábado 23 con Los Reyes del Falsete, Perdedores Pop, La Ola Que Quería Ser Chau y nuevamente Carmen Sandiego, en El Zaguán, Moreno 2320. Desde las 21. Además, hay feria de cómics, libros y remeras.
El Mató A Un Policía Motorizado toca el jueves 28 y el viernes 1º de marzo en Niceto Club (Niceto Vega 5542). A las 20.
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