Jueves, 31 de julio de 2014 | Hoy
PSICOLOGíA › JEAN ALLOUCH BRINDARá UN SEMINARIO EN ROSARIO EN AGOSTO
"Una clínica analítica nunca tendrá otra
efectividad que su propia renovación",
dice el prestigioso psicoanalista francés.
Por Ricardo Bianchi*
Los días 23 y 24 de agosto, el psicoanalista Jean Allouch viajará desde París a Rosario para dar aquí, por primera vez, un Seminario bajo el título: "Un cambio en la erótica, Dionisos y Ariadna, una mujer sin más allá". La actividad está organizada por las Cátedras de Clínica I A y Clínica II A de la Facultad de Psicología de la UNR y cuenta con el auspicio de la revista Nadja, Lo inquietante en la cultura. Las transferencias de la revista facilitaron toda la primera parte de las conversaciones en favor de lograr este viaje. Como testimonio de su auspicio Nadja [http://psiconet.com/nadja] publicará en el mes de agosto un nuevo número, el dieciséis, donde se editará un reportaje exclusivo que Allouch nos concedió.
Transcribimos a continuación la primera de esas respuestas, completa, en una traducción revisada por el mismo entrevistado.
--Entre el breve argumento de su último seminario impartido en Querétaro en Octubre 2013 y el del seminario de Córdoba, "Una mujer en sí misma, y sin más allá" en Abril 2014, la diferencia queda marcada sólo por el añadido de un párrafo, el último. Ahí Usted escribe que un nuevo caso -el caso Ferdinand Alquié- "viene a desbaratar la casuística analítica (eso que se denomina "clínica psicoanalítica")". El lector podría concluir entonces que desaparecerá la "clínica psicoanalítica" según la enseñanza de Lacan. Cómo anticipa Usted el porvenir de la "clínica psicoanalítica"?
--La llamada "clínica psicoanalítica" no supo separarse del modelo médico (donde el paciente está bajo la mirada, como lo ha mostrado Michel Foucault en su libro "El nacimiento de la clínica", hasta edificar una nosografía compuesta por tres grandes entidades clínicas: neurosis, psicosis, perversión. Denominarlas "estructuras" más que "enfermedades" nada modifica. De este modo, por ejemplo, continuamos imaginando un grado superior de gravedad en las psicosis, comparándolas con las neurosis, lo cual no tiene ningún sentido, situación que Lacan no dejó de hacer saber. En cuanto a la perversión, la diversidad misma que ese término intenta agrupar alcanza para demostrar su no-pertinencia, y por lo tanto la mínima la inutilidad, o peor aún, la nocividad (algo de eso saben, especialmente, los homosexuales y los transexuales (1). Aunque numerosos psicoanalistas que se ocupan de este tema lo digan, bajo reserva, diagnosticar es identificar. Pero, el analista no identifica.
Una clínica analítica nunca tendrá otra efectividad que su propia renovación, que opera al menos de dos maneras: revisitando los casos publicados (lo que Lacan ha practicado ampliamente, igual que muchos otros, psicoanalistas, historiadores, especialmente en los casos de Freud); publicando nuevos casos (algo a lo cual Lacan se dedicó, con André Gide y James Joyce, por ejemplo, absteniéndose absolutamente en cuanto a los que hubieran surgido de su práctica). Estos dos medios indican que la clínica analítica no está jamás estabilizada, fijada. Tal es su grandeza, que no puede más que conllevar cierta miseria, la de una imposible enseñanza clínica excepto, precisamente, estas dos vías innovadoras, y por consiguiente inestables, desestabilizantes. Pero, tanto una como la otra no logran efectividad sino realizando aquello que Gilles Deleuze en su presentación de los últimos avances de Michel Foucault apunta en los siguientes términos:
La subjetivación, la relación consigo mismo [rapport à soi] no cesa de traducirse, pero metamorfoseándose, cambiando de modo, hasta el extremo de que el modo griego es un recuerdo bien lejano. Recuperada por las relaciones de poder, por las relaciones de saber, la relación consigo mismo [rapport à soi] no cesa de renacer, en otro sitio y de otra forma.
Admitiremos que la casuística analítica (la casuística, es pensar por casos, solamente por casos) sólo se reveló innovadora cuando recogió la manera, cada vez actual, en la que la relación consigo mismo [rapport à soi] supo "renacer, en otro sitio y de otra forma".
(1) Aquellos que han podido leer cierta "presentación de enfermo" de Lacan, juzgaron, con toda razón, intolerable lo que llegó a decir el presentador. Y muy recientemente una vez más pudo leerse en el diario Le Monde (11 de abril 2014): Habiendo escrito "transexualismo" el periodista precisa, entre paréntesis: "Convicción de pertenecer a otro sexo que el suyo", o sea, exactamente la aserción que fuera determinante para que los transexuales fueran considerados como psicóticos y maltratados como tales.
*Psicoanalista, Docente UNR, Psicología y Humanidades. Director Revista Nadja.
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