Domingo, 3 de agosto de 2008 | Hoy
RIO NEGRO > EXCURSIONES INVERNALES
El cerro Otto es uno de los tantos sitios emblemáticos de Bariloche. No sólo tiene una de las mejores vistas, sino que en sus laderas, en los años ’30, se practicaron los primeros deportes invernales. Hoy, además de los divertidos trineos, se realizan caminatas con raquetas por un gran bosque de lenga. También, un paseo nocturno al Refugio Neumeyer. Una crónica de esas excursiones.
Por Mariana Lafont
Caminar en la nieve desde la cima del cerro Otto es una experiencia divertida y de baja dificultad que permite internarse en magníficos bosques nevados. Y también es una buena propuesta para matizar las vacaciones de invierno en Bariloche. Así lo hicimos con un grupo de amigos y ésta es la crónica.
Ascendimos al cerro en el teleférico y en doce minutos llegamos a la cima, donde nos encontramos con nuestro guía y buscamos el equipo. Mientras ajustábamos las raquetas y aprendíamos cuáles eran los movimientos básicos para desplazarse con bastones se escuchaban las carcajadas en la pista de trineos. Al principio nos sentíamos raros e incómodos (como si de repente calzáramos 53) pero rápidamente nos acostumbramos y empezamos a avanzar hacia el bosque aprendiendo la flora y fauna que en él habita.
Para varios miembros del grupo ésta era la primera experiencia en la nieve y entre risas y alguna caída la hora de caminata pasó volando. Al llegar a un punto panorámico nos sentamos a descansar mientras contemplábamos el paisaje y las góndolas del teleférico que iban y venían sin cesar. Para regresar al punto de partida nos subimos al funicular.
Este moderno sistema de transporte traslada pasajeros desde el final de las pistas de trineos hasta la cima evitando las escaleras. El funicular tiene dos unidades (para 30 personas sentadas cada una) que circulan por vías tiradas por un cable tractor. El proyecto fue diseñado y desarrollado íntegramente en Bariloche y se inauguró el año pasado.
De nuevo en la cumbre, fuimos a la confitería y tomamos un buen chocolate caliente con torta mientras recuperábamos energías. La confitería tiene 21 metros de diámetro y en 20 minutos da una vuelta completa prácticamente sin que uno se dé cuenta. El paisaje es increíble y desde este original mirador se puede ver paulatinamente todo el entorno de Bariloche, el Aeropuerto, las rutas a Villa La Angostura, El Bolsón y el brazo Blest del Lago Nahuel Huapi. Hacia el oeste se ven la cordillera, el Cerro Tronador, el Catedral, el López, el Capilla y el Millaqueo. Y en el lago se pueden apreciar las islas Victoria, Huemul y de las Gallinas.
Pocas veces existe la posibilidad de caminar por un bosque nevado en medio de la noche. Sin embargo, existe una alternativa original y diferente que consiste en una breve caminata nocturna hasta el Refugio Neumeyer en el valle del Challhuaco. Varias ventajas tiene este refugio: está abierto todo el año y es de fácil acceso, ya que se puede ir en auto, bicicleta o caminando. Durante el día se pueden hacer paseos cortos y largos por sendas que conducen a lugares como la Laguna Verde o el Valle de los Perdidos. Y aquí también se reúnen los aficionados al esquí nórdico y de travesía.
Nosotros hicimos un paseo relajado, gran parte en auto y el resto caminando.
Cerca de las 21.30 el guía nos pasó a buscar por el hotel en un vehículo 4x4 y luego de recoger al resto del grupo nos alejamos del bullicio del centro y tomamos la Ruta 40 hacia El Bolsón. Luego de un trayecto de casi 3 km llegamos a un desvío a la izquierda hacia el Valle del Challhuaco. Los siguientes 14
km fueron de ripio y cruzando diferentes arroyos. A medida que nos adentrábamos en el valle el camino se hacía más angosto y el bosque más tupido. Cuando descendimos de la camioneta nos dieron linternas frontales para iluminar el sendero pero no fueron necesarias ya que había luna llena y una intensa luz plateada se colaba por las ramas de las lengas. El efecto era mágico. El aire puro, helado y penetrante. La caminata hasta el refugio fue sencilla y duró unos 15 minutos pero fue ideal para detenerse y prestar atención a los sonidos nocturnos del bosque. De repente vimos el refugioiluminado con velas y una hermosa mesa nos estaba esperando con una rica cena casera.
El refugio se encuentra a 1320 msnm y está dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, en pleno bosque andino patagónico. Fue construido por el español Manolo Puente Blanco, inaugurado en 1971 y bautizado con el nombre de uno de los fundadores del CAB (Club Andino Bariloche). Esta zona del parque fue declarada hace unos años área crítica debido a la presencia de huemules (especie con serios problemas de conservación en el país) y de la única población conocida hasta el momento de la llamada “rana del Challhuaco”.
La cabaña tiene dormitorios para 30 personas con colchones, frazadas y sábanas. Además está abierto todo el año, tiene acceso vehicular y desde allí parten 8 senderos de trekking así como también se puede practicar esquí de fondo y caminar con raquetas de nieve. El interior es cálido y de madera, rústico pero con estilo.
Allí se filmaron escenas del film El aura con Ricardo Darín y como testigo de aquella película se mantuvo parte de la escenografía en un rincón que parece de roca pero no es más que telgopor. Luego de la deliciosa cena hubo que emprender el regreso a la civilización y como toque de gracia hicimos un tramo del trayecto en trineo.
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