El premier británico, cuyo liderazgo tambalea, fue testigo en los últimos tres días de la dimisión de cuatro de sus ministros y otros altos cargos a raíz de una crisis de credibilidad originada en el escándalo de los abusos cometidos por algunos parlamentarios que cargaron sus gastos particulares a las arcas públicas.

Ante la fuga de funcionarios y la derrota electoral en las locales y presumiblemente en las europeas, el mandatario británico busca salvar su peor momento político desde que llegó a Downing Street acometiendo hoy mismo una profunda reforma de su gabinete, informa la prensa local.

Brown mantendrá en su cargo al ministro de finanzas, Alistair Darling, mientras el actual ministro de sanidad, Alan Johnson, llamado a sucederlo al frente del gobierno, pasará a ser el titular de Interior, indicó la cadena BBC.

Otro veterano que permanece en su cargo es el ministro de Justicia, Jack Straw, así como también conservará su puesto el titular de Negocios y otrora rival político de Brown, Peter Mandelson.

Brown pudo comprobar el castigo sufrido por el laborismo en los comicios locales al conocer los primeros resultados correspondientes a Bristol, en el noroeste de Inglaterra, donde su partido perdió 8 escaños a manos de los liberal-demócratas, que se hicieron con la mayoría, y conservadores.

En Central Bedfordshire, centro del país, los conservadores lograron 54 escaños frente a once conseguidos por los liberal-demócratas. El laborismo no cosechó ni uno.

En tanto, en Lincolnshire, noroeste del país, los conservadores aumentan su mayoría a 60 escaños en detrimento de los laboristas que pierden 15 de los 19 representantes que tenían.

En cinco distritos electorales, en los que aún se está haciendo el recuento electoral, el laborismo aparece como cuarta fuerza política, por detrás de conservadores, liberal-demócratas y verdes.

Los resultados de las elecciones europeas no se conocerán hasta el domingo, pero todo apunta a la debacle del partido laborista, ya que podrían quedar en tercer lugar, superados incluso por el partido antieuropeo UKIP.