La propuesta, que fue sometida a consideración, recibió 318 sufragios a favor, 16 en contra y 2 diputados se abstuvieron, anunció el presidente del Congreso de Diputados español, José Bono. En una expresión de rebeldía y profundo descontento, los diputados nacionalistas catalanes de Convergencia y Unión no votaron. Por su parte, el diputado Antonio Gutiérrez fue el único socialista que rompió la disciplina de su partido y votó en contra de la propuesta a la que calificó de “barbaridad”.

Tras la elección, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, destacó el “enorme sentido de responsabilidad” mostrado por los diputados que apoyaron esta reforma, que es “importante para España en este momento”. La medida inicia así su trámite en la Cámara Baja, donde será debatida con carácter urgente y en lectura única, lo que no permite introducir cuestiones distintas a la polémica modificación del artículo 135, el cual establece el principio de estabilidad financiera en las cuentas públicas y fija un límite al déficit en una futura ley orgánica.

En este sentido, el acuerdo entre el gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el conservador PP garantiza la aprobación de esta histórica reforma sin que sea sometida a referendo, ya que los opositores no suman el número mínimo de diputados o senadores necesarios para forzar la consulta popular, que es del 10%. En consecuencia, los sindicatos mayoritarios y movimientos sociales, entre ellos los “indignados”, ya se están movilizando para rechazar la medida y exigir que sea sometida a referendo. Cientos de ciudadanos se concentraron este mediodía para protestar en la madrileña plaza Neptuno. Las marchas sindicales fueron convocadas para mañana, jueves y el 6 de septiembre.

La reforma, presentada por Zapatero y acordada con el líder del PP, Mariano Rajoy, fue exigida por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, a los países de la zona euro, en medio de su grave crisis de deuda.