UNIVERSIDAD › ENTREVISTA CON EDUARDO CAJIDE, DECANO DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA (UBA)

“Innovación con contenido social”

El nuevo decano de la FADU plantea la necesidad de “transformar la facultad en una unidad académica mucho más integrada”. También propone posicionarla como consultora del Estado y desarrollar las áreas disciplinares más requeridas por el país.

 Por Adrián Pérez

Optimista, con proyectos y en busca de consenso político: así se muestra Eduardo Cajide, el nuevo decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA). Cajide fue elegido en agosto, después de más de cinco meses de haber vencido el mandato de Jaime Sorín, su antecesor, por lo que al asumir se encontró “con miles de expedientes que estaban haciendo cola para ser revisados”. En diálogo con Página/12 adelanta sus proyectos, entre los que destaca trabajar para mejorar la articulación interna de las diferentes disciplinas, posicionar a la facultad como consultora del sector público y desarrollar las áreas que más demanda el país.

–¿Cuáles serán los principales proyectos de su gestión?

–Fundamentalmente, transformar la facultad en una unidad académica mucho más integrada donde, sin perder su especificidad, cada disciplina pueda tener vínculos con las demás. Estamos consultando a los profesores y la propuesta está siendo bien recibida. El próximo año vamos a lanzar un referéndum para proponer temas referenciales. En principio, los ejes son proyecto y diseño relacionados con ahorro energético, ciencia, tecnología e innovación. Estamos hablando con el Ministerio de Ciencia y Tecnología para colaborar en el desarrollo de aquellos trabajos seleccionados bajo una matriz de innovación tecnológica, pero con contenido social.

–¿Y qué busca con esas iniciativas?

–Vincular a la facultad con el mundo productivo real. Queremos ser la principal consultora del Estado en arquitectura, diseño y urbanismo. Estamos elaborando documentos para mostrar lo que podemos ofrecerles a las entidades públicas. Tenemos pensado crear un consejo consultivo permanente formado por profesores consultos, para que nos asesoren en políticas académicas y de vinculación con la sociedad. También queremos mapear el plantel docente, el alumnado y su relación con el presupuesto de la universidad para generar un vínculo maduro y estable con la UBA, con cuyas autoridades estamos teniendo muy buen diálogo.

–Tras cinco meses sin decano, ¿cómo encontró la facultad?

–Con miles de expedientes que estaban haciendo cola para ser revisados. No es gratis tener tantos meses una facultad sin autoridades electas. Se generó un ambiente de malhumor por el conflicto político, pero estamos tratando de amigar a la gente e incluirla en un proyecto con más consensos.

–¿Cuál es la situación presupuestaria de la FADU?

–Tenemos presupuesto para la administración del edificio. Comparado con otros, el nuestro es un edificio nuevo, no tenemos graves problemas de infraestructura ni mantenimiento. A veces no sólo es un problema de presupuesto, sino de gestión imaginativa. En cuanto a recursos propios estamos bastante bien, llegaremos al próximo ejercicio sin mayores problemas. Hemos podido becar a estudiantes que lo necesitaban. El déficit principal tiene que ver con la cantidad de cargos docentes.

–¿En qué consiste ese déficit?

–Por su modelo de enseñanza es una facultad que requiere de mucho plantel docente. Actualmente, tenemos menos de 150 profesores concursados y 1200 ad honorem. Hay muchos docentes que deberían tener una categoría más alta. Para solucionarlo, vamos a seguir trabajando con el Ministerio de Educación y la UBA. Y estar atentos a la dinámica de los estudiantes. Hay que revisar el sistema de correlatividades. Un estudiante que permanece muchos años demanda muchos recursos de la facultad. Ahora tenemos entre 17 y 20 mil estudiantes.

–¿Cuál es la situación de los 550 docentes que hasta hace poco permanecían sin cobrar?

–Todavía nos falta resolver 160 casos. Todos los años se rechazan unos 100 docentes. Este año fueron 200. Cuando asumí, me dijeron que había 410 profesores cuyos cargos fueron rechazados por cuestiones presupuestarias. Estamos analizando resolución por resolución y docente por docente. Es un trabajo que necesita de cierta paciencia.

–Dado el escenario político de la facultad, sin una mayoría estable en el consejo directivo, ¿cuál va a ser su estrategia para gobernar?

–La única manera es construir consensos, charlar cada proyecto, pulir aristas y construir de a poco. Queremos un perfil de gestión que cierre proyectos por vía de la negociación positiva. Invitar a la gente que ha pasado por la gestión a que nos transmita su conocimiento. Me reuní con todos los ex decanos más allá de su color político, menos con Carmen Córdoba, con quien todavía no pude hablar.

–Al ser electo dijo que quería una facultad “más comprometida con la sociedad”. ¿Cómo piensa llevar eso a la práctica?

–Vamos a intentar que la facultad desarrolle temáticas que hoy demanda el país. Tal vez, la clave esté en trabajar sobre la gestión del proceso productivo, desde cómo se piensa un fragmento de ciudad hasta cómo se diseña un zapato. Como argentinos tenemos que preocuparnos por lo que hacemos con nuestra energía. Y eso demanda innovación tecnológica.

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“Queremos un perfil de gestión que cierre proyectos por vía de la negociación positiva.”
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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