Tras la controvertida apertura de una sede de la Escuela de Policía Juan Vucetich en la Universidad Nacional de La Matanza (UnLaM), sobre la que informó Página/12, un grupo de estudiantes impulsa una campaña para impedir que la escuela siga funcionando. “Compartir la universidad con esta fuerza represiva viola la autonomía universitaria y es realmente una provocación en el municipio donde desapareció Luciano Arruga”, dijo Alejandrina Barry, alumna de Derecho e hija de desaparecidos.

Los futuros policías comparten las áreas comunes de la UnLaM con los alumnos regulares, y por ahora sólo tienen docentes de la institución policial, aunque no se descarta que en los próximos meses los profesores de la universidad se integren a los cursos de los aspirantes a policías. Mientras la apertura de la escuela es resistida por parte del sector estudiantil, las autoridades de la universidad consideran que contribuye a integrar a la policía con la comunidad.

“Voy a hacer una presentación judicial y estamos pensando en realizar un acto para impedir que siga funcionando esta escuela de represores –señaló Barry–. Es una campaña que iniciamos hace dos meses, donde pudimos contar con el apoyo de gran cantidad de organizaciones de derechos humanos.” Querellante de la causa ESMA, militante del PTS y del CeProDH, Barry advirtió que “hay rumores de que algunas carreras de idiomas podrían no llegar a abrirse el año que viene para dar mayor espacio a la Escuela de Policía. Sería un atropello y una universidad cada vez más militarizada.” Por último, Barry apuntó: “No es que estén sólo los futuros policías, sino que está lleno de policías, que son los que están a su cargo. Entrás al comedor universitario y parece que estás en un cuartel”.