Arden las redes sociales, los celulares, las reuniones en los locales políticos donde haya al menos una lesbiana o una feminista, las agrupaciones lgbtiq y ya se extiende al movimiento de mujeres, a los barrios, a las villas de la Capital, a muchas de las organizaciones que convocaron la gigantesca marea feminista del 8M. María Fontbona de Pombo –la jueza que dictó el procesamiento de Mariana Gómez por “resistencia a la autoridad y lesiones graves”– da por cerrada la investigación y le pide al fiscal que acuse. Con una velocidad inusitada. Porque el fallo de Cámara que confirmó el procesamiento fue dictado el 9 de marzo. Ahora, en apenas tres días, la jueza levantó una medianera gigante frente a Mariana Gómez y a Rocío Girat. Una medianera que aparta a una pareja de lesbianas de la justicia. ¿Cuán cerca estamos de las celdas de aislamiento para “casos de lesbianismo” vigentes en el penal de Ezeiza en los 80? ¿Cuán lejos de los edictos policiales que enviaban directo al calabozo a las lesbianas solo por dejarse ver? En un sentido, la situación actual es peor. En tiempos de los edictos era una contravención, la burla y el acoso de diez policías, la amenaza de marcarnos ante nuestras familias. Pero después, a casa y listo. Ahora está la marca del antecedente penal. La criminalización.
A Mariana Gómez la procesaron por resistirse a un arresto injusto. Mariana y Rocío fumaban bajo el domo vidriado de Plaza Constitución. Afuera llovía. Detrás de ellas, los molinetes del subte C y miles de pasajeros haciendo trasbordo, muchos de ellos sacando el encendedor y encendiendo cigarrillo apenas traspuesto el molinete. Afuera la lluvia. Mariana y Rocío se besan y fuman. Un empleado de Metrovías y un policía se molestan con ellas. No le piden a nadie más que apague el cigarrillo. Solamente se lo exigen a Mariana. ¿Qué diferenciaba a Mariana del resto? Había besado a Rocío. Y no estaba vestida con “ropa femenina” ni peinada como la mayoría de las mujeres. El policía la trató de “pibe” y allí comenzó una de las peores pesadillas judiciales que le tocó vivir a Mariana. (Porque ya vivió otras a raíz del abuso intrafamiliar que padeció durante años).
La jueza Fontbona de Pombo dictó el procesamiento de Mariana el 29 de diciembre y ordenó notificar al abogado defensor Lisandro Teszkiewicz recién después de la feria judicial. Le quitó a la defensa de Mariana la posibilidad de responder y de trabajar el caso todo ese mes. Y ahora nuevamente la misma modalidad: cierre relámpago de investigación. Sistemáticamente se negó la jueza a escuchar la voz de Rocío Girat, la esposa de Mariana. Rocío no solo fue testigo sino también víctima de la agresión policial. Los policías le negaron el reconocimiento a su condición de esposa y la legitimidad de preguntar a dónde iban a llevar a Mariana.
El lunes 12 el Palacio de Tribunales se encontraba vallado por el inicio del juicio por el travesticidio de Diana Sacayán. El colectivo lgbtiq se hizo presente en Plaza Lavalle y en la sala de audiencias. En la plaza, las lesbianas se tomaron un momento para comentar la necesidad de estar atentas luego del fallo de la Sala 6 que confirmó el procesamiento de Mariana. Pero no esperaban que el mismo día la jueza Fontbona de Pombo decidiera levantar un muro de concreto.
Era la tarde del lunes 12 y había mucho ruido en la calle. Mariana atiende el celu y una voz le pregunta si sabía qué había pasado. Mariana no puede creer lo que está escuchando. “No lo puedo creer, vamos a ver qué hacemos. Nos quieren calladas. Te paso con Rocío”.
Rocío, la que reclamó a gritos en Plaza Constitución, frente la policía “No lastimen a mi esposa”, ahora se pone de pie frente a la Justicia que sigue negándose a reconocerla y a escucharla: “¿Nunca jamás me van a escuchar? Me parece malísimo. No puedo creer que nuevamente me tapen la boca y una jueza mujer avale callada. Hay videos que no se vieron y en la causa dicen que yo dije esto o aquello, cuando el que dice esas palabras es un policía. Un policía habla por mí en ese expediente. Y a mí no me dejan hablar”.
Se llama lesboodio, lesbofobia judicial, dicen las organizaciones de lesbianas. La Sala 6 de Cámara Nacional de Apelaciones Criminal y Correccional –integrada por los jueces Julio Marcelo Lucini y Mariano González Palazzo– no escuchó a la abogada Luciana Sánchez, que iba a alegar sobre los estereotipos de género que usó en su fallo la jueza Fontobona de Pombo. Sánchez se presentó como amicus curiae por la organización Colectivo para la Diversidad (Copadi). El tribunal tampoco dejó hablar a Mariana Gómez.
El abogado Teszkiewicz presentó un nuevo escrito pidiendo que: escuchen a Rocío Girat; incorporen un video de un notero de Crónica que muestra a personas fumando sin ser molestadas en el domo de Constitución, el día siguiente a la detención de Mariana; una pericia psicológica para evaluar el contexto en que se produjo la detención, y una pericia médica sobre la policía femenina que sufrió lesiones para relevar si son realmente son “graves”.
Mientras tanto se constituyó en Buenos Aires-Región Metropolitana una Comisión por el Desprocesamiento/Absolución de Mariana Gómez, conformada por lesbianas, feministas, lgbtiq y mujeres de movimientos sociales y distintos partidos políticos. La primera reunión se realizará en la Mutual Sentimiento (primer espacio de las asambleas del 8M) hoy a las 18.30, con la presencia de Mariana y Rocío. Desde la Región Patagónica, el colectivo lgbtiq también informa que se está organizando un espacio para impulsar este reclamo de justicia.