Lunes 12, Plaza Lavalle, escalinatas de Tribunales con vallas de acero compactas. Comienza el juicio por el travesticidio de Amancay Diana Sacayán. Cuesta creer que cada activista que va llegando desde las 7 de la mañana a la plaza, con una bandera en la mochila, se acerca a esa plaza a velar nuevamente a la más llena de vida, la más aguerrida de las militantes del campo popular, travesti, lgbti, feminista. En los pequeños grupos se escuchan anécdotas de momentos compartidos con Diana. Se elaboran estrategias para que muchxs puedan ingresar a la sala de audiencias que –se sabe de antemano– será muy pequeña.
El enorme edificio de Palacio de Tribunales intimida. Laberintos por donde muchas veces la Justicia se escabulle. Aunque esta vez la ecuación tantas veces equivocada puede dar el resultado justo. Justo es una manera de decir. Queremos a Diana, y nada le hará justicia por completo. La pérdida de la impulsora de la lucha por los derechos de trans y travestis, de una referente que abarcaba distintos aspectos en la lucha por los derechos humanos, no se repara jamás. Pero este juicio significa la posibilidad de sentar un precedente de que las vidas travestis existen, valen y deben ser respetadas, le guste o no le guste a una sociedad acostumbrada a aplastar a lxs diferentes, a lxs aguerridxs, a lxs que no se callan frente a las injusticias.
Comienzan a llegar lxs periodistas. Say Sacayán e integrantes de la Comisión Justicia por Diana Sacayán improvisan una conferencia de prensa. Las agrupaciones comienzan a colgar sus banderas sobre el vallado compacto: M.A.L., Libres y Diversxs Zona Oeste, Comunidad LGBTIQ de la Simón Bolívar de Almirante Brown, 100% Diversidad y Derechos, Descamisadxs, Asamblea Lésbica Permanente, Comisión y de Mujer y Diversidad Sexual y de Género del Cefyl, 1969, Pañuelos en Rebeldía, Insumisas, Correpi, Partido Comunista, Las Rojas, Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, Plenario de Trabajadoras.
Llega la hora de ingresar al Gran Monstruo que intimida. Pero esta vez el Monstruo es amable, cuidadoso, inclusivo. No hay crucifijo en la sala de audiencias. Duele ver la fila de hermanas, hermanos, sobrinxs de Diana. “Somos 16 hermanxs”, dice Gladis -que no olvida a lxs que ya no están- mientras lxs familiares presentan los documentos para poder ingresar a la sala. Entre lxs testigxs está Lin Pao, siempre en las marchas con la bandera arcoíris y la leyenda Pace. Por ser testigo no se le permite ingresar a esta audiencia. Una pantalla de 32 pulgadas, enfrentada a los óculos vidriados por donde ingresa la luz, permite ver lo que ocurre en la sala. Quienes no puedan ingresar lo verán allí. Aunque la mayoría de la militancia/activismo permanece en Plaza Lavalle, con una radio abierta, para que el gigantesco mundo hormiga que transita a esa hora la zona de Tribunales sepa quién fue Diana y por qué una multitud reclama justicia. Esta primera audiencia es el momento de la presentación de las partes, de explicar la calificación legal del crimen horrendo. El detalle de lo que ocurrió en el departamento de Flores donde vivía Diana. Los instrumentos con que lo cometieron. El acusado se llama Gabriel David Marino. Hasta ahora era solamente un nombre para la mayoría. No para algunas de las amigas de Diana, que lo conocieron porque ella se los presentó como su nuevo novio “Lautaro Francisco”. El acusado tiene la piel muy blanca, ojos pequeños, porte orgulloso con el mentón levantado y mandíbula ancha. Miró desafiante a la reportera gráfica de Soy e hizo lo mismo ante cada clic de una cámara. Ya no lleva el peinado de la foto que Diana había subido a su muro de facebook (cabello corto sin más). Ahora lleva un jopo batido sobre la frente. Recuerda mucho a Carlo, el personaje de la película El Padrino que entrega a Sonny para la emboscada en el peaje vial. En las próximas audiencias se irá develando quién es realmente Gabriel David Marino. Y por qué le gusta mostrarse orgulloso frente a las cámaras y displicente frente al tribunal, relajado, con las piernas estiradas, pero atento a todo lo que ocurre allí.
El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 4 de la Capital está integrado por Adolfo Calvete, Ivana Bloch y Julio Cesar Báez. En nombre del Ministerio Público Fiscal asiste Ariel Yapur y por la UFEM (unidad especializada en violencia contra las mujeres y personas lgbti), Mariela Labozzetta. Por la querella familiar (representa a Say Sacayán) se encuentra presente Luciana Sánchez. El Inadi también se presenta como parte querellante, a cargo de Juan Kassargian. A Gabriel David Marino lo asiste el defensor oficial Lucas Tassara. La próxima audiencia está programada para el lunes 19. Y será muy extensa.