“Muchos creyeron que la energía era una cosa gratis que te daban y la verdad es que no la tenemos”, señaló ayer el presidente Mauricio Macri en un nuevo intento por querer justificar los tarifazos en el suministro eléctrico. “Para crecer, se necesita energía, y como habíamos ido a un sistema en el cual se regalaba la energía, la Argentina se quedó sin producción propia y tuvo que empezar a importar y todavía hoy seguimos importando”, sintetizó el proceso el primer mandatario. Aseguró que Argentina inició un proceso de recuperación del autoabastecimiento hace dos años y puntualizó que, por ese camino, el país podrá llegar a exportar energía, de la mano de “la recuperación del sistema tarifario en forma gradual durante estos dos años”.
Mauricio Macri participó ayer de una recorrida por las obras de una planta depuradora de líquidos cloacales en Formosa, acompañado del gobernador Gildo Insfrán y otros funcionarios. “Dependemos de que el mundo nos venda para poder funcionar, cuando nosotros tenemos acá la capacidad de desarrollar mucho más el gas”, sostuvo el presidente, que reiteró el pedido de que haya un uso más racional de la energía.
Tras dos años de tarifazos consecutivos en las boletas de gas y electricidad que reciben usuarios residenciales, comerciantes e industriales, el gobierno sigue arrastrando un cuadro de graves falencias en el servicio del que responsabiliza, permanentemente, al gobierno anterior.
A fines de 2016, habiendo cumplido un año de mandato, Macri admitía que en el verano que se iniciaba “vamos a volver a tener cortes de luz”. La advertencia llegaba junto al anuncio, un día antes, de un incremento del 75 por ciento en las tarifas eléctricas. Aunque en ese primer año de Cambiemos no se registraron cambios que mejoraran la prestación del servicio, Macri aseguraba ese 15 de diciembre de 2016 que “hemos hecho un montón de cosas”, aunque sin detallar ninguna, pero advirtiendo que harían falta “seis años o más” para garantizar una adecuada prestación del servicio eléctrico. Lo que sí se impulsó en ese primer año fue un espectacular tarifazo que multiplicaba hasta por diez el valor de las facturas, aunque la Justicia lo frenó y obligó al gobierno a aplicarlo “gradualmente”. “Los precios de las tarifas eran ridículamente bajos y llevaron a consumos inusualmente altos. Eso generó un mal comportamiento cultural del país, porque pensamos que era gratis y empezamos a despilfarrar algo que era escaso”, explicó Macri en la oportunidad. Semanas antes, el economista radical y actualmente presidente del Banco Nación Javier González Fraga, había explicado que a los argentinos le “habían hecho creer que todos podían tener un celular, un televisor led y viajar al exterior”.
En el caso del gas natural, el aumento de las importaciones hasta niveles récord en términos históricos –sólo en enero de este año se importó el equivalente al 70 por ciento de las importaciones de todo 2015– se dio en forma paralela a una caída en la producción, pese a un aumento extraordinario en el precio que se paga por el gas en boca de pozo y una caída en la demanda final. En dólares, la retribución a la concesionaria de las áreas gasíferas aumentó más de un 100 por ciento en estos dos años, pero principalmente como un intento de premiar las inversiones en Vaca Muerta, eje excluyente de la política hidrocarburífera, hasta ahora con resultados ausentes. Baja la demanda, entre otras razones, por cierres de plantas o suspensión de turnos, de empresas que recibieron tarifazos de hasta el 1100 por ciento en sus tarifas de electricidad y gas.