Lo que parece ser una propuesta superficial y pasatista tiene detrás a tres de los nombres más importantes del amplio escenario queer brasileño, quienes sienten que pueden ser “agentes de cambio” en una audiencia que no está familiarizada con el ambiente de la diversidad en ninguno de sus aspectos. Estrenado con gran éxito en Brasil, Drag me as a Queen está en pantalla los lunes a las 22 por E!. En cada episodio recibe a una participante que siente que necesita un cambio y es asesorada por las drags Ikaro Kadoshi, Rita von Hunty y Penelopy Jean, quienes las escuchan y aconsejan, además de rebautizarla y cambiarle el look.De paso por Buenos Aires, SOY se sentó a charlar con las tres sobre su visión del ambiente drag y todo lo que sucede en tierras brasileñas.
Algunos creen que el drag es una forma de punk: destruir una concepción binaria que sostiene la sociedad y rebelarse contra eso mostrando su absurdo, ¿están de acuerdo?
Ikaro Kadoshi: Para mí drag es arte y en ese sentido va más allá de la sexualidad o el género. Pero a la vez estamos en un mundo en el donde te dicen “pateás la pelota como una mujer”, “peleás como una mujer”, “te quejás como una mujer”... entonces ¡que nadie diga que ser mujer no es sinónimo de debilidad! Cuando la sociedad ve que nosotros como hombres cis decidimos abandonar nuestra masculinidad y abrazar eso que se ve como debilidad, sorprende y las personas queda en shock.
Penelopy Jean: Yo no me animo hablar por todo el mundo, así que sólo lo haré sobre Brasil. Vivimos en una sociedad muy machista y eso incluye a la comunidad gay. Cuando te dragueás, cambiás la percepción de tus mismos compañeros. A mí me pasa: arriba del escenario me siento una diosa, todos me aplauden, me corean… cuando bajo y me sumo a la pista de baile sin drag, nadie quiere estar conmigo.
Rita von Hunty: Yo no tengo barba, no tengo pelos en el cuerpo, estoy lejos de la imagen de macho que busca el gay brasileño. Entonces me vuelvo invisible para mis propios compañeros...
PJ: Haciendo drag para mí es mucho más difícil conseguir novio. Es triste saber que vivimos en un mundo así pero debemos pelear para que cambie
Hablemos de íconos drags brasileños. Es inevitable mencionar a Pabllo Vittar, un cantante dragueado que suena en todo el mundo, ¿cómo lo ven ustedes?
RVH: Más allá de lo que pensemos, para nosotros es importante tener conciencia de clase. Y eso significa que no interesa si nos cae bien o mal: si hay una persona que consigue un espacio o meterse en el discurso público, significa que todas nosotros también ganamos ese espacio.
Estoy convencida de que el arte tiene la posibilidad de cambiar la historia y por eso cuando Pabllo suena en la radio o nosotras tenemos la chance de estar en una pantalla como la de E!, tenemos que hacerlo valer. Vos en nuestro programa vas a ver purpurina, glitter, lindas prendas pero si ves más allá de eso, está nuestra posición del drag como una política de la transformación. Nuestra misión en el mundo es cambiar.
En Argentina tuvo mucha cobertura el asesinato de Marielle Franco. ¿Cómo viven esa situación? En términos de homolesbotransfobia, ¿la región está mejor o peor?
PJ: De nuevo: sólo podemos hablar de Brasil y no de la región. Pero es un gran ejemplo, porque es el país con mayor cantidad de homicidios de personas LGTBIQ del mundo. En 2017 mataron a 343 personas, es decir, uno cada 24 horas. Nosotros vivimos en un país de odio: te matan por ser quien eres. Pero, a la vez, es el país que más consume pornografía trans por Internet… ¿cómo es posible compatibilizar eso? ¡Con hipocresía! Es un país que desea y mata, desea y mata, desea y mata…
RVH: En América Latina se da una combinación fatal: somos personas muy machistas y muy religiosas. Somos culturas patriarcales y tenemos arraigados en nuestra cultura lo que dice la Biblia, la existencia de dios y la imagen de que debemos cuidar al hombre que trabaja, que la familia es suya y que la mujer debe respetar. Pero la Biblia es un libro muy antiguo y no puede ser leído del mismo modo hoy que hace miles de años, y la Iglesia no puede ser un sitio que aprisione, sino que debería ser un lugar de libertad. Mientras sigamos viviendo en un mundo religioso y patriarcal, todas las minorías vamos a estar en peligro. Creo que la actual generación de niños y jóvenes va a tener un impacto similar al que tuvo hace medio siglo las suffragette, las mujeres que reivindicaban el derecho a voto de las mujeres. Ellos van a deconstruir la idea de género como algo monolítico. Martin Luther King dijo que tenía un sueño: que las personas nos sean juzgadas por el color de su piel. Yo tengo mi propio sueño, que nadie sea juzgado por sus genitales ni por la forma de vestirse.