Travestis, mujeres trans, lesbianas y mujeres cisgénero debieron seguir este juicio histórico con el suplicio de aguantar las ganas de ir al baño. El único sanitario para el público femenino cercano a la sala del sexto piso -y con retrete único y una sola piletita para lavarse las manos- se ubica en la terraza del séptimo del Palacio de Tribunales, expuesto al rayo del sol o a la lluvia. Por este motivo muchas llegaban (llegábamos) con la segunda parte de las audiencias ya comenzadas, después de cuarto intermedio de pocos minutos establecidos para comodidad de los varones, ya que el Palacio de Tribunales cuenta con suficientes sanitarios con cartel de “ser humano con pantalones”. Fila interminable para nosotras y sanitarios separados, no vaya a ser que concurran realidades no-binarias. Hablemos de tecnologías de género, diría Paul B. Preciado. En la sala se citó en más de una oportunidad a Judith Butler, pero nunca a Preciado. Hay mucho que hacer en Tribunales. Hasta lo más elemental.
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