Para Facundo Campazzo y Nicolás Laprovittola, los bases de la Selección Argentina de básquet, el fin de semana pasado terminó exhibiendo su talento en la 30° edición del Juego de las Estrellas de la Liga Nacional. Anteriormente, estos invitados de lujo de la Liga ACB –que militan en Real Madrid y Joventut de Badalona, respectivamente– habían desplegado sus conocimientos frente a 60 jóvenes de 14 a 19 años que participaron del Pro Camp. El campus tuvo lugar en el Club Centro Galicia durante dos jornadas y fue la excusa perfecta para que un grupo de adolescentes entusiastas –varones y mujeres– conocieran de primera mano los secretos del deporte que tanto aman. Y entre tanto drible, bandeja y lanzamiento, los jugadores se hicieron un tiempo para hablar de su presente.
–¿Cómo viven esta nueva modalidad FIBA de clasificación al Mundial?
Facundo Campazzo: –Creo que es una buena idea, pero a la vez todavía un poco desprolija. Es algo nuevo, costó acostumbrarse. Digo que es positiva, y a la vez no me tocó jugar mucho (reapareció en la tercera ventana). Habría que aceitar la relación FIBA y Euroliga para que los que estamos en Europa podamos jugar siempre. Pero igualmente me parece un avance para la gente llevar a la Selección a distintos puntos del país, como pasó en San Juan y en La Rioja. La verdad que suma mucho y hace que la gente se identifique todavía más con el equipo.
Nicolás Laprovittola: –A diferencia de Facu, tuve la posibilidad de estar en todas las ventanas. Esta nueva modalidad permite que la Selección se mantenga activa todo el año y eso me gusta. Nos permite estar en contacto con el equipo, venir a Buenos Aires, estar con los compañeros, con mis amigos, con la gente del staff técnico, y ayuda en la comunicación. Creo que eso es mejor que lo que ocurría anteriormente, donde sólo se venía en el receso de la temporada. Este formato propicia el contacto con la gente y que la Selección pueda ser vista en las provincias jugando de local.
–En la segunda ronda, por el Grupo E, enfrentarán a Estados Unidos, México y Puerto Rico. Evidentemente crecerá la dificultad.
F. C.: –Sí, seguramente será distinto a los partidos que veníamos jugando. Estamos hablando de rivales que no dejan margen para el error. Cualquiera de los tres tiene calidad táctica y técnica y son más completos. Sabemos a qué nos enfrentamos. Tenemos que mejorar mucho y seguir creando el grupo, esa unión que a la larga nos ayudará a jugar mejor juntos. Se viene un desafío muy grande y tenemos que estar al ciento por ciento.
–¿En qué momento está el equipo en función de pensar en la clasificación?
F. C.: –Falta todavía, pero tenemos que estar tranquilos. Ir paso a paso, partido a partido, entrenamiento a entrenamiento. Si bien nos importan los rivales, tenemos que armar ahora mismo nuestra unión, nuestra identidad. Por momentos lo hicimos muy bien, como el año pasado en la AmeriCup (en la que el equipo perdió 81-76 ante Estados Unidos en la final). Falta mucho pero a la vez no tanto, así que estos dos partidos que se vienen en septiembre (contra México, el 14, de visitante; vs Puerto Rico, el 17, de local) van a ser muy importantes.
–¿Al reunirse con más frecuencia pueden trabajar más aspectos del juego?
N. L.: –Tenemos la suerte de que venimos con un bloque de jugadores, más que nada jóvenes, trabajando hace bastante. Eso nos ayuda mucho en las ventanas porque, a pesar de tener poco tiempo, ya tenemos adquiridas la mayoría de las jugadas. La forma de jugar y los roles del equipo también están definidos. Eso facilita a la hora de jugar dos partidos en una semana.
–¿En qué aspectos considera que falta mejorar?
F. C.: –Más que nada en el tiempo de trabajo. Esta nueva modalidad no te permite entrenar mucho. Sólo una semana o diez días antes de cada encuentro y eso no alcanza para crear esa identidad, esa unión que mencionaba anteriormente. Pero bueno, hay que hacer el mayor esfuerzo, aprovechar las vacaciones también para agregar más trabajo. Si bien no será fácil, estar en la Selección es una responsabilidad difícil y hay que tomarla.
–En un equipo joven, ¿qué roles asumen quienes tienen más trayectoria, como ustedes?
Nicolás Laprovittola: –Tanto Facu como yo pasamos por el momento que están viviendo los jóvenes. Hoy nos toca estar en otro lado por la experiencia, los años que llevamos en la Selección y por la dinámica del equipo. Eso nos posiciona en un lugar en el cual podemos aportar mucha comunicación, transmitir un poco los valores que nos pasaron los jugadores de la Generación Dorada. Hoy por suerte muchos chicos pueden tener a Luis (Scola) todavía en el equipo y eso es muy importante. Creo que tenemos que seguir trabajando de esta manera.
–Haciendo foco en el capitán, ¿cuánto aporta Luis Scola?
F. C.: –Mucho. Más allá de los valores que él transmite, es una persona muy ganadora, que siempre quiere lo mejor para el equipo. Trabaja constantemente y en silencio en busca de crear una dinámica de trabajo, de generar buenos hábitos. Ese es el camino que adoptó él y la Generación Dorada durante sus años gloriosos, así que nosotros tenemos que hacer lo mismo. Incorporar esos buenos hábitos, tratar de absorber lo que nos da el capitán y aprovecharlo sabiendo que tal vez no le quedará mucho.
–¿Qué jugador joven lo sorprende por sus condiciones?
F. C.: –Por ahí todos ya conocemos el presente de Tortu (Gabriel) Deck. Cada vez que juega es un dolor de cabeza para el rival. Además, este año tuvo una proyección muy grande Lucas Vildoza (jugador del Saski Baskonia de España). Empezó la temporada sin jugar mucho y terminó siendo líder del equipo, jugando una final contra nosotros (en la que se impuso Real Madrid) y tiene mucho futuro. No le tiene miedo a nada y suma mucho cuando viene a la Selección.
–Hablando de su nuevo compañero de equipo, Gabriel Deck, ¿qué opina del salto que pudo dar de ser figura en la Liga Nacional con San Lorenzo a las filas del Real Madrid?
F. C.: –Parece que fuera algo normal, pero no lo es. Hay que tomar dimensión del traspaso que logró después de ser campeón de todo con San Lorenzo. Es un jugador de mucho talento, de mucha trayectoria, al que le queda muchísimo para alcanzar su techo. Que pueda cruzar el charco, que es a lo que invitamos a todos los jugadores, suma mucho. Obviamente que para lo individual y también para lo colectivo, para la Selección. Me pone muy contento compartir equipo con él.
–Hablando de traspasos a ligas poderosas, ¿cómo fue su paso por la NBA?
N. L.: –Fue maravilloso para mí, para mi carrera. Fue un poco impensado, ¿no? La verdad que no es algo que estaba planeado. Pero apareció la oportunidad, la tomé, me arriesgué, y creo que fue la mejor apuesta que pude haber hecho.
–¿Por qué dice que no estaba planeado, no lo tenía en su horizonte?
N. L.: –Llegó en un momento lindo, en los Juegos Olímpicos. Se dieron muchas cosas juntas. Y sinceramente fue impensado más que nada porque yo no creía que podía llegar tan lejos. A veces uno rompe barreras, pasa límites que tal vez no imagina. Ese fue mi caso. Poder estar ahí, jugar a ese nivel, competir bien sin sentirme menos que nadie, me ayudó muchísimo a crecer y a seguir sintiéndome un jugador importante.
–Pareció encajar en el andamiaje de San Antonio Spurs, por lo que sorprendió cuando lo cortaron. ¿Cómo lo tomó?
N. L.: –Creo que fue la primera vez que me tomé esto como un negocio. Desde ese día aprendí muchas cosas. No te voy a mentir, yo también me había ilusionado con estar en el equipo más tiempo en el equipo. Pero las cosas se dieron así, el equipo tenía un plan para los jugadores y tenía que aceptarlo. La verdad que di todo. Sentí que mi trabajo lo había hecho bien, que había superado las expectativas mías y las del equipo, pero bueno… Son decisiones que toman y uno tiene que seguir.
–¿De qué forma vivió ese tiempo en lo más alto del básquet mundial?
N. L.: –Al principio uno está más en su mundo, no quiere hacer nada mal. No quería cometer ningún error que me fuera a perjudicar. Buscaba hacer todo a la perfección. Por suerte pude compartir la pretemporada con Patito (Patricio) Garino. Me ayudó muchísimo y todavía se ríe del inglés que tenía en ese momento. De a poco uno se va acomodando, va viendo el rol que tiene en el equipo y cómo moverse. Además, Manu (Ginóbili) me daba muchos consejos: “Nico mostrate en este entrenamiento, intentá hacer alguna cosita más”, “Nico sé sólido en tu juego”. Nos ayudaba en muchos aspectos durante la pretemporada y una vez que arrancó la temporada ya tenía bien planteado el rol. Estaba contento con eso, era sólo disfrutar y vivir ese momento.
–¿Sueña con la revancha?
N. L.: –Hoy en día, después de tantos cambios, creo que necesito parar un poco. Asentarme, que es algo que vengo pensando hace tiempo. Tuve una carrera bastante movida si uno la compara con la de otros jugadores (jugó en nueve equipos, en seis países: Argentina, Brasil, Lituania, Estados Unidos, Rusia y España). Estoy contento con mi carrera y con todo lo que hice. Ahora me queda seguir disfrutando de esto y jugar en un lugar donde me sienta bien.
–Así como le tocó a Laprovittola, la pregunta generalizada es cuándo será el momento de Facundo Campazzo en la NBA.
F. C.: –Ahora estoy tranquilo, disfrutando el presente. Renové por tres años con Real Madrid, que fuera de la NBA es de los mejores equipos del mundo. No quiero volverme loco ni obsesionarme con eso. Si llega, llegará. Si mi techo me da para jugar NBA, bienvenido sea. Pero si mi techo da para jugar en el mejor equipo del mundo, como es Real Madrid, voy a intentar ser mi mejor versión en ese sentido y en ese lugar.
–Hablando de la NBA, ¿considera que Manu Ginóbili seguirá otra temporada?
F. C.: –Ojalá que lo podamos seguir disfrutando y aprendiendo de su juego. Creo que ya no nos sorprende de todo lo que es capaz. Me tocó jugar con él y las cosas que hace son increíbles. Hay que valorar la calidad de deportista que tiene Argentina con él. No sólo dentro del básquet, un deportista en general con todas las letras porque jugadores de su talla no se ven mucho.
–¿Cómo es el vínculo con la Oveja Hernández?
F. C.: –Sergio es un grandísimo entrenador. Personalmente me tocó tenerlo muchos años en Peñarol y es un conductor que está constantemente renovándose. Tiene mucho talento a la hora de manejar un grupo y eso, en un torneo previo a un Mundial o un Juego Olímpico, ayuda mucho en el día a día. Así como disfrutamos a Luis (Scola), también tenemos que disfrutar a un entrenador de tanta jerarquía como Sergio.
–Hace poco terminó el Mundial de fútbol y el resultado estuvo lejos del pretendido. El 31 de agosto del año que viene, en China, se realizará el Mundial de básquet. ¿Consideran que hay aprendizajes que se pueden extraer de otros deportes para no tropezar con la misma piedra?
F. C.: –Obviamente que la dimensión del fútbol está muy alejada de la del básquet. Tanto en la prensa como en toda la repercusión. Hay mucho más opinión pública en un deporte que en el otro y eso a la larga le llega al jugador. Las opiniones buenas como las malas. Uno nunca sabe lo que pasa adentro de un equipo ni siquiera yo que soy deportista. Por eso no me gusta opinar cuando no sé. Lo que sí, en nuestro caso con la selección, las comparaciones por ejemplo entre Pato Garino y Chapu Nocioni o entre Nico Brussino y Ginóbili nunca hacen bien. Garino tiene que jugar como Garino, Facu Campazzo como Facu Campazzo y cada uno hacerlo de acuerdo con su identidad. Eso nos va a hacer grandes a la larga. Seguir los valores que dejó la Generación Dorada, pero nunca tratando de jugar igual al que estuvo en la posición de uno años anteriores.
–¿Qué piensan que le falta a la Liga Nacional para dar el salto definitivo y consolidarse en el gusto popular?
F. C.: –Pienso que hay muchos jugadores que se fueron a Europa, eso influye un poco a la hora del nivel. En calidad de prensa creo que está muy bien, tratando de sacar mucho rédito en ese sentido. Sí hay cosas por mejorar en la infraestructura, porque hay canchas que no están calefaccionadas, otras que no tienen aire y algunas en las que se pone húmedo el piso. Al fin y al cabo eso desgasta un poco las cosas. Considero que tenemos una Liga muy competitiva, muy buena, que se le puede sacar mucho provecho y que todavía no se le está sacando todo. Me parece que los mínimos detalles a la larga van a marcar la diferencia.