El ministro de Energía, Javier Iguacel, anunciará en las próximas horas un nuevo aumento en las tarifas de electricidad de Edesur y Edenor que llegará al 30 por ciento. Hoy por la tarde tiene previsto un encuentro privado con periodistas para dar detalles y mañana podría ofrecer una conferencia de prensa, ya con la resolución publicada en el Boletín Oficial. El funcionario había dejado trascender apenas asumió que el incremento se aplicaría a partir de septiembre, pero las exigencias de ajuste fiscal que impuso el Fondo Monetario Internacional llevaron a adelantar su aplicación a agosto sin que medie audiencia pública. Es el segundo incremento en lo que va del año, pues la luz ya había aumentado otro 30 por ciento en febrero.
Cuando el gobierno de Mauricio Macri asumió en diciembre de 2015 el costo de la energía mayorista para los usuarios cuya demanda de potencia no alcanza los 300 Kw (como es el caso de la demanda abastecida a través de las distribuidoras) oscilaba entre los 83 y 110 pesos por Mwh. En febrero de 2016 se fijó un nuevo precio estacional de entre 321,39 y 312,26 pesos, según fuera hora pico, resto o valle. A partir de entonces, se ha venido ajustando periódicamente y la última suba se había aplicado en diciembre con la resolución 1091 que llevó el precio a la banda 796,1 a 879,9 pesos por Mwh. Esa norma incluía en su anexo II otra actualización a partir del 1 de febrero que llevó el precio de la energía mayorista para los consumos menores a 300 Kw a una franja que va de 977,6 y 1080,5 pesos por Mwh.
En lo que va del año, el dólar subió de 19 a 28 pesos y el costo de generar energía se disparó hasta unos 2800 pesos por Mwh porque el gobierno dolarizó a comienzos de 2017 los montos que perciben los generadores por la energía eléctrica, ya sea térmica, hidroeléctrica o de otras fuentes. De este modo, cuánto más sube el dólar más pesos cuesta generar energía. Pese a ello, los precios mayoristas continuaron sin variantes desde la última actualización aplicada el 1 de febrero, pues la disposición 44 que fijó los nuevos precios estacionales en mayo mantuvo esos valores sin cambios. La diferencia entre esos 1000 pesos por Mwh promedio que pagan los consumidores y los 2800 pesos por Mwh es lo que el Estado cubre con subsidios, los cuales se incrementaron sustancialmente este invierno.
La intención del gobierno es recortar parte de esos subsidios para cumplir con las exigencias del FMI. Por eso se espera un ajuste en las tarifas que pagan los usuarios que sirva para cubrir una porción mayor del costo de la energía mayorista. Además del ajuste en el costo de la energía, también está pendiente una recomposición del ingreso que perciben transportistas y distribuidores, pues los contratos contemplan una indexación, basada fundamentalmente en el Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM), que en el primer semestre, por ejemplo, trepó 30,3 por ciento. Esa indexación está floja de papeles porque se aprobó el año pasado cuando todavía estaba vigente la ley de Emergencia Económica Nº 25.561 que la prohibía expresamente. Sin embargo, hasta el momento no hubo ninguna impugnación judicial que busque ponerle freno.
La decisión política es que la combinación de la recomposición del precio de la energía, más la actualización por inflación del componente de transporte y distribución no arroje un aumento superior al 30 por ciento. Al menos eso es lo que anticipó Iguacel, aunque habrá que ver los cuadros tarifarios para ver si la promesa se cumple.