Cuando la pipa de Darío cruzó la puerta de entrada del gimnasio del colegio San Pablo Apóstol, las gradas se vinieron abajo y los gritos se hicieron ensordecedores. No era la Bombonera, pero las muestras de afecto y el aliento que despertaba la presencia del atacante Xeneize evidenciaban localía. Es que todo el mundo estaba esperando al hijo pródigo, al pibe de la risa pronunciada que tenía a todos acostumbrados a sus bromas, aquel que se quitó la mirada inquisidora de un pase oneroso desde México con 35 goles en 46 partidos con la camiseta de Boca y ese que estudió y nunca se olvidó de esta humilde institución de la localidad de El Pato, partido de Berazategui, a la que volvió años después de terminar séptimo grado para inaugurar una biblioteca temática que lleva su nombre.
“A este lugar veníamos desde muy chiquitos. Se utilizaba para hacer educación física, pero nosotros afuera saltábamos el alambrado y nos poníamos a jugar en cancha de 11 con todos los amigos del barrio. Me trae muchos recuerdos. Por eso apenas entré empecé a lagrimear. Es un momento muy lindo la fundación de la biblioteca y a la vez me recuerda que terminar mis estudios es una deuda pendiente. No lo descarto para el futuro”, reconoció Darío Benedetto, quien luego de finalizar la primaria estudió dos años más en la secundaria Perito Moreno.
Apenas algunas horas antes de la presentación, el atacante de 28 años había disputado 76 minutos en la victoria 2 a 0 ante Cruzeiro por los cuartos de final de la Copa Libertadores. El Superclásico del fútbol argentino también aparecía a la vuelta de la esquina. Sin embargo, el futbolista surgido de las inferiores de Independiente, que debutó en Primera en Arsenal de Sarandí, sabe manejar los tiempos. Como cuando pisa el verde césped o enfrenta al arquero.
“La idea surgió a través de Ignacio Irigoyen. Lo habló con mi representante, él me lo planteó y realmente me gustó mucho la idea. Siempre está bueno ayudar mientras se pueda así que no lo dudé. Lo hablamos, lo arreglamos y por suerte estamos hoy inaugurando este espacio”, agregó. El reconocimiento del Pipa es para un escritor, documentalista y Licenciado en Letras, de 45 años, que el 16 de agosto de 2016 le dio vida al proyecto “Bibliotecas Futboleras”.
Con la inauguración de la biblioteca de Jorge Luis Burruchaga –autor del tanto que definió la final del Mundial 1986 ante Alemania– en la Escuela N°26 Patricias Argentinas, de Quilmes Oeste, se dio un primer paso para empezar a revertir el abandono de los hábitos de lectura en niños y jóvenes en edades escolares.
“Me di cuenta que en los últimos años los procesos de lectura se estaban perdiendo. Entonces se me ocurrió crear un dispositivo cultural que pudiera transformar esta situación y revertirla a través del fútbol como incentivo principal. Para que los chicos tuvieran algún tipo de elemento con el que se pudieran identificar”, reconoció el creador del proyecto que impulsa la fundación de bibliotecas temáticas en las primarias donde estudiaron ex jugadores y jugadores de fútbol, referentes de su comunidad y de la población escolar.
Su experiencia como voluntario fundando bibliotecas en zonas rurales del país y de Latinoamérica fue fundamental para este puntapié. “Luego de la inauguración hacemos un relevamiento periódico con la escuela para ver cómo está funcionando, qué libros están leyendo más y con qué asiduidad asisten. Además de buscar recuperar el hábito de lectura, aspiramos a restablecer el vínculo entre el deportista y sus compañeros: los estudiantes actuales. Ayudamos a que el jugador esté presente de forma cotidiana con la biblioteca y con un mensaje motivacional constante y permanente en el tiempo –que hacemos llegar a través de WhatsApp– para que sigan leyendo y estudiando”, agregó, al tiempo que detalló que la mitad de la bibliografía no es deportiva.
Hasta el momento se crearon 50 bibliotecas futboleras en el país. Ricardo Giusti, Javier Mascherano, Gabriel Batistuta, Jonatan Maidana, Matías Almeyda, Nahuel Guzmán y Franco Armani son algunos de los deportistas que decidieron que su gesta no se circunscriba al campo de juego. Pablo Álvarez en Provincia de Buenos Aires, Paulo Ferrari en Rosario, Marcelo Larrondo en Mendoza, Guillermo Sara en Rafaela, Pablo Batalla en la Patagonia y Lucas Alario en Santiago del Estero serán los próximos protagonistas.
A su vez, esta novedosa propuesta cultural trascenderá las fronteras del país para llegar hasta Asunción, Paraguay, donde el 24 de octubre nacerá la biblioteca futbolera de Nelson Pipino Cuevas. Sebastián Pérez –jugador de Boca a préstamo en Pachuca– la llevará a Envigado, Colombia, y el uruguayo Nahitan Nández hará lo propio en Maldonado. “Siempre les digo a los chicos que leer estimula los músculos de la imaginación y de la inteligencia y es lo que los ayudará a ganar el partido más importante de todos: el de la vida”, añadió Irigoyen, ladero inseparable de Benedetto en este día inolvidable para la comunidad educativa y el futbolista.
Fueron más de 1000 personas –en su mayoría niños y adolescentes– las que aportaron un marco por demás festivo al evento. Tanta algarabía y agradecimiento se respiraba que los pequeños quisieron retribuir el gesto del goleador con distintos regalos. Primero, los del jardín le entregaron un rosario bendecido por el Padre Carlos –quien a la vez le pidió que no le convirtiera a River–; luego los alumnos de primaria le obsequiaron un libro con las huellas de las manos de todos los alumnos y un prólogo de su maestra de 5° grado Nancy Fernández, quien además era la que llevaba la voz cantante en el micrófono.
“Gracias por no olvidar tus raíces y mirar con el corazón. No dejés que desaparezca el niño que está guardado dentro tuyo, ese del que ninguno de tus docentes nos podremos olvidar”, leyó su maestra, a puro corazón, junto a otros elogios. Directora, vicedirectora y representante legal le dieron una plaqueta y también se llevó una camiseta firmada por todo el colegio y un llavero con el escudo de la institución por parte de los estudiantes del secundario.
Visiblemente emocionado, su profesor de educación física puso en palabras la admiración que despertaba aquel que logró superar distintos obstáculos para alcanzar su objetivo: convertirse en jugador profesional de Primera División. “Pero bueno, sigamos con los asados del grupo, con los trucos y con esa sonrisa que tenés que no se borra nunca. Para mí y para todos siempre serás El Matute del Pato”, cerró, recordando el apodo que le había puesto de pequeño su tío.
Puesto que la idea surgió como un aporte cultural y educativo para el estudiantado, no sorprendió que el evento continuara con una rueda de prensa. En realidad, una fila. Iban pasando de a uno –desde los más chiquitos hasta los más grandes– tomaban el micrófono, le hacían una pregunta y cerraban con beso y foto. Otros también con un autógrafo.
–¿Cómo cumpliste tu sueño de dedicarte al fútbol?
–Linda pregunta. Desde muy chico arranqué con mis primos. Soy de una familia numerosa. Primero empecé de arquero y después me gustó más hacer goles y jugar con la pelota. De a poco me fui dando cuenta que el fútbol era lo mío y me fui convirtiendo en un profesional. Hoy por hoy disfruto de este presente.
–¿Tenés amigos adentro de la cancha?
–Qué difícil. Mis 11 compañeros son mis amigos dentro de la cancha y los otros 11… Mejor me callo jajaja.
También se llamó a silencio cuando le pidieron que recordara anécdotas en el colegio. “Es mejor no contarlas”, evadió. “Es que era un poquito travieso”, acotó su ex maestra Nancy Fernández.
A pesar de su inocencia, los chicos se mostraban incisivos en el cuestionario. Consultado por la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha que lo marginó nueve meses de las canchas y lo dejó sin chances de integrar la lista mundialista, el 9 no dudó: “Mi pilar en la carrera es mi mamá, a quien no tengo desde los 12 años. Cuando aparece algún obstáculo pienso en ella y me digo que tengo que tratar de sobrellevarlo de la mejor manera porque esto sigue y es largo. Todo lo que hice en mi carrera es por ella. Su imagen se me cruza mucho y también trato de apoyarme en mi familia”.
Tal es el caso de Hugo Benedetto, papá del delantero de Boca, quien ocupaba la primera fila del evento junto a otros familiares. “Esto es una gran satisfacción, igual que cuando llegó a Primera. A este colegio vine yo, su madre, sus tíos, hermanos y mis nietos. Hasta su abuelo que hoy tiene casi 80 se formó acá. Es muy importante que se acuerde del colegio de esta forma. Estando en su lugar creo que hubiera hecho lo mismo”, describió con el pecho inflado su padre.
Por último, antes de ofrendar los libros, sacarse selfies con todos y atender a la prensa deportiva que lo esperaba ansioso en la antesala del partido más convocante del fútbol argentino, Benedetto dejó un mensaje claro: “Quiero agradecer el cariño y además decirles que lean. La lectura es muy importante para muchas cosas en la vida. Lo repito, yo no es que no tuve la oportunidad de terminar la escuela, pero por distintas situaciones no lo hice. Hoy por hoy me arrepiento. Se puede estudiar y hacer algún deporte a la vez, fútbol, tenis o lo que más les guste”.
Detrás de él, en la escenografía que le armaron arriba del escenario, con letras azules y amarillas sobresalía otra leyenda: “Que los estadios transformen el juego en puentes de unión y amistad”.