Siete Libertadores en las vitrinas, el festejo en el Maracaná del año pasado –ante Flamengo por Copa Sudamericana– y refuerzos de renombre hacían pensar que la ilusión de la octava no era una utopía para Independiente. El equipo se metió en cuartos de final luego de 28 años, tras una discutida serie ante Santos, y estuvo a 20 minutos de quedar entre los cuatros mejores. River y la tarea arbitral del brasileño Anderson Daronco (junto a sus laderos del VAR) conspiraron contra eso. “La jugada de Pinola pudo cambiar la serie, pero eso quedó atrás. Ahora queremos ser protagonistas de la Superliga”, admitió Pablo Hernández, uno de los refuerzos que incorporó el Rojo en el último mercado de pases.     

–¿Qué sensación les quedó luego de la eliminación frente a River en la Copa Libertadores?

–Eso ya pasó y no podemos volver el tiempo atrás. Es algo que no esperábamos, creíamos que podíamos avanzar más. La verdad es que nos dolió.  

–¿Qué puede decir de la tarea arbitral, y del VAR, en la infracción no cobrada de Pinola a Martín Benítez?

–El VAR no nos favoreció para nada. No sé para qué vinieron los días previos a darnos una charla de su funcionamiento si después no lo usaron. Nos explicaron que con este sistema habría más ojos en las acciones y el fútbol sería más honesto. De hecho, en las pelotas paradas tomábamos recaudos porque sabíamos que nos estaban mirando. Nos dieron motivos para creer que podía ser algo correcto y finalmente se equivocaron. Duele y molesta. Con tanta gente y tantas cámaras queda claro que fue penal.  

–¿Dentro de la cancha se dieron cuenta de que era penal? Porque no se vio una reacción acorde con la trascendencia que tomó la jugada posteriormente.

–Sí se vio, pero uno trata de ser respetuoso con el árbitro. Algunos fuimos a decirle que hubo falta y además no está en nosotros pedir el VAR. Tampoco el juez dudó suficientemente como para solicitarlo. En portugués nos dijo que era una jugada de partido, aunque estando cerca nos pareció otra cosa. Se vio clara. Creo que pecamos de respetuosos. 

–Yendo al plano local, seis jugadores terminaron con molestias en el triunfo ante Patronato (2-1). ¿A qué cree que respondió? En su caso quedó confirmado que sufrió un desgarro en el sóleo de la pierna derecha.

–El partido de Copa fue un desgaste enorme, no sólo en lo físico, sino también en lo mental. Fue de alta intensidad y después nos tocó un rival duro como Patronato. Por circunstancias del fútbol termina pasando algo que no había visto nunca: quedarnos con diez por lesiones luego de agotar los cambios. Me quedo con lo positivo de la victoria con un hombre menos. En mi caso estoy bien (desgarro en el sóleo de la pierna derecha), ya sin dolor y evolucionando bien. Trataré de estar lo antes posible de vuelta. 

–Están a diez puntos de Racing, con un partido menos, ¿todavía pueden dar pelea en la Superliga?

–Claro que sí, quedan por jugarse casi el 80 por ciento de los puntos. Aún no se cruzaron los de arriba y habrá puntos que quedarán en el camino. Vamos a estar arriba, estamos muy ilusionados, tenemos plantel para lograr algo importante. Debemos centrarnos en sacar un buen resultado el partido que viene y en el que adeudamos (contra San Martín de Tucumán, correspondiente a la fecha 1, agendado para el 7 de noviembre).  

–Qué opina de Ariel Holan. Cuando llegó al club fue mirado de reojo y los éxitos parecieron validar su metodología. ¿En qué trabaja principalmente?

–Ariel es una persona que ve el fútbol de otra manera. Mucho más táctica. Es muy trabajador. El sistema que utiliza es muy a la europea y sus mensajes son muy esperanzadores. Busca que creamos en nosotros. Además de lo estratégico, apunta a lo mental. Como jugador uno está conforme con el trato. Creo que Independiente dio un gran paso al tenerlo. Confiamos en lo que dice, creemos que ese es el camino para lograr cosas.

–A mitad de año le tocó llegar a una institución que seis meses antes había conquistado la Copa Sudamericana. ¿Qué club encontró?

–El mejor. Conozco la historia de Independiente, lo que significa para el país y también en el exterior. Tengo amigos que me recuerdan constantemente que estoy en el Rey de Copas. Afuera también se lo conoce por este logro. Considero que después de un bache el equipo está nuevamente entre los más grandes. Encontré un club ordenado. Ha sido un acierto de mi parte volver al país para llegar acá.

–¿Cuál de sus compañeros lo sorprendió?   

–Los jóvenes del plantel tienen mucho potencial. Me recuerdan cuando era chico, esa ilusión, ese hambre de fútbol, de crecer. Lo veo en sus ojos y en su manera de jugar. Es el caso de Alan Franco, de (Martín) Benítez, de (Fabricio) Bustos o (Nicolás) Figal. Les digo que les queda poco en el fútbol argentino porque te das cuenta de lo que pueden dar. Dependerá de ellos. Uno desde su lugar trata de aconsejarlos para que tengan una gran carrera y buen trato hacia sus compañeros. El plantel me hizo sentir tan cómodo que me dio la posibilidad de hablar con ellos y de tomar confianza.  

–Si el DT lo consulta en qué puesto se siente más cómodo, ¿qué le dice?

–Primero le diría que quiero jugar. Y que si me quiere ubicar donde me siento mejor que lo haga de doble cinco. No sólo me siento más cómodo, sino que le sirvo más al equipo por el hecho de poder defender y habilitar. Es una posición en el mediocampo que te hace llegar a las dos áreas y que en algún momento te lleva a bajar y marcar. Eso es algo que le sumé a mi juego después de estar cinco años con el Toto (Eduardo Berizzo).  

–Evidentemente le hicieron olvidar sus orígenes de enganche…

–Es a lo que lleva el fútbol de ahora. Hasta a Messi le piden que corra, aunque lo único que hay que hacer es darle la pelota y que haga lo que sabe. El fútbol ha cambiado mucho, evolucionado en algunos aspectos. Es todo muy intenso, cuerpo a cuerpo y constantemente surgen jugadores rápidos y buenos técnicamente. No alcanza con ser un futbolista que maneje bien la pelota también tenés que tener otras facetas que te hagan más completo. Ese es el modelo de jugador que ahora está vigente.

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