Basándonos en datos del ENRE, recopilados por el Diario La Nación en su herramienta digital, encontramos que, al comparar el primer mes del verano de 2018 (diciembre) respecto del mismo mes de 2016, la calidad del servicio de las empresas Edenor y Edesur se deterioró marcadamente. Dicho desmejoramiento se dio a pesar de una menor temperatura promedio: 30,2 grados en diciembre de 2016 contra 26,9 grados en diciembre de 2018. Y si nos fijamos a partir de los 28 grados: diciembre de 2016 tuvo 24, contra 11 de diciembre de 2018.
En el caso de Edenor, a pesar de una menor temperatura, registró en diciembre de 2018 un aumento del 88 por ciento en la cantidad de usuarios totales afectados respecto de diciembre de 2016. Este indicador surge de sumar los usuarios sin suministro registrados en cada uno de los 31 días para los dos meses, y calcular luego el porcentaje de variación. El promedio de usuarios diarios sin servicio se incrementó un 115 por ciento, esto es, más que se duplicó.
Al examinar lo acontecido los días con temperaturas entre 28 y 31 grados, vemos que diciembre pasado tuvo un 158 por ciento más de usuarios totales afectados y un 181 por ciento de incremento en el promedio de usuarios diarios sin suministro. Con un agravante, diciembre de 2016 registró 12 días con temperaturas en ese rango contra 11 días de diciembre de 2018.
Al examinar la performance de Edesur, se observa que registró en el mes de diciembre de 2018 un aumento del 4 por ciento en la cantidad de usuarios totales afectados respecto de diciembre de 2016. El promedio de usuarios diarios sin servicio se incrementó un 19 por ciento. En la evaluación de días con temperaturas entre 28 y 31 grados, vemos que diciembre pasado tuvo 9 por ciento menos de usuarios totales afectados y 1 por ciento menos en el promedio de usuarios diarios sin suministro, esto es, prácticamente no hubo cambios.
Conclusiones
No obstante los nuevos cuadros tarifarios, y con ganancias que para el caso de Edenor se incrementaron en un 226 por ciento (enero a septiembre de 2018 respecto del mismo período de 2017) y un 437 por ciento para Edesur, los resultados en la calidad del suministro eléctrico de ambas distribuidoras para el primer mes del verano de la temporada 2018/19 fueron pésimos.
Las interrupciones de servicio, los apagones y los cortes programados se dieron todos los años al menos desde 1993, un año después de privatizada SEGBA. Edenor y Edesur están en el país desde entonces. Los incrementos de la tarifa y su dolarización, con o sin desregulación del sector, jamás condujeron a una mejora en la calidad del servicio. El efecto “derrame” tampoco se aplica para el sector eléctrico.
¿Cuál es la solución? Una empresa estatal que las reemplace no reducirá a cero los cortes de luz. Tal resultado no se verifica en ningún país del mundo, ni con empresas estatales ni con privadas. En honor a Valentino, el niño electrodependiente fallecido por los cortes de luz a mitad del año pasado, el Estado al frente de la distribución de la energía eléctrica en las áreas de concesión de Edenor y de Edesur será un paso adelante, justo y justificado, sólo si dedica a reinvertir el 100 por ciento de las utilidades en la ciudadanía, con obras de infraestructura masivas, resolviendo los problemas de las familias y los hogares afectados en la calle, noche y día.
Y será un doble paso adelante si, en ese proceder, se le recuerda una y otra vez a la población que la energía eléctrica es una herramienta estratégica para el desarrollo económico, la igualdad social, la industrialización y un sector científico-tecnológico pujante, con tarifas baratas y un consumo en permanente expansión. Si se le demuestra en los hechos a esa misma población, en definitiva, que la energía no es un negocio sino un derecho humano y que no puede estar ni en manos de empresas extranjeras ni en manos de un puñado de familias millonarias, independientemente de su afinidad ideológica y amistad o parentesco político.
* Director de Oetec.