La historia siempre está presente. Argentina es una potencia internacional de otras épocas que sólo piensa en resurgir. Semifinalista mundial en dos ocasiones, actuará en la Zona Americana I de la Fed Cup por cuarto año consecutivo. Pero esta vez tendrá un plus. Mercedes Paz fue partícipe de la mejor etapa del tenis argentino: nacida hace 52 años en Tucumán, fue número 28 del mundo en 1991; se ubicó como número dos del país en 1986 y 1990; y conquistó tres títulos de singles y 22 de dobles. Ladera de Gabriela Sabatini en aquella semifinal ante Checoslovaquia en Praga, en 1986, debutará como capitana nacional del 6 al 9 de febrero en Medellín.
“Estoy entusiasmada, lo vivo con mucha alegría, todo esto me moviliza. Es un momento especial y puedo aportarles mucho a las chicas; mi primer objetivo era que ellas estuvieran contenidas y creo que está cumplido. Lo primero que queríamos era tener esperanza, después el tenis viene solo”, le contó a PáginaI12 quien reemplazará en el cargo a Marcelo Gómez, el primer entrenador de Juan Martín Del Potro.
Su decisión inicial fue la designación del equipo. Con Paula Ormaechea y Nadia Podoroska desafectadas, formó un plantel lleno de condimentos. Catalina Pella, presente en todas las convocatorias de los últimos tres años; Victoria Bosio, en su regreso desde su única serie ante Rusia en 2014; y las debutantes Carla Lucero y Jazmín Ortenzi. Las cuatro lucharán por el sueño del ascenso al Grupo Mundial II en el sector más complicado del certamen, que tiene también a Brasil, Puerto Rico y Chile –en la otra zona están México, Colombia, Ecuador y Paraguay–. Los dos ganadores de cada grupo jugarán una final por el único cupo en el segundo lote internacional.
Para Paz, el primer escollo será la altura de Medellín –ubicada a 1500 metros sobre el nivel del mar–, que hará que la bola viaje diferente y podría generar más paridad en el juego: “Nosotras vamos a competir, les pedí a las chicas que den el cien por cien y estén satisfechas. A veces la camiseta te pesa y otras veces te agranda. Habrá que ver quién se adapta mejor a la altura, que es el primer rival. Las mujeres somos muy anímicas, le podemos ganar a cualquiera”.
Puerto Rico cuenta con Mónica Puig, campeona olímpica en Río 2016 y única top 100 del torneo –59 en el ranking WTA–; Brasil tiene a Beatriz Haddad Maia, número 175 y ex 58; y Chile ostenta a Fernanda Brito, la número uno del nuevo ranking ITF World Tour, que estuvo 45 partidos invicta en 2018 y fue la máxima ganadora con nueve títulos de singles en Womens Circuit, además de Alexa Guarachi, 75 del mundo en dobles. “Somos un equipo muy parejo. Nuestros dos singles son muy duros –Bosio y Pella–; yo me pongo como rival y pienso que Argentina es difícil. Nos tocó la zona más competitiva pero a veces es mejor eso: a las mejores tenés que bajarlas al principio”, se ilusionó la capitana.
Los condimentos del equipo quedan claros con su definición: “Cada una ocupa un rol. Yo no busco estrellas sino un equipo humilde. Carla es la más experimentada en la vida, tiene una historia detrás, está alegre y es muy positiva; Jazmín es la junior, la inconsciente, la irresponsable del grupo, tiene una potencia increíble, un revés dañino y además es una esponja, todo lo que le decís lo absorbe; Vito es la más seria; y Cata tiene una personalidad intermedia y es muy copera. En las diferencias está nuestra fortaleza”.
El rodaje de Lucero, cordobesa de 28 años, no tiene que ver con el tenis sino con sus vivencias. El 9 de febrero de 2012 sufrió un grave accidente en la ruta cuando iba en micro de Villa del Dique a Río Cuarto. Un camión que viajaba por la mano contraria embistió a otro camión que destruyó el bus en el que estaba Lucero, quien salió despedida y terminó con tantas lesiones, fracturas y traumatismos que estuvo tres meses sin caminar. Siete años después representará a su país en la Fed Cup. “Estoy muy feliz, ahora todo lo disfruto distinto y lo vivo diferente; defender los colores es una oportunidad hermosa”, se emocionó Carla. Sobre la dureza de la zona, explicó: “La Fed Cup es distinta a todo. Hay una presión diferente que puede ser positiva para algunas y negativa para otras. Hay que ver cómo se adapta cada una a la altura. Puede pasar cualquier cosa, los partidos se resuelven en la cancha”.
Pella, bahiense de 26 años con 14 partidos de Fed Cup en su mochila personal –nueve triunfos y cinco derrotas–, sabe muy bien cuál es su papel en el equipo: “No sé si soy líder pero siento una responsabilidad extra. Busco tranquilidad para las chicas, la Fed es sólo una semana al año y trato de transmitir paz. Se vive con mucha euforia, es difícil manejarlo. Siempre hay presión; si bien no somos favoritas, queremos ganar y salir campeonas”. Será la primera vez que la hermana de Guido –60° del ranking ATP y ganador de la Copa Davis en 2016– partiría como segundo single en la lista de buena fe.
Bosio, la número uno según el ranking, elogió el trabajo de Paz al frente del combinado nacional: “Es un placer tener como capitana a una ex jugadora como Mecha, tiene experiencia y nos ayuda dentro y fuera de la cancha. Sabe cómo es jugar por el país”. La santafesina de 24 años se mostró confiada en su vuelta al plantel: “Siempre es un honor representar a la Argentina. La zona que nos tocó es muy dura, los tres equipos son difíciles, pero nosotras vamos para ganar”.
Ortenzi, quizá la mayor joya que tiene el tenis femenino argentino a mediano y largo plazo, configura la “incógnita” del equipo según Paz, ya que las rivales no la conocen demasiado. Riojana de 17 años, mayoritariamente formada por Martín Vassallo Argüello –ex 47° de ATP y Director Ejecutivo de la AAT–, viene de encarar su primera gira profesional europea en dos torneos W15 en Manacor, en la academia de Rafael Nadal: “Estoy muy contenta por estar con todo el equipo y, sobre todo, por representar a la Argentina. Es un orgullo y un sueño cumplido, estoy agradecida. Nos tocó un grupo duro pero nos entrenamos para llegar firmes, también hicimos mucho dobles porque va a ser un punto clave. Puede pasar cualquier cosa, vamos por todo”. Su inconsciencia, como sostiene Paz, es un aporte más para un ilusionado equipo argentino.