El 6 de diciembre de 2009 Rodolfo D’Onofrio perdió las elecciones presidenciales de River por apenas seis votos ante Daniel Passarella. Hasta la medianoche parecía ganador, pero luego el Kaiser se quedó con el cargo en una elección marcada por la polémica. A pesar del sinsabor, el empresario tuvo revancha cuatro después, en 2013. En las urnas hubo record de votos para intentar cambiar una realidad en la que había ocurrido lo impensado: River había descendido a la B Nacional. D’Onofrio se encontró con un club marcado por problemas económicos, financieros y un gran déficit deportivo. Acompañado de un equipo de trabajo inteligente y de Enzo Francescoli como mánager encontró la gloria con Ramón Díaz en su primer campeonato y luego, tras la salida del riojano, apostó a ganador con Marcelo Gallardo. La jugada le salió redonda y el club recuperó la gloria perdida. Incluso se convirtió en un club copero, una de las deudas históricas de la institución. En 2017 fue reelecto como presidente y en diciembre de 2018 su mandato tuvo su pico más alto: superar a Boca en la histórica final de la Copa Libertadores. Después de semejante hito, y a días de jugar una nueva final, D’Onofrio le abrió la puerta de su despacho presidencial a Líbero para charlas sobre la actualidad del club y los próximos desafíos.
–¿Cómo está River actualmente?
–River está muy bien en lo deportivo y perfectamente bien en lo económico. Sólo que le pasa lo que le ocurre a todo el fútbol argentino y a cada uno en su casa. No estamos ajenos a la crisis económica y financiera que vive la Argentina. Por ejemplo, teníamos contratos en dólares en los que se establecía una cláusula que limitaba el valor de la moneda. El tema es que en un año el dólar pasó de 18 pesos a 47. Con lo cual el jugador que hoy cobra el dólar a 30 pesos se queja porque dice: “Vine a cobrar en dólares y cuando voy a cambiar los pesos por dólares me toca la mitad”. Todo es una negociación y hay que estar hablando constantemente para solucionarlo. Financieramente lo que te va produciendo todo esto son pequeños baches. Pero se van solucionando. Por eso pudimos mantener el plantel. Somos de los pocos clubes que logramos conservar la base de lo que fue el equipo campeón de la Libertadores en diciembre. Salvo el caso del Pity Martínez que estaba vendido desde antes y el de (Jonatan) Maidana, que nos pidió irse en función de su carrera y a modo de reconocimiento por todo lo que había hecho.
–Incluso pudieron sumarle nuevos jugadores a esa base…
–Exacto, incorporamos algún jugador más para poder competir en el nivel que estábamos (en total fueron dos, el delantero Matías Suárez y el defensor Robert Rojas). Como todos, estamos viviendo las vicisitudes del país. Los socios de River, con justa razón, se quejan del precio que le pusimos a la renovación de su lugar en el Monumental. ¡Pero es la inflación! Vayan a quejarse al ministro de Economía o al Presidente de la República porque nosotros no tenemos otra opción que hacer esto. En la Argentina pasó un tormentón por arriba y estamos todos reubicándonos en esta nueva y crítica situación.
–¿Cómo viene el tema con la renovación de Camilo Mayada? ¿Podría quedar libre como sucedió con Leonel Vangioni, Carlos Sánchez o Ariel Rojas?
–Esto tiene que ver con lo que hablamos antes, está lo que lógicamente pide (Camilo) Mayada y lo que River puede pagar. Estamos haciendo todo lo posible para llegar a un acuerdo porque nos interesa el jugador y nos parece una excelente persona. Sólo que River puede hasta determinado valor. Por ahora estamos en conversaciones.
–Tras algunos conflictos con su técnico en la MLS, ¿hay chances de que Gonzalo Martínez pueda volver rápidamente al club?
–No, mirá, nunca se puede pensar que un jugador que se fue a Estados Unidos o Europa pueda querer venir. La cifra que ganan o los montos por los que fueron vendidos no son valores que el fútbol argentino –y menos en este momento dado lo que pasó con el dólar– pueda manejar.
-¿Cuál es la situación contractual de Exequiel Palacios? ¿Se pudo aumentar su cláusula de rescisión finalmente?
–No, no hicimos más nada. Tenemos que juntarnos con él. Le dimos prioridad a la recuperación física del jugador. Lo más importante que teníamos por delante no era si la clausula era alta o baja una vez que se lesionó, sino que él se repusiera, se sintiera bien y estuviera en condiciones de jugar. Y esa es la alegría que nos da que, poco a poco, va entrando en el equipo y ya está recuperado. Así que después hablaremos, lo más importante era eso.
–¿Turkish Airlines puede ser el nuevo sponsor?
–Todavía no está nada definido. Tenemos dos o tres propuestas y veremos con cuál nos quedamos. Esperemos definirlo cuanto antes para poder comenzar el próximo campeonato con el sponsor en la camiseta.
–En River Camp se inauguró una nueva tribuna y es un predio que sigue creciendo. ¿Cuánto tuvo que ver Marcelo Gallardo con el desarrollo de este complejo en Ezeiza?
–El Muñeco Gallardo tiene que ver con todo lo que sucede en el fútbol, porque se preocupa por todo. River Camp es una obra que surgió a partir de un dibujo que trajo Marcelo hace tres años. Dibujó lo que pretendía, se sentó con alguien que extraño mucho que es Guillermo Cascio (vicepresidente segundo fallecido el 22 de septiembre de 2018). Guillermo tomó la responsabilidad de llevarlo adelante y el proyecto fue creciendo, creciendo y hoy tiene un desarrollo en el que no sólo se destacan sus campos de juego sino también la tribuna dedicada a los juveniles. Hoy River Camp es un ejemplo de algo más allá de lo que se puede ver en Sudamérica. Tanto el vestuario, el gimnasio, los campos de juego, los comedores, todo está acondicionado de acuerdo a la jerarquía que tiene que tener un plantel como el de River.
–Mauricio Macri dio el salto a la política nacional tras una gestión exitosa en Boca. ¿Podría ocurrir algo similar en su caso?
–No, no, yo estoy de presidente de River y me ocupo de River. Nunca he hecho política partidaria. Pero sí hago política todos los días. Al estar en un club como éste hacés política a diario pero no partidaria. No puedo ser ni macrista, ni kirchnerista, ni socialista, ni radical ni nada. El que es macrista me puede decir por qué hablé bien de Cristina y si hablo bien de Macri los seguidores de Cristina me van a señalar lo mismo. Entonces tengo que tener mucho cuidado. Lo mismo corre para todos los dirigentes del club y hacemos gala de eso. Creemos que no se puede estar al frente de un lugar para utilizar esa herramienta en función de la política partidaria. Eso no quita que digas como ciudadano lo que pensás. Considero que puedo ser mucho más útil desde esta posición en el club que estando metido en la política partidaria.
–¿De qué forma?
–Porque River tiene una actividad inmensamente grande que no solamente son los partidos de fútbol. La pelota es lo que nos motiva, lo que hace que millones de argentinos sean partidarios de nuestros colores, pero después tenemos un club con más de 50 deportes, un colegio con más de 1.200 alumnos, la Universidad de River y más de 50 lugares en el país donde el club tiene contacto con las zonas más necesitadas. Puedo ayudar mucho acompañando, estando junto a los chicos de un barrio vulnerable y colaborando con la organización de un torneo de fútbol que los saque de la droga.
–Daniel Passarella irá a juicio por presuntas irregularidades en su mandato como presidente de River. ¿Qué le genera esto de su antecesor?
–Esto tiene un origen. Cuando llegamos a River hicimos una auditoría de corte para saber qué nos dejaban. No fuimos a buscar nada raro, pero nos encontramos cosas raras. Eso lo hablamos en Comisión Directiva y lo llevamos a la Asamblea, el órgano máximo del club. Ahí se decidió iniciarle un juicio a Passarella, (Diego) Turnes y a otros miembros de aquella comisión como responsables de lo que habíamos encontrado. Eso fue a la Justicia, la Justicia se expidió, se llegó a una instancia superior y la Cámara volvió a darles la razón a los jueces. Hoy están a un paso de ir al juicio oral y tener que dar las explicaciones que corresponden.
–Hace pocos días declaró que sería inviable por la situación económica actual construir un nuevo estadio o remodelar el Monumental. ¿Podría profundizar esa opinión?
–Creo que cualquier persona que esté leyendo la nota vive lo que estamos viviendo todos. ¿Por qué los bonos están desvalorizándose? Porque internacionalmente no quieren tener inversión en la Argentina. Si esa pasa es muy difícil poder hacer una obra de 200 o 300 millones de dólares. Con lo cual lo más conveniente por ahora es poner la pelota bajo el pie, tener tranquilidad y esperar a que cambie la situación.
–¿La idea de compartir un nuevo estadio con Boca en el mismo terreno fue real? ¿Sería viable en un contexto en el cual ni siquiera se pudo afrontar el Superclásico de la final en el país?
– El tema es simple, cuando nosotros nos presentamos en diciembre de 2017 para la reelección teníamos dos o tres proyectos que nos animaban a seguir. Uno era el de tener un trabajo muy fuerte con Marcelo Gallardo y los infanto-juveniles. En segundo lugar seguir tratando de ser altamente competitivos a nivel fútbol y lograr que el club siga siendo grande en lo que hace a la cantidad de deportes, al colegio y a su universidad. Y tercero, remodelar el Monumental o hacer uno nuevo. Para eso trabajamos en las dos ideas. En función de avanzar con un estadio nuevo primero se necesita conseguir la tierra y por eso averiguamos por un terreno que está acá cerca (detrás de la ex ESMA). Esa tierra ya se la había pedido a la presidenta Cristina Kirchner. Tuve una reunión con ella y otras dos con sus jefes de Gabinete –Jorge Capitanich y Aníbal Fernández– porque es una tierra que le pertenece a la Nación. También me encontré con (Agustín) Rossi, en ese momento el ministro de Defensa, porque no se sabía si en ese espacio podía haber restos de desaparecidos. Además, visitamos al Juez Federal que tenía la causa. Luego la causa se cerró y quedó claro que ahí no había restos, sin embargo nunca pudimos tener esa tierra.
–¿Y volvieron a intentarlo con este gobierno?
–Cuando llegó este gobierno volvimos a la carga y ellos se mostraron interesados en conversar. Estuvimos con el jefe de Gobierno, varias veces con el vicejefe e hicimos reuniones con sus ministros. Queríamos tener la posibilidad no de comprarla, porque eso lo hubiera tenido que definir el socio de River, pero sí de saber si esa tierra estaba disponible o no. Como eso también lo definía el Presidente de la Nación hicimos una reunión en Olivos y fue él quien me consultó: “¿Han pensado en hacer algo que (José María) Aguilar no quiso? Le pregunté qué era y me respondió: “Hacer un estadio único para River y Boca que por ahí se podría hacer en esta tierra. ¿Qué pensarías al respecto?”. Le dije que podría ser en tanto y en cuanto los socios de River estuvieran de acuerdo. Es loco, pero es factible. Es cuestión de analizarlo y verlo.
–¿O sea que en realidad esta idea la tuvo el Presidente Mauricio Macri?
–Macri esta idea la tuvo en 2003. Si vas a los archivos lo vas a encontrar. Ese año le propuso a Aguilar hacer un estadio único de River y Boca. Es loco pensar en un estadio para ambos dado el fanatismo que tiene la gente. Para un hincha de River trasladarse ahí sería difícil, pero mucho más lo sería para que la gente de Boca se trasladara a cinco cuadras de la cancha de River. Igual queda abierto. En lo que hace a mi opinión, creo que no es factible porque los hinchas siempre quieren su cancha propia. Pero algún día vamos a tener que tener otra razonabilidad todos los clubes. Porque cuesta mantener el hecho de que cada uno tenga su propio estadio. De cualquier manera fue una charla informal.