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Por David Cufré La asistencia o no de Carlos Menem al cierre del seminario de la Unión Industrial dio lugar ayer a intensas negociaciones políticas. La atención de la cúpula de la central fabril quedó acaparada en esa discusión. En un principio, el jefe de Estado desistió de clausurar el encuentro para no tener que escuchar los fuertes reclamos del sector, a los que su gobierno no está dispuesto a satisfacer. Pero esa negativa ponía de manifiesto lo deteriorada que está la relación entre el Poder Ejecutivo y los empresarios, y tensaba aún más la cuerda. Aunque el tema quedó sin definición hasta hoy, se supone que finalmente Menem estará presente en el cónclave. Las negociaciones de ayer estuvieron centradas en el tono que tendrán las críticas de los industriales al Gobierno. El presidente de la UIA, Alberto Alvarez Gaiani, tuvo que convencer a los demás miembros del Comité Ejecutivo de la entidad de moderar los cuestionamientos ante Menem. Desde que asumió la conducción de la central fabril, hace tres meses, Alvarez Gaiani decidió revertir la política de confrontación encarnada por su antecesor, Claudio Sebastiani, entendiendo que así el Gobierno sería más receptivo a las demandas industriales. En la mañana de ayer, el dirigente se comunicó con Menem para insistirle en que participara del seminario de la UIA. La respuesta del Presidente fue condicionar esa participación al trato que reciba hoy en el almuerzo de la cámara de la alimentación, también presidida por Alvarez Gaiani. Pero, además, le propuso reemplazar la cena de clausura del acto de la UIA por un cocktail más informal, sin discursos en los que se manifestaran con claridad las diferentes posiciones de los industriales y el Gobierno. Alvarez Gaiani accedió a ambos pedidos. En el discurso de apertura del seminario de la central fabril, su titular apenas insinuó algunas críticas al Gobierno. Dijo que es misión de los estados "compensar los desequilibrios" que produce la globalización y controlar el comercio desleal. "La fuerte caída en los precios de nuestros productos exportables y la reducción de los precios de importación hacen fácil advertir que algunos sectores de la industria local enfrentan graves riesgos de daño", subrayó Alvarez Gaiani, en el pasaje más contundente de su exposición. Las críticas más severas quedaron a cargo de otros miembros de la UIA. En rigor, los industriales están molestos y preocupados por la actitud de Roque Fernández frente a los reclamos del sector. Lo acusan de dejarlos librados a su suerte cuando la actividad productiva afronta una grave crisis, con caída en la demanda del mercado interno y con Brasil, su principal mercado de exportación, sumido en un proceso recesivo. El presidente del Departamento de Economía de la UIA, Roberto Arano, incluso mencionó el riesgo de que "se corte la cadena de pagos" por las severas dificultades que atraviesan las empresas. "El Gobierno afronta la crisis desde un punto de vista fiscal, entendiendo que el principal objetivo es mantener las cuentas en orden. Con esto busca generar confianza entre los inversores, para así tener acceso a financiamiento internacional. Esto es correcto, pero debe ir acompañado de incentivos para la producción", destacó Pablo Challú, empresario farmacéutico. El influyente miembro del Comité Ejecutivo de la UIA sostuvo que si no se apoya a la industria, "el Gobierno no sólo tendrá problemas para garantizar el equilibrio fiscal, sino también el equilibrio social". Los principales reclamos del sector pasan por que el Gobierno acelere los reintegros de IVA a las exportaciones, aplique medidas de protección contra la importación indiscriminada --en especial desde el sudeste asiático--, fomente las exportaciones mediante incentivos financieros y diseñe programas específicos para apoyar a los sectores productivos más golpeados por la crisis. También se demanda un aumento del arancel externo común y la creación de un organismo del que participe el sector privado para resolver los diferendos con Brasil. "El Gobierno piensa que lo único importante es que las cuentas cierren, pero se olvida que aumentar la competitividad industrial es la gran tarea pendiente", concluyó el economista Pablo Gerchunoff, resumiendo la opinión de los industriales.
ANTICIPAN ESTANCAMIENTO EN EL '99 El presidente de Fiat Argentina, Vincenzo Barello, criticó ayer severamente al Gobierno por aumentar el cobro de anticipos del impuesto a las Ganancias y reclamó que sean escuchadas las propuestas de las terminales para fomentar las ventas internas. "No puede ser que cuando la actividad productiva está cayendo, el Estado busque resolver sus problemas fiscales mediante una mayor presión impositiva a las empresas", enfatizó el industrial. En diálogo con Página/12, durante el seminario de la Unión Industrial, Barello también cuestionó la creación de un impuesto del uno por ciento a los propietarios de autos, aviones y embarcaciones para financiar un aumento a los docentes. "El Gobierno debería buscar la solución a sus problemas reasignando partidas del Presupuesto", afirmó. Previamente, el director ejecutivo de Fiat para América latina, Giovanni Razelli, había señalado que la proyección de la empresa para 1999 es que la actividad se mantendrá estancada en los mismos niveles de este año, tanto en la Argentina como en Brasil. El empresario subrayó que la devaluación del 7 por ciento anual que viene aplicando Brasil "genera asimetrías con la Argentina, que deben ser corregidas en el futuro régimen automotor del bloque regional, porque de lo contrario su país perderá competitividad".
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