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UNA SORPRESA: EL FILM "MALA ÉPOCA"
El nuevo-nuevo cine

El film argentino, que acaba de ganar el premio Fipreci en el Festival de Mar del Plata, es una cruda postal de la era Menem, firmada por cuatro jóvenes egresados de la escuela de Manuel Antín.

Los cuatro directores --foto-- utilizan una Unidad Básica para hablar de la falta de ética del menemismo.
"Los protagonistas son tipos que, de una u otra manera, no pueden concretar su proyecto", cuentan.

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Por Martín Pérez

t.gif (67 bytes) El Festival de Mar del Plata tuvo este año sus jóvenes imberbes. Esta vez, en lugar del dúo desfachatado que formaron Bruno Stagnaro y Adrián Caetano el año pasado, se trató de un cuarteto más recatado, integrado por egresados de la Fundación Universidad del Cine. Como los autores de Pizza, Birra y Faso, el cuarteto creador de Mala época vio cumplido su sueño de que el Festival obrase de plataforma de lanzamiento de un film distinto. "Aunque las películas no tienen mucho que ver entre sí, la verdad que tanta comparación con Pizza... no nos molestó. De hecho, nos benefició. En particular si pensamos en los distribuidores...", bromean Rodrigo Morello, Mariano De Rosa, Nicolás Saad y Salvador Roselli, que promedian los 28 años. Cada uno dirigió un episodio de los cuatro con los que está armado el film, que se estrena comercialmente el 30 de diciembre. Eso sí, no bromean mucho cuando recorren el sinnúmero de inconvenientes que fueron encontrando en Mar del Plata. "Lo único por lo que no tuvimos que hacer nada fue por el premio, después todo nos costó", resume Morello. Entre ellos subrayan los horarios de exhibición del film ("Se lo querían pasar en video a Kiarostami, y nos negamos") y la ausencia de invitaciones oficiales. "Lo mejor fue la noche del agasajo a los cineastas en el Sheraton, al que por supuesto no nos invitaron", recuerda Mariano. "Cuando nos vieron aparecer se quedaron medio con la boca abierta, y después se acercaron a disculparse y a pedirnos que fuéramos moderados con las críticas. Mahárbiz apareció para decirnos que estaba a favor del cine independiente y atacó a las grandes productoras. Nosotros le dijimos que no estábamos con ellos pero tampoco formábamos parte de los amigos del Instituto, que los hay y todos sabemos quiénes son. Y ahí se puso a hablar del campo y del tiempo", se ríe.

--¿Por qué piensan que tuvieron tantos problemas?

Mariano De Rosa: --Se emparejaron dos cosas. Por un lado, hay que pensar que gran parte de ellos fueron asunto de simple mala praxis, fruto de un festival con millones de problemas de producción. Pero por el otro es a causa de una subestimación muy fuerte hacia nosotros.

Salvador Roselli: --En las primeras gacetillas nuestro film era una obra de "alumnos de la FUC". No teníamos nombre.

MDR: --Una vergüenza, teniendo en cuenta que la nuestra fue la única película en competencia representando a los estudiantes de cine, gran parte del público del Festival.

Nicolás Saad: --Y, además, está el hecho de que es una película que incomoda ideológicamente.

--¿Por su decidido tono antiperonista?

Rodrigo Morello: --Es que el nuestro no es un film antiperonista. Simplemente es una película que se hace cargo del momento en que nos toca vivir. Porque si en la mayoría de las películas argentinas cuando se habla de una Unidad Básica es para sentar testimonio, en la nuestra se la utiliza para hablar de la ética peronista. O de esa amoralidad menemista, que es lo que nosotros conocemos como generación. Pero, subrayo, no es que hayamos hecho una película antimenemista. Simplemente sucede que el menemismo es una condensación que, por suerte o por desgracia, ayuda a que uno pueda encontrar en un mismo lugar todo lo que está mal.

SR: --Eso sí, ante el menemismo lo que nos une no es el amor sino el espanto.

--Si ése es el tono del film, sorprende el hecho que hayan decidido estar presentes justamente en la edición más polémica del Festival...

MDR: --Nosotros estuvimos en Mar del Plata, así que está claro que no adherimos al boicot contra el Festival. Pero eso no quiere decir que no estemos de acuerdo con lo que piden las entidades. Tampoco nos olvidamos, eso sí, que esas entidades no están protestando por otras cosas que el Instituto nunca hizo, como reglamentar el concurso de cortos o el de operas primas. Porque sucede que hay una gran sector, el de los estudiantes, que no tiene representación entre las entidades vinculadas al cine. En definitiva, ellos se tiraron contra el Festival porque es el objetivo más sensible de esta administración. Pero nosotros no creemos que sea lo peor que han hecho.

--¿Cómo surgió la idea de Mala época?

NS: --Es algo complicado de contar. Es un proyecto que tiene su génesis en una escisión que surge en la primera camada de egresados de la FUC. Hubo quienes se pusieron a las órdenes de Gustavo Mosquera para realizar Moebius, y los que se negaron. Nuestra contrapropuesta fue la idea de escribir un film de episodios. Con esa idea, se presentaron dieciséis guiones, de los que se eligieron cuatro. Cuando estuvieron seleccionados, hubo que buscar financiación para el proyecto, porque en ese momento la Universidad del Cine estaba detrás de Moebius. También hubo una sola condición planteada por la FUC para dar vía libre a la idea: que el resultado no fuera otra Historias Breves. Así que mientras pensábamos en cómo conseguir dinero para filmarla, fuimos reescribiendo el guión, buscando una unidad temática. Todo ese proceso, desde que se seleccionaron los cortos hasta que se terminó el film, duró unos cuatro años.

--¿Y desde que comenzó a pensarse tuvo esta misma temática?

SR: --Sí. Inclusive al comienzo era aún más crítica. Hay que tener en cuenta que cuando comenzamos a trabajar los guiones, hacia comienzos del '95, era la época de la reelección.

MDR: --Eso sí, nunca fue la idea de que fuera una película anti nada. Simplemente que ésa fue la tónica que fue tomando el guión. Mala época se refiere al destino común de los personajes y al contexto, a ambas cosas. Los protagonistas son tipos que, de una u otra manera, no pueden concretar su proyecto. No pueden triunfar en Buenos Aires, hacer pensar a los obreros o levantarse una mina. Y, dentro de esa historia, cada vez que se introduce el elemento político, narrativamente se convulsionan las cosas. Sucede que, también en ese ámbito, estamos retratando una mala época.

 

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