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 Las voces
de protesta de la UBA confluirán mañana, a las 15, frente al Congreso de la Nación,
donde los diputados estarán discutiendo la ley de presupuesto para el '99. Después de
apostarse en las calles para informar a la gente y juntar firmas de apoyo al reclamo por
mayores recursos, el rector y los decanos de la casa de estudios porteña cerrarán con
una manifestación "la semana en defensa de la universidad pública". Además,
al acto se suma hoy un paro por 48 horas de los docentes universitarios, la octava huelga
nacional del año convocada por la Conadu. Dentro de la UBA, tampoco trabajará el
personal no docente.
Los decanos, profesores, empleados y estudiantes de todas las facultades confirmaron su presencia en el acto de mañana, en el que entregarán a los legisladores nacionales un petitorio que, hasta ayer, había cosechado la adhesión de cien mil personas, aproximadamente. Las asociaciones de personal y de docentes de la UBA (Apuba y Aduba) y la Federación Universitaria de Buenos Aires también aseguraron su participación en la protesta, a la que adhirieron la Conadu y la FUA. "La situación es dramática. No se puede seguir así --se lamentó Aníbal Franco, decano de la Facultad de Ciencias Veterinarias--. Hace tres meses que no nos giran los fondos oficiales. Ya nos gastamos hasta el último peso que juntamos a través de nuestros cursos y de la venta de servicios. Hay proveedores que van a dejar de tratar con nosotros o nos van a recargar los precios con intereses altísimos. El reclamo es absolutamente justo --añadió--: sólo queremos que se cumpla la ley de presupuesto del '98. Es lo menos que se puede pedir. El gobierno no puede estar sosteniendo algo que sólo parece una universidad". Y, desde el decanato de la vecina sede de Agronomía, Fernando Vilella comentó: "Ya no hay plata para pagar ni gastos ni servicios, a pesar de que legalmente los fondos son nuestros. Si no se aumenta el próximo presupuesto, el año que viene va a ser peor. Estamos al borde de dejar pagar las facturas. Y esto va a tener consecuencias en el dictado de clases", advirtió. Como un anticipo de la protesta ayer, cerca de las 19, la Facultad de Ciencias Económicas organizó una clase pública sobre la avenida Córdoba. El decano Juan Carlos Chervatín, uno de los oradores, dijo: "La UBA, en conjunto, recibe un promedio de 1480 pesos por alumno y por año. A Ciencias Económicas le corresponden sólo 260 pesos por alumno/año. Dentro de una de las universidades más pobres del país, somos la facultad más pobre. Debemos ser la más pobre del mundo". Entre los representantes estudiantiles también se escucharon los reclamos. "Este Gobierno mostró un gran desprecio por la educación pública: seiscientos días de carpa blanca y todavía no es segura la ley de financiamiento educativo; seis años de vigencia de la Ley Federal de Educación y no se ha cumplido con lo que la norma exige en materia de financiamiento", afirmó Raúl Sánchez, secretario general de la FUA.
Por Fortunato Mallimaci *
En estos días el Congreso de la Nación votará la Ley de Presupuesto para el año 1999 y la propuesta del oficialismo "recorta" parte de los fondos asignados al sistema universitario. Este nuevo ataque va a impedir que la universidad pública cumpla sus funciones sociales de producción de conocimientos críticos al servicio de las mayorías, de investigación, de formación académica y de extensión universitaria, lo que traerá como consecuencia inevitable un aumento de la desigualdad social. La universidad pública necesita ser valorada y, para ello, precisa un inmediato aumento de su presupuesto. La pregunta que muchos se hacen es: ¿de dónde deben salir los fondos que lo sostengan? La solución no puede provenir de la transferencia de dinero destinado a los ciclos primario y secundario, ni de otras áreas vinculadas a lo social, como salud o hábitat. El aumento del presupuesto universitario debe surgir fundamentalmente de la revisión de las prioridades del gasto público: por ejemplo, de la reducción del pago de los intereses de la deuda externa, del combate contra la evasión que realizan los grandes contribuyentes, de la lucha contra la corrupción, de la disminución de los gastos de los ministerios del Interior y de Defensa, y de la eliminación de los gastos reservados. De esta manera, podríamos aumentar el presupuesto sin crear nuevos impuestos regresivos y garantizar el funcionamiento de una universidad que se ocupe de los problemas de la sociedad y profundice de este modo la vida democrática. Ante la gravedad de la situación y los oídos sordos del Gobierno, e independientemente de los diferentes criterios que podamos tener acerca de cómo debe distribuirse el presupuesto entre las universidades públicas o al interior de las mismas, convocamos a estudiantes, profesores, trabajadores y ciudadanía en su conjunto a defender la universidad pública. Por todo esto, nos encontramos mañana, a las 15, en el Congreso nacional. * Decano de la Facultad de Ciencias Sociales - UBA |
