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Habrá más fusiones de empresas por la baja del crudo

Pelea por salir del pozo

Las grandes petroleras mundiales ajustan sus estrategias. En la Argentina, el impacto de la caída de precio ya provocó ajustes en la cantidad de perforaciones y una baja de exportaciones. No se descartan nuevos cambios de mano entre las empresas locales.

Por Raúl Dellatorre

“Salvo que estalle una guerra en el Medio Oriente, el precio del petróleo va a seguir a niveles tan bajos como los actuales.” En la misma impresión coincidieron, ante Cash, tres especialistas: dos directivos empresarios y un consultor. La caída de la demanda mundial impulsada por la crisis asiática no se revertirá en el corto plazo, las grandes petroleras mundiales empiezan a ajustar sus estrategias al nuevo escenario y las de menor tamaño, como las argentinas, también se ven obligada a acomodarse a este panorama. Nuevas absorciones y fusiones de firmas locales -como ocurrió con Astra, Isaura, CGC y Bridas el año pasado- o el matrimonio de gigantes -como el de la última semana entre British y Amoco- estarán a la orden del día.

El impacto de la baja de la cotización del crudo en los mercados internacionales, desde mediados de 1997, ya empezó a sentirse fronteras adentro. La cantidad de pozos de exploración perforados mensualmente en el país se había mantenido por arriba de los cien hasta abril del año pasado. Bajó al mes siguiente a menos de 90 y nunca más se recuperó. Entre febrero y abril de este año descendió a un promedio inferior a las 80 perforaciones.

Los voceros empresarios explican el fenómeno por el cambio de expectativas que genera la baja del precio del crudo. Los resultados esperados del negocio ya no son los que eran. Las inversiones para reponer reservas -descubrimientos en reemplazo del petróleo que se produce y consume- son hoy sumamente prudentes: los programas clásicos de exploración se desactivan y en cambio se incentiva la exploración nueva, en yacimientos con muy alto rendimiento esperado.

En los últimos años, una proporción creciente de la producción petrolera se destinó a la exportación, fundamentalmente por la apertura del mercado brasileño pero, además, porque la mayor producción no era absorbida por el mercado interno. Al contrario, la demanda de naftas y otros productos de refinería descendió. En 1997, la Argentina alcanzó el cetro de principal proveedor de petróleo de Brasil. En lo que va de este año, en cambio, descendió al tercer puesto, tras ser desplazado por el crudo de Venezuela y Nigeria.

El petróleo argentino tiene un precio menor que el de Medio Oriente. Es más pesado por su contenido de azufre, y en consecuencia de menor calidad. Cuando baja el precio internacional, al mismo valor que vende la Argentina -o por debajo, inclusive-, cualquier país puede conseguir otro de mejor calidad. Hay un piso de precio del que el exportador argentino no puede bajar, que es su costo de producción. Este fenómeno es el que está provocando la merma de envíos a Brasil.

Por la caída del precio del crudo, el hecho de que un yacimiento tenga en mayor o menor medida producción de gas asociada con el petróleo es crucial a la hora de definir su continuidad en operación. El gas es un atenuador del descenso del precio, porque como no es un commodity (no se comercializa ni cotiza internacionalmente) su precio no se ve afectado por los vaivenes del mercado.

Los analistas internacionales esperan nuevas fusiones entre grandes empresas como respuesta a la crisis del precio del petróleo. Ello impactará, indirectamente, sobre las firmas que operan localmente. Bridas, absorbida en su fusión (de la que surgió Pan American Energy) con Amoco en 1997, ahora pasará a depender de British Petroleum, que comandará la unión entre las dos últimas, BP Amoco. Por esa vía, la firma británica tendrá una participación en el yacimiento Carina, sobre el mar frente a las costas de Tierra del Fuego, en aguas cercanas a las Malvinas. Una intervención que seguramente hubiese sido cuestionada si BP hubiera participado directamente en la licitación ganada por Total (Francia) en asociación con Deminex y Bridas.


Cómo encararon la crisis las petroleras locales

Los que huyeron a tiempo

La familia Gruneisen vendió su empresa, Astra, y con lo que recaudó formó un fondo de inversión que hoy se dedica a explotar librerías. Santiago Soldati (CGC) y la familia Eliçabe (Isaura) también se dejaron tentar por la oferta de la española Repsol y se desprendieron de sus refinerías y estaciones de servicio. Los Bul- gheroni tomaron una opción diferente: buscaron un socio poderoso y se quedaron en el negocio como accionistas minoritarios. Con mayor o menor astucia, todos ellos salieron a tiempo, y con buena plata en el bolsillo, de un negocio que ya no los iba a contener.

Pérez Companc sigue peleando solo. Tuvo un gran acierto, que fue contratar con un banco de inversión un seguro de precio que hoy le permite seguir cobrando 19 dólares por barril por el petróleo que coloca en el mercado internacional -Brasil, fundamentalmente- a menos de 14. Pero el año que viene, cuando vence el seguro, ya no podrá renovarlo en las mismas condiciones. A su favor, ha diversificado su negocio haciendo eje en la energía eléctrica, que le permitirá suplir una parte de la renta que pase a perder si el crudo sigue con precios deprimidos más allá de 1999. Aun así, si las condiciones aprietan, no podrá descartar totalmente una asociación con alguno de los grandes a nivel mundial.

YPF es descripto por los especialistas como un caso típico de compañía mediana a nivel mundial. Busca consolidarse como empresa líder a nivel regional, contando con un alto grado de integración vertical (producción, refinación y comercialización), pero con algunos flancos débiles en las actuales circunstancias. La baja del petróleo golpea más fuertemente en las áreas de explotación tradicionales, que son las más antiguas y de rendimiento medio. En particular, la cuenca del golfo de San Jorge será la más sufrida, en la que YPF tiene una alta participación. Pese a todo, no es de las que puedan ser barridas por el actual temporal.

Al contrario. La posición alcanzada por la ex petrolera estatal la convirtió en una pieza atractiva para grandes empresas que buscan presencia en el mercado regional. La disputa por el 20 por ciento de su paquete accionario en poder del Estado convocó a importantes compañías, como Repsol, Petrocanadá, la venezolana PDV y Shell. No sería extraño que esta última apunte a sumar como vinculada a YPF -que le otorgaría posibilidades de acceder a su management- ahora que la unión BP-Amoco colocó en el mercado un tercer competidor de primerísima línea. Su ingreso a YPF le abriría una opción interesante para conquistar una posición como productor que hoy no tiene localmente.

Dime cómo eres y te diré cómo te va

La caída del precio del crudo impactó en la utilidad de las empresas petroleras. Pero el efecto sobre la renta de cada una varía de acuerdo a su tamaño y la integración vertical (producción, refinación y comercialización) que exhiban. De esas mismas características dependerán, fundamentalmente, sus estrategias defensivas:

- Los grandes jugadores se anticiparon, en muchos casos, a la actual situación del mercado. Contrataron seguros de precios con bancos de inversión, y hoy están cobrando la diferencia con respecto al valor real de venta. Una garantía adicional, a futuro, es la conformación de alianzas estratégicas, como la que protagonizaron esta semana British y Amoco. La mayor escala y la diversificación geográfica de mercados son los principales atractivos de este tipo de movidas.

- Las firmas medianas y pequeñas del negocio petrolero son, en las actuales circunstancias, candidatas a ser absorbidas por las grandes. Muchas están lanzadas a buscar socios estratégicos, y la concreción de algunas de estas operaciones (en Argentina y el mundo) se conocerán en pocas semanas.

- Las empresas integradas verticalmente, que operan en extracción de petróleo pero también en refinación, corren con ventaja para soportar el golpe. Cuando baja el precio del crudo, lo que pierde en renta en la actividad de producción (“upstream” en la jerga sectorial), lo gana la refinería (“downstream”). No sólo en Argentina el ajuste a la baja de los combustibles es mucho más lento que lo que sugeriría el traslado del abaratamiento del petróleo crudo.

- Las empresas chicas no integradas difícilmente puedan superar el impacto sin un acuerdo de asociación con una grande. El precio de su producto se desvalorizó en un 40 por ciento y ni aun vendiendo a pérdida podrán conservar sus porciones de mercado frente a la competencia de las grandes petroleras.