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El Buen Inversor
Cada vez más
Brasil está padeciendo un violento ataque
especulativo contra su moneda. La crisis se
aproxima peligrosamente a Buenos Aires.
Por Claudio Zlotnik
Brasil quedó en la mira de los inversores por segunda vez desde que empezó la crisis, hace ya catorce meses. Pero esta nueva corrida amenaza con lastimar seriamente el programa económico del país vecino. La fuga de capitales le da su cuota de dramatismo. Brasil es como un herido que va desangrándose y, a su alrededor, quienes lo ven sufrir corren espantados en vez de brindarle asistencia. En la Argentina, la marcha de la economía depende en gran medida de la evolución de la enfermedad del vecino. Y de los remedios que vaya a utilizar para intentar rehabilitarse.
Desde principios de agosto, cuando la crisis bursátil volvió a instalarse en América latina, las tasas de interés describieron un formidable salto, que terminará golpeando en la economía real. Las tasas en pesos se duplicaron en el último mes. Por ejemplo, la Baibor a un año de plazo -basada en la encuesta que realiza el Banco Central entre las veinte entidades líderes- creció del 10,5 al 19,1 por ciento en los últimos treinta días. A su vez, los préstamos bancarios a empresas de primera línea a un mes de plazo pasaron del 7,9 al 14,6 por ciento entre el 10 de agosto y el 10 de setiembre. En ese lapso también subieron las tasas que las entidades pagan por los plazos fijos en pesos a treinta días -del 6,7 al 9,2 por ciento-. Si bien también se verificaron alzas en las tasas en dólares, éstas fueron sensiblemente menores a las de pesos.
Con el socio mayor del Mercosur en el centro de la tormenta bursátil, los precios de los bonos y de las acciones locales son duramente castigados. Semana a semana se desbarrancan. Y el aumento de la diferencia entre la tasa que ofrecen los bonos del Tesoro estadounidense con las que pagan los títulos argentinos refleja el incremento del riesgo país. Esto se traduce a su vez en una mayor dificultad para que el Gobierno, las empresas y los bancos se financien en el exterior. Sin acceso al crédito externo, las entidades transfieren sus más elevados costos a los individuos y a las compañías que requieran préstamos.
Este circuito se verificó con los créditos hipotecarios y personales durante la última semana. Bancos de primera línea, como el Galicia y el BankBoston, que se habían mantenido al margen de los retoques aún durante el sofocón de noviembre del 97, subieron las tasas de sus líneas dolarizadas. Y suspendieron hasta nuevo aviso las nominadas en pesos.
Otro capítulo sobre el tema tasas de interés se abrirá pasado mañana, cuando Economía salga al mercado a renovar 250 millones de dólares en Letras del Tesoro a tres meses de plazo. Este movimiento no pasará desapercibido en la city: le marcará una referencia al sistema financiero en medio de las turbulencias.
En todo caso, el impacto que finalmente tendrá la crisis en la economía argentina depende en buena parte de la suerte que corra Brasil. El lanzamiento de un severo ajuste fiscal, el pedido de ayuda al FMI y hasta la devaluación lisa y llana son las alternativas más escuchadas entre los financistas cuando evalúan lo que podría suceder en el país vecino en las próximas horas. La furia del desbande bursátil acosa. Con el socio más importante lastimado y la escasa confianza de los inversores internacionales en los denominados mercados emergentes, la economía se va a resentir. El fantasma de caer en una recesión similar a la del Tequila toma cada vez más forma.
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