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En Italia No se olvidan de Sole ¿Se acuerdan de Soledad Rosas, Sole -nota central del NO en julio-, esa chica squatter que se suicidó (o no) en Italia durante su arresto domiciliario, después de que la acusaron de atentar contra un tren de alta velocidad? Probablemente ya no, pero en Italia los chicos no se olvidan de ella y siguen pintando las paredes. Esta foto fue tomada en Venecia (pintaron la ciudad los squatters del centro social veneciano), pero el solcito (il sole) con la leyenda assasinata se ve por todas partes. Las películas de Kitano Balazos Nadie que vea la imagen que ilustra esta nota puede evitar preguntarse quién es ese oriental capaz de volarse los sesos con una sonrisa en los labios. La respuesta es Takeshi Kitano, conocido en (casi) todo el mundo como Beat Takeshi. Con 51 años, Kitano ha sido desde animador de TV hasta director y protagonista de películas festejadas por la crítica y por el público en los cinco continentes. Con tragicomedias con tiempos propios del cine ruso o películas hiperviolentas de gángsters y marginales (por las que algunos lo han comparado con el hongkonés John Woo), el universo de Beat es uno de los más eclécticos y originales de Japón. En Latinoamérica, sin embargo, los temores de las distribuidoras a todo lo que no sea Arnold Scwarzenegger o Cameron Díaz, llevaron a que el público desconozca su obra. En festivales recientes, tanto Takeshi como sus guardaespaldas no entendían cómo era que la gente no se abalanzaba sobre el ídolo. Luego del megaéxito juvenil que fue la retrospectiva del alemán Wim Wenders, la sala Lugones del Teatro San Martín (Corrientes 1530) vuelve a convocar a estudiantes de cine, cinéfilos inrockuptibles, lectores de revistas especializadas y otros freaks de la cinemanía porteña: desde ayer y hasta el domingo, dentro de un ciclo que repasa los hitos del cine japonés, se proyectan algunas de sus películas más conocidas. Ayer se vio Violent cop (1989) y hoy es el turno de Boiling point (1990), las dos historias policiales de los bajos fondos japoneses. Mañana se proyectará Escenas en el mar (1991), que cuenta la historia de una joven pareja de surfers que quiere participar en un campeonato de la especialidad. El sábado y domingo llegará Sonatine (1993), una de sus películas más conocidas, en la que Takeshi es un jefe de la yakuza (mafia japonesa), inmerso sin quererlo en una lucha entre clanes. M.E.V. Horarios de las funciones en la sala Lugones: 14.30, 17, 19.30 y 22, menos el sábado -sólo los dos primeros-. Entrada: tres pesos. Paoletti en el país de las maravillas
PeregriNO
Tras una escucha superficial (lo usual en estos casos, ya sea por falta de seriedad o por las urgencias de la periodicidad), En la ruta del árbol en busca de la canción perfecta, segundo CD solista de Adrián Cayetano Paoletti arroja varias características inusuales: un disco ambicioso y casero, con 16 canciones y 8 temas instrumentales interpretados por muchos, muchísimos invitados (que van desde Gabriel Fernández Capello de los Cadillacs hasta una banda de vientos de barrio) y cantados por la ululante y por momentos desafinada voz del montegrandino más famoso. Pero en la ruta de Paoletti hay algo más. Como en Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, el árbol al que hace mención el título también tiene un pozo. Y una vez que uno cae en él, aparece en otro lado, en otra dimensión en la que todo adquiere un sentido nuevo: Paoletti, convertido desde el primer tema del disco en hombre-vegetal, va trazando a través de sus canciones, su música y su poesía una ruta ardua pero excitante, plena de visiones y de enigmas. Instalado en un lugar propio en el que coinciden lo mágico con lo cotidiano, el talento poético de Paoletti está enriquecido esta vez por su sorprendente evolución como compositor y como guitarrista. Pero más allá de sus infrecuentes virtudes y sus increíbles errores (las vocalizaciones en varios casos hubieran necesitado más producción) este segundo CD tiene un valor agregado que, por lo infrecuente, es también extraordinario: su atemporalidad. En un medio en el que la confusión de los músicos locales sólo genera copias desteñidas o híbridos inconsistentes, la belleza de canciones como Una calle con tu nombre, Contemplar, Gravedad, Té, o Recompensa son un merecido premio a la búsqueda de este peregrino solitario S.R.U. Henry Rollins, hablador Además de rugir sobre un escenario, posar con su laptop en un aviso de computadoras y editar sus textos en su propia editorial, Henry Rollins también es... un humorista. Se podría decir, sin embargo, que su estilo es un tanto bizarro. Como un Seinfeld pasado de pastas y anabólicos. O por lo menos eso es lo que uno se imagina escuchando Think Tank, su último álbum doble de spoken-word (textos escritos y leídos por él mismo). No sé por qué lo llaman El Niño. Para mí es un hijo de puta. O si no los cuatro primeros discos de Black Sabbath. ¿Alguien escuchó alguna vez Paranoid?, es la broma climática preferida de Henry, que ya se ganó un Grammy por un disco similar, llamado Get In The Van. Otro extracto: Nunca me voy a olvidar el show que hicimos en Santos, Brasil. La primera vez que tocamos en Sudamérica. Con nosotros tocaban los Lemonheads, imagínense. Pero con Evan Dando está todo bien, es un buen tipo. Eso sí: ¿a qué no saben quién era el número principal de este show, la razón por la que todos los espectadores salían de la jungla? Mr. Big. Eso sí que era una vergüenza. Como ganar amigos, por Henry Rollins. Ah, y si no les alcanza con el CD, también se consigue en video. Y hay más noticias Rollins para este boletín: junto a Bone Thugs-N-Harmony, Henry hace un cover de War para la banda de sonido de Small Soldiers, el film de dibujo computado dirigido por Joe Dante, cuyo estreno en la Argentina está previsto para el 8 de octubre. |