Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Stira
Todo por 1.99
Convivir con virus
Clara de noche

fueIser






Meirs - Migdal

Volver

Mirada

Volver a los 17  por Marisol García*

La serie de columnas que habitualmente se publican en esta sección sufre un pequeño cambio por esta semana. La excepcional situación social que se ha desencadenado en Chile a partir de la detención del ex dictador Augusto Pinochet -ya tratada aquí desde el punto de vista de Juan Pablo Sorín- merecía, consideró el No, un acercamiento más profundo y directo. Es por eso que hoy colabora con su visión una joven periodista chilena que está viviendo in situ lo que todo el mundo sigue por televisión.

Mi penúltimo año de colegio me lo pasé enfrascada en las mismas discusiones que hoy motivan esas imágenes de los noticieros que, perfectamente, podrían haber sido sacadas de sus archivos de 1988, el año del famoso plebiscito que terminó constitucionalmente con la dictadura militar chilena. Lo que se discutía entonces, si bien profundizado por el drama que aún nos envolvía, estaba dirigido por el sano sentimiento de la esperanza. Pasara lo que pasara se avecinaba un cambio. Hablábamos en tiempo pasado proyectándonos a un futuro que no podía ser sino mejor.

Pero resulta que hoy, a los 25, cuando personalmente no ha habido más alternativa que asumir la realidad cotidiana -.en todo ámbito: familia, trabajo, amistad, proyectos- como un contraste a la ilusión adolescente, nos damos cuenta que la decepción debemos aplicarla también a la convivencia cívica. No es la común y lógica desilusión ante el manejo político y sus protagonistas lo que hoy sentimos muchos. Es ver al pinochetismo actuando violenta y masivamente en calles y desde cargos de poder insospechado (alcaldías, medios de comunicación, empresas), lo que suma a la impotencia la implacable y dolorosa verificación de que parece no haberse avanzado un ápice en nada. Las mayorías electorales no están reflejadas ni en los diarios, la discusión pública ni el enfoque hacia el problema del vitalicio detenido en Londres. No es que el pinochetismo sea mayoría. No es que señoras de taco alto y cartera reclamando por su Tata sean actores políticos determinantes. No es que jóvenes de familias acomodadas -que no conocen a Pinochet sino por herencia- sepan a quién están defendiendo.

No hemos podido realmente celebrar con alegría sincera las maravillosas puertas que ha abierto la justicia española con la reciente determinación aplicada en Londres. El resurgimiento del pinochetismo es un fenómeno demasiado inasible, inexplicable y atemorizante para que el país despliegue la alegría debida. Retrocediendo diez años o más en nuestro proceso de reconciliación, la sensación que hoy nos separa de la esperanza del ‘88 es fría como el clima inglés. Pase lo que pase, no será mejor que lo que esperábamos entonces.

* Redactora de la revista de rock Extravaganza! y del diario El Mercurio.