Una desordenada y entusiasta manada de bandas tuvo su bautismo discográfico cuando un pequeño sello independiente lanzó la idea. Una década después, algunos de los protagonistas de aquella historia que ya está incorporada en los libros de la buena memoria rockera argentina, cuentan cómo y por qué fue lo que fue.
¿Cuál es la sustancia con que se construye un mito? En el caso de Invasión 88, el primer compilado punk de la historia rockera local, la materia inicial fue el vinilo. Transparente, para más datos. Pero también hubo adrenalina, ideología, rabia, sudor, broncas, algo de sabor a gloria y una tapa que está entre las mejores que parió el rock vernáculo: una obra de Mosquil al estilo de los fanzines ingleses, que se adelantó varios años a la estética de Spawn.
Una década más tarde, con el punk ya mayor de edad -21 años desde el estallido del 77-, el sello Malasaña prepara una segunda invasión (ver recuadro). Y sólo dos de los grupos incluidos en aquel compilado gozan de buena salud: Attaque 77 está en Los Angeles, grabando su noveno disco, y Flema se apresta a darle forma al cuarto. Las otras bandas se disolvieron sin demasiado suceso. Pero el testimonio de su efímera -aunque esencial- existencia quedó documentado en un disco al que no le queda mal el calificativo legendario. O algo así.
El año era 1988. Llegaban al país Iggy Pop y la gira de Amnesty, con Sting, Peter Gabriel y Bruce Springsteen. Pero la primavera alfonsinista era sólo un recuerdo: reinaba un invierno austral, sacudido por los levantamientos armados de Aldo Rico y sus secuaces. En ese momento hostil apareció un sello discográfico independiente, Radio Trípoli, liderado por dos jóvenes veteranos en trajinar la escena punk: Walter Kolm y Sergio Fasanelli. Empezaron editando los simples de Comando Suicida, Massacre Palestina, Sentimiento Incontrolable y Perfectos Idiotas. Fasanelli, conocido en el ambiente como Chuchu, había sido baterista de Comando, la banda más importante del hoy casi oculto movimiento skinhead, y fue a quien se le ocurrió que no sería mala idea lanzar un LP que agrupara bandas punk que habían desaparecido sin dejar testimonio grabado (como Los Laxantes y Los Baraja) junto a otras que recién salían a la luz. Aunque no lo sabían, Fasanelli y Kolm habían dado con la gallina de los huevos de oro, con el disco que les permitiría imponer el sello para el que luego grabarían Los Auténticos Decadentes, Memphis, Attaque 77 y Los Visitantes, entre otros.
Invasión 88 se presentó con un festival punk realizado el viernes 16 de diciembre de ese año, en Cemento, en el que tocaron todas las bandas incluidas en el compilado. Se hicieron unas tres mil copias en vinilo y se vendieron todas. En el 94, hice una reedición de trescientos CD bajo el sello Discos Milagrosos y también desaparecieron enseguida, recuerda Fasanelli. Hoy Chuchu, ya disuelto Trípoli, es encargado de marketing estratégico en la multinacional Universal (cuya filial argentina preside hoy su antiguo socio Kolm). Hoy, una copia del vinilo en buen estado se cotiza en unos 50 pesos, mientras que una del CD ronda los 30. Las bandas que entraron en el disco eran las únicas que había. Creo que sólo quedaron afuera Mal Momento y Cadáveres de Niños, asegura Fasanelli. En realidad, Cadáveres se negó a participar del compilado debido a la inclusión de Comando Suicida. Y no fue ese el único inconveniente que originó la presencia del grupo skinhead. Gamexane, guitarrista de Todos Tus Muertos, había sido parte de Los Laxantes, disueltos en 1983. El fue quien se encargó de masterizar Invasión 88: Los temas de Los Laxantes que aparecieron en la edición de vinilo los habíamos grabado en la cocina de Félix (Gutiérrez, actual bajista de TTM) y cuando Chuchu me los pidió me pareció bien que estuvieran. Pero después me di cuenta de que en el disco estaba incluido Comando Suicida, que era una banda violenta, que estaba en la vereda de enfrente. Por eso, además de porque me peleé con Chuchu y Kolm, nuestras canciones no salieron cuando se reeditó en CD.
Además de Los Laxantes, la otra banda punk de comienzos de los 80 que permanecía inédita hasta publicarse Invasión 88 era Los Baraja. Yo me desilusioné mucho del punk -.memora Marcelo Montolivo, guitarrista de aquel grupo y hoy líder de Medusa-, porque pensaba que iban a serpersonas que pensarían diferente. Y al final fue lo de siempre: estaban todos borrachos, tirados, pensaban que el punk era romper todo, emborracharse, pelearse, no bañarse... Y para mí era otra cosa, quizás una muy utópica y hasta tonta vista desde hoy, que era la idea de cambiar el mundo, como en el tiempo del hippismo o la psicodelia. Los temas de Los Baraja salieron en el disco porque Chuchu me los pidió. Yo no comulgaba con el punk del 88, no estaba dentro de ese movimiento y me parecía que ya había pasado.
La edición en vinilo de Invasión 88 venía acompañada de un libro, que abría con una suerte de manifiesto de lo que se entendía como ideología punk. Pero la mayoría de las bandas que participaban del disco ni siquiera estaban enteradas de qué se trataba todo eso. Claudio Fernández, de Malasaña, recuerda que en esa época había dos tribus bastante diferentes: Estaban los anarco-pacifistas y los anarco-quilomberos. Los primeros tenían espíritu militante, letras politizadas, y se resistían al capitalismo y la represión policial. Los otros pensaban que todo eso era muy cansador: había que leer, algo muy difícil cuando uno está escabiado o de pastas. Fueron estos últimos los que grabaron Invasión 88. El disco cuenta sólo una parte de la historia, pero es representativo de lo que se vivía en aquellos días. Aquel disco fue importante para abrirle la cabeza a la gente respecto a otro tipo de rock -.asegura Fasanelli-. A mí no me importaba todo lo ideológico que aparecía en el librito, por eso en la reedición no lo incluí. A mí me gusta hacer discos, es mejor que trabajar de ascensorista. Y los he hecho, desde Comando Suicida a Bersuit, sin preocuparme de lo que piensa cada banda.
Casi todos los entrevistados coinciden en que, a medida que crecieron, la adrenalina adolescente del punk rock se fue diluyendo dentro de ellos. Y según Fernández, si el ambiente punk ya no es el mismo no se debe al devorador monstruo capitalista de las compañías multinacionales ni a la represión policial (siempre activa, eso sí): Muchos se casaron, se compraron un coche cero kilómetro y una corbata. No fue el sistema el que los cambió, sino una concha.
PRODUCCION Y TEXTOS:
ROQUE CASCIERO
PABLO PLOTKIN
Attaque 77
vistos por sí mismos
LOS CHICOS CRECEN
Attaque 77 apareció como la promesa de Invasión 88. Y la promesa, diez años después, se ha hecho realidad. Sin embargo, cuando aquellos pibes se juntaban a ensayar, ni siquiera les pasaba por la cabeza llegar a... hacer un recital. Después de conocer el éxito masivo, el olvido y la resurrección, Ciro y compañía están grabando en estos días su noveno álbum en Los Angeles. Antes de subirse al avión, confesaron que ni siquiera tienen una copia del compilado. Otro dato: en Invasión 88, el cantante era Federico Pertusi, hermano de Ciro (quien tocaba el bajo). Pero en Sola en la cancha canto yo, porque el tema era muy reciente y Federico no lo tenía muy bien. En aquel tiempo teníamos la voz muy parecida, pero ahora él canta mi re alto, recuerda el ahora vocalista, quien además aparece en ese rol en los temas de Defensa y Justicia, una banda pasatiempo que compartía con Mariano. En Defensa jugábamos a hacer música como Exploited. Y nos salía re lindo. Antes de ser Attaque 77, mientras tocábamos sólo en la sala de ensayo, en joda nos llamábamos Namores, por Ramones y por el príncipe Namor... Nos causaba gracia eso. Cuando pintó la de tocar, como nuestra música no era sólo Ramones sino que tenía mucha influencia de la new wave, le dimos el nombre de Attaque 77.
-¿Cómo fue la conexión con Radio Trípoli?
Mariano: -Nosotros habíamos grabado un casete en un par de ensayos de cada banda y lo habíamos dejado en algunas disquerías. Ellos lo escucharon y les gustó Defensa y Justicia: estaban encaprichados con sacar el disco de esa banda. En un show de Defensa en Gracias Nena, ellos fueron y nos hablaron de que estaban sacando los discos simples de Comando Suicida, Sentimiento Incontrolable. Nos ofrecieron salir en el compilado y nosotros les dijimos que pusieran también a Attaque, pero ellos no querían saber nada. Después estuvieron persiguiéndonos un año más para que grabáramos el disco de Attaque, porque nosotros mucho no queríamos. Pero nos invitaban a comer, nos traían bebidas todo los días... y nos convencieron (risas).
Ciro: -Me acuerdo de que la primera vez que escuché un tema de Attaque por la Rock & Pop fue porque le alcancé un casete a Gabriela Radice, como hacen todos los pibes. La mina me dijo que tenía que llevar una gacetilla, pero yo no sabía ni qué quería decir esa palabra y al final se quedó con el casete. Estuve tres días escuchando con una radio a pilas que tenía, mientras mi hermano y yo pintábamos la casa a la que nos habíamos mudado. Tenía una ilusión muy de pendejo de que iban a pasarlo. La cosa es que la radio se estaba quedando sin pilas y en un momento que dejé de lijar las paredes escuché muy bajito: Vamos a pasar un tema que está buenísimo, de una banda que se llama Attaque 77. Pasaron el tema de Boca y en la mitad se terminaron las pilas... (risas).
-¿Se ven con la gente de esa época?
Mariano: -Sí, con algunos. En ciertos casos, uno no se explica cómo siguen vivos. Soy muy amigo de Nanxy y de Patra, de Exeroica, también la seguimos viendo. En Conmoción Cerebral estaba Pablito, que ahora es peluquero. El Chino (que después tocó en Attaque) no sé qué hace, Vecino da clases... Marcelo Pocavida (de Los Baraja) está en una banda con algunos ex Alerta Roja...
Ciro: -Nos vemos también con gente del público. Me acuerdo de que una vez íbamos a tocar en un festival punk, pero la policía lo suspendió y fuimos todos en cana. Y había un pibe al que le decían Lakra, que cuando lo subieron al patrullero, al toque se bajó por la otra puerta y se fue. Era gente brava. Hace poco me lo encontré: el pelo largo, bien cuidado, una refacha, una supermoto y con una supermina atrás. Me contó que estaba laburando de tour manager de un folklorista y nos reíamos todo el tiempo, por cómo cambia todo: yo en un grupo conocido, él con semejante mina. Una masa. Eso demuestra que crecimos.
Flema 88,
en palabras de Ricky
FUE PERFECTO
A las cuatro de la tarde, Ricky Espinoza todavía no almorzó. Camina hasta el bar más cercano y considera por un momento el clima del local. No, acá hay demasiada gente linda, sentencia. Entonces la entrevista se traslada a la otra cuadra, a un bar casi vacío, mal iluminado y con mesitas de madera opaca. Ahora sí el cantante de Flema se siente cómodo para hablar. No hay gente linda.
-¿Cuánto hace que no escuchás Invasión 88?
-Hace poco escuché una grabación que tenía un amigo en casete, pero el vinilo lo vendí hace más de cinco años, en una época que andaba muy mal de plata: ese disco cayó entre algunos otros. Hace unos meses lo volví a comprar, pero no pude escucharlo porque no tengo bandeja. Sé que salió también en compacto.
-¿Cómo te sonó Flema cuando lo volviste a escuchar?
-Perfecto. Aunque me acuerdo que éramos los que peor sonábamos, los menos profesionales, pero tenía que ser así. Siempre rescato el espíritu y no la pompa del sonido alucinante. Yo tocaba la guitarra en esa época, y tenía un pedal beat sound, que era el único pedal de distorsión que existía en aquella época. Era un cuadrado así que lo enchufabas y te sonaba una cosa trrrrffffff!!!!. Además, hacía recién un año que existía Flema.
-Entonces a la banda le sirvió participar en el álbum, ahí saltaron al ring...
-Sí, aunque nunca cobré un peso por Invasión 88, fue una suerte entrar porque nos dio un gran empuje. Gracias a ese disco me hicieron el primer reportaje, en la Pelo. Ahí empezó la leyenda del descontrol, porque yo tenía ganas de hacer pis, me daba vergüenza pedir ir al baño y me eché un cloro por el balcón. Esas cosas me perjudicaron a nivel personal pero beneficiaron a la banda como promoción extremista.
-¿Qué diferencias hay entre aquel Flema y éste, que va a formar parte de Invasión 98?
-Estamos aprendiendo a afinar. Ahora tenemos un guitarrista que tiene un afinador, estamos llegando al 2000. No ensayamos porque es aburrido robotizarse, y yo quiero tocar los temas con ganas. En los últimos nueve meses ensayamos dos horas, para tocar en vivo.
-¿Creés que había una ideología definida atrás de Invasión 88?
-Yo cuando vi la lista de bandas y leí el editorial que había escrito Helmostro Punk, recién ahí me di cuenta de la ideología del disco. Me dije ¿yo formo parte de esto?. No sabía nada de todo eso. Yo había formado una banda que hacía punk porque no sabíamos tocar. No me quiero alabar, pero nosotros empezamos a hacer punk sin haberlo escuchado jamás. Aparte, ahora veo los que hicieron el disco y son grandes yuppies de la industria musical.
-En el disco había bandas anarquistas, fascistas, nihilistas. ¿Qué era Flema en ese entonces?
-Nosotros, con la gente de Enema y otras bandas, éramos anarcoquilomberos. Era la época en que nos pintábamos las ojeras de negro. Yo había empezado a tocar la guitarra porque quería que mi cara apareciera en la tapa de un disco. Y ahora no quiero más nada.
|