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En combustión

De aquí en más, este espacio hurgará en la actualidad musical para arrojar algo de luz sobre propuestas -nacionales y extranjeras- que no cuentan con difusión masiva. Será una apuesta al futuro, en un medioambiente donde el recambio de figuras es infrecuente y la variedad estilística no es bienvenida. Sólo basta echar una rápida ojeada sobre revistas de hace 15 años para comprobar que las caras populares no han cambiado demasiado, que la escena local no ha crecido, sino todo lo contrario (antes se exportaban grupos al resto de Sudamérica, ahora se los importa) y que se sigue rindiendo culto al monoestilo: en los ‘80 era casi imposible que pudiera trascender un artista que no respetara la fórmula pop-moderno-funky, y hoy ocurre algo análogo con quienes intentan apartarse de la alterlatinidad. Si se compara la producción discográfica nacional del período ‘68/’75 con la de los últimos 20 años notaremos que, tras un primer período de esplendor, las obras de real calidad llegan cada vez más espaciadas, quizá porque gran parte de esas propuestas van quedando inéditas o -en los últimos tiempos- plasmadas mediante resignadas producciones independientes de escasa circulación. ¿Se pusieron a pensar alguna vez qué hubiese sido de Velvet Underground, Iggy Pop, Nine Inch Nails, Bowie, Nirvana, Radiohead y hasta Bjork de haber nacido en la Argentina? ¿Alguien hubiera abonado sus carreras? Desde estas líneas se tratará de aportar algo para modificar la situación. Quizá, los artistas nacionales que aparecerán no siempre contarán con el mismo nivel de calidad. Habrá quienes ya estén en condiciones de plasmar una gran obra, puede que otros necesiten de dos a tres discos para alcanzar su pico creativo, quizá otros nunca lleguen a cumplir las expectativas ... lo importante es que cuenten, al menos, con la oportunidad de mostrarse, de rodar. El estímulo es parte importante del acto creador. Respecto de los intérpretes extranjeros, se intentará demostrar que no todo lo que existe es lo que brinda la ráfaga mediática de cada día. En teoría, el consumidor rockero se diferencia, ideológicamente, del de Ricky Martin. Pero confunde un poco comprobar que ambos dependen de campañas demoledoras para conocer a sus futuros favoritos.

Revolvamos, leamos, escuchemos, hay mucho más de lo que parece. Sólo es necesario salir y empezar a elegir por uno mismo. “Queremos el mundo y lo queremos ahora”, decía el viejo Jim ... y quizás debiéramos hacerle más caso.

MARCELO MONTOLIVO
 
 
 
Tiro de Gracia pasó por Buenos Aires
El rap detrás de los Andes

He aquí una nueva entrega para entender mejor la saga del hip hop latinoamericano (para una mejor perspectiva, chequear el flamante compilado MTV Lingo). Se trata de cinco jóvenes chilenos que, bajo el potente nombre de Tiro de Gracia, le cantan al sexo, la marihuana y a los problemas sociales del Tercer Mundo. Ser Hümano es el título de su disco debut que, sin aportar nada demasiado novedoso, da una visión más acerca del estado de las cosas en las grandes ciudades de América latina, en este caso Santiago de Chile.

“Escuchamos todo lo que sea música negra: funk, soul y, por supuesto, hip hop”, dicen ellos, que de su primer álbum llevan vendidas más de 30 mil copias en su país (una cifra más que respetable en un mercado pequeño como el de su país). Cuando se les pregunta cómo es el público chileno, se recibe este tipo de respuestas: “Masivo y exclusivo a la vez”, “radical” o sino, “¡uuuuuuaaaaa!”. “Nos estamos inspirando en las cosas que pasan en nuestro país, que son las mismas que pasan en toda Latinoamérica, y que es una realidad distinta a la del resto del mundo. Eso es lo que hace tan particular al rap de acá, al igual que el que nació en los sectores discriminados del Bronx o de Harlem”, explican. “Es contestatario, pero también propone. El disco habla de lo que puedes sentir tú o yo. Por eso se llama Ser Hümano”.

Así se definen en “Opyo”, una de sus canciones: “Somos seres humanos creando poesía/no somos gusanos (...) /seres humanos con el espíritu en mente”. Y de eso se trata el disco. Seres humanos que andan entre los 20 y los 25 y que encuentran en el hip hop la mejor manera de expresarse. A tal punto que algunas preguntas las responden rapeando. Dijeron estar “contentos en la ciudad de la furia” y declararon sus intenciones: “Queremos que en la Argentina crezca el movimiento y volver a tocar pronto. Demás que sí”.

P.P. 
 

Festival maratónico
Non stop

La idea es reavivar la costumbre de organizar festivales de rock, juntar bandas que no se parezcan entre sí y alimentar la convivencia de estilos. Así se presenta el denominado Marathon del Rock (Festival de las Tribus), a concretarse los próximos sábados 14 y 21 de noviembre, en el Marquee (Honduras 5335). La programación del evento que reúne a una gran mayoría de los artistas fichados por el sello Distribuidora Belgrano Norte (DBN), se divide así: La Doblada, La Saga de Sayhueque, La Cofradía de la Flor Solar, Karamelo Santo y Cienfuegos (14), Celeste Carballo, María Gabriela Epumer, Daniel Melingo, Gillespie y Botafogo (21). El cierre de las dos jornadas estará a cargo de Las Pelotas, la banda más convocante de todos quienes integran el cartel. “Espero que no me tiren monedas, como me pasó en el festival de La Falda”, comentó Celeste Carballo rememorando una anécdota que ya tiene sus años en la historia del ¿antiguamente? denominado rock nacional. Es que ciertas experiencias del pasado no resultaron nada gratas para algunos grupos y solistas, pero ante las insistentes insinuaciones sobre la cuestión, el veterano blusero Botafogo respondió casi enojado: “La gente va a ir a escuchar música y a pasar un buen rato. No tiene por qué haber problemas”.

Y no los habrá, en buena medida porque cada uno de los participantes disfrutan con la idea. A Celeste Carballo, por ejemplo, compartir escenario con una banda como Las Pelotas le parece -en su particular léxico- “biblia”. “De lo nuevo de acá”, agrega, “también me encanta Divididos, cuando tocaba Fede (Gil Solá) ... Con la gente de A.N.I.M.A.L tengo muy buena onda y Fun People también me recabe”. Según lo anunciado, cada banda tocará aproximadamente cuarenta minutos y la entrada para cada show cuesta doce pesos, con un abono para las dos noches (se vende solamente en los locales Locuras) por 24 que incluye una remera de regalo.