La
idea del presidente Menem de eliminar el peso y adoptar en su lugar el dólar mediante un
tratado con Estados Unidos recogió ayer un nítido rechazo por parte de un alto
funcionario económico del gobierno norteamericano. Lawrence Summers, subsecretario del
Tesoro estadounidense, sugirió que Carlos Menem se equivoca: Cualquiera que haya
pensado en esto (la dolarización) como una solución rápida (ante la crisis brasileña),
no está razonando correctamente, les dijo a los periodistas después de testimoniar
ante una comisión del Senado. Mostrando cierta perplejidad ante la ocurrencia de Menem y
del presidente del Banco Central, Pedro Pou, recordó que cualquier país que adopte el
dólar tendría que aceptar que su política económica sea gobernada por la
política monetaria de Estados Unidos. En este sentido, apuntó que su país está
dispuesto a ofrecer su consejo al gobierno argentino si éste desea estudiar la idea de
cambiar el peso por el dólar.
Otra alta figura de la escena económica mundial que debió emitir algún pronunciamiento
ante la sorprendente iniciativa del riojano fue James Wolfensohn, presidente del Banco
Mundial. Consultado por la prensa en Munich, la capital bávara, respondió que hasta el
momento nadie le había explicado cómo funcionaría la dolarización. Con cierta dosis de
ironía refirió: He estado cuatro días en Africa, y allá nadie me habló de los
planes del presidente Menem. Habrá que preguntarle a Greenspan (gobernador de la Reserva
Federal) qué significa esta idea y cuál es su viabilidad.
Mientras tanto, Jochen Metzger, representante del Bundesbank, banco central alemán,
sostuvo en Buenos Aires, al igual que Summers en Washington, que la propuesta de Menem es
a largo plazo, y por tanto no podría ser una solución a la crisis actual del
Brasil. Recordó que en Europa estuvieron negociando siete años hasta acordar una
moneda común.
Con este cuadro entre escéptico y crítico, Roque Fernández emprenderá viaje hacia el
Norte a mediados de febrero con dos misiones difíciles de compatibilizar. Una consiste en
defender el régimen de convertibilidad y explicar su solidez y la fortaleza del sistema
financiero argentino, y la otra, explicar el proyecto de suplir el peso por el dólar.
Hasta el momento, el ministro de Economía se mantuvo completamente al margen del
proyecto, enunciado vagamente por Menem y pormenorizado por Pou.
Buscando respaldar el antojo presidencial, éste señaló el jueves último, en un folleto
que repartió a la prensa, que existe riesgo de devaluación del peso, y que ese riesgo
implica un peligro de default (cesación de pagos) del país. Estas expresiones,
insólitas en un presidente de Banco Central, llevaron a la Alianza a reclamar ayer su
renuncia (ver aparte), pero no fueron tomadas en cuenta por los operadores, que por lo
visto les restaron toda seriedad.
Por las dudas, Fernández resolvió viajar a Nueva York, Londres y Francfort, acompañado
del viceministro Pablo Guidotti y de Miguel Kiguel (Financiamiento), para tranquilizar a
los inversores internacionales. A falta de cualquier otra reacción suya ante el colapso
del Plan Real y la devaluación en picada de la moneda brasileña, Roque decidió subirse
a un avión para apaciguar la inquietud de los financistas ante la brusca pérdida de
competitividad que sufrió la Argentina.
Hasta el momento, aunque no recogió ninguna aprobación a su iniciativa, Carlos Menem
puede al menos anotarse como tanto a favor el haber instalado su propuesta como tema
favorito en las ruedas de prensa con diversos popes del mundo de las finanzas en diversas
capitales del Primer Mundo.
Pedro Pou debe renunciar
La Alianza pidió ayer la renuncia de Pedro Pou, titular del Banco
Central. La propuesta no es ninguna originalidad en estos tiempos. La diferencia con
quienes vienen acusándolo por desmanejos en el sistema financiero, es que ahora le
enrostran haber puesto en riesgo la convertibilidad y actuar sin la independencia que debe
caracterizar su función.
Ha vulnerado un aspecto básico del funcionamiento de la entidad monetaria, por eso
debe renunciar, dijo ayer el frepasista Carlos Chacho Alvarez, aludiendo
al rol de vocero de la propuesta presidencial de dolarización. Para el dirigente
opositor, Pou puso en duda en un momento muy sensible la fortaleza de la convertibilidad.
En esta coyuntura Argentina tienen que defender fuertemente su estabilidad y el
instrumento técnico que la garantiza que es hoy la convertibilidad, explicó
Alvarez.
En la misma línea se manifestó el economista Pablo Gerchunoff, que acompañó a Alvarez
ayer en una conferencia de prensa donde propusieron medidas de contención comercial ante
la crisis de Brasil (ver página 5). Pou fue nombrado para defender el régimen
monetario que votó el Congreso. Lo que ha hecho al colocar en el centro del debate la
cuestión de la dolarización es sembrar incertidumbre. El mejor mensaje a los mercados
era defender la convertibilidad y no ponerla en cuestión, destacó.
En la visión de los aliancistas, Pou incumplió los deberes de funcionario público con
esa actitud porque es el presidente de una institución con autonomía, independiente del
gobierno y del poder político. Al hacer suya una propuesta de Menem actuó como un
hombre del gobierno, criticó el candidato a vicepresidente de la Alianza. |
El arma secreta de Clinton
Por Julio Nudler |