Por Felipe Yapur
 La
definición del 11 de abril como el día en que los peronistas elegirán a su candidato a
presidente llevó a los duhaldistas principales impulsores de esta fecha y
convencidos del triunfo a apropiarse de la frase con que Carlos Menem suele
finalizar sus discursos de campaña: A triunfar, a triunfar, a triunfar.
Aseguran sí, por si acaso, que esto no significa que haya un acuerdo no publicitado entre
el gobernador Eduardo Duhalde y el Presidente: Todo lo contrario, a Menem la
realidad le demostró que no puede insistir con la quimera de la re-reelección,
juró un operador duhaldista poco antes de que el propio Duhalde, desde Cutral- Có,
asegurara que cuenta con el apoyo mayoritario de los gobernadores peronistas para disputar
la interna. Es por ello que nadie en el duhaldismo se atreve a dudar de que el próximo 12
de abril comienza la era de Duhalde y el comienzo del final del menemismo.
El duhaldismo centra su alegría en el convencimiento de que Menem desistió
definitivamente de sus pretensiones re-reeleccionistas. Se ríen cuando alguien les
compara esta situación con el viejo refrán que reza que cuando la limosna es grande
hasta el santo desconfía: Es verdad, parece increíble, pero el Presidente no come
vidrios. El sabe muy bien que ya no puede con el avance de Duhalde y los datos de la
realidad son irrefutables, destacó a Página/12 uno de los principales operadores
de Duhalde.
Los operadores del gobernador no pueden disimular el triunfalismo que se les dibuja en el
rostro cuando explican las razones que los llevan a afirmar que el 11 de abril Duhalde
será el indiscutido ganador:
Tienen
alambrados los ocho distritos electorales de la provincia de Buenos Aires, lo
que les garantiza el 40 por ciento de los votos a nivel nacional. Esto es el resultado del
trabajo que Duhalde le encomendó a su ex ministro de Obras Públicas, Hugo Toledo.
La posibilidad
de que Alberto Pierri compita por la titularidad del PJ bonaerense tampoco es una
preocupación. Los votos que Alberto cosechó se los debe a Duhalde. Una vez fuera
del círculo del gobernador, él es pura promesa.
El armado en
las provincias no es considerado un problema insoluble. Es más sencillo el país
que Buenos Aires, justifican los operadores del gobernador cuando escuchan que el
interior es el lado flaco de Duhalde. Durante el último trimestre de 1998 el precandidato
viajó por ocho provincias y a partir de la semana que viene la presencia será cada
vez mayor.
El sur del
país, salvo La Pampa, lo consideran duhaldista. En el norte la situación es más dura:
en Salta la segunda línea está con el bonaerense, Tucumán está repartido para ambos
lados, a Catamarca no la cuentan, en Santiago del Estero Carlos Juárez juró que jugará
para el duhaldismo y La Rioja es una obviedad que tira para Menem. Cuyo:
Mendoza no es re-reeleccionista y tiene una leve preferencia por Duhalde. San Juan está
repartido y en San Luis depende del grado de fundamentalismo de Adolfo Rodríguez
Saa. La situación de las provincias del nordeste tampoco es fácil pero aseguran
que no es imposible: en Formosa reconocen que no pueden hacer pie, pero tampoco
Menem. Entre Ríos jugará para el bonaerense y Santa Fe, con Carlos Reutemann a la
cabeza, seguramente no irá detrás de Ortega.
Como resultado
de lo antes mencionado, sostienen que en un par de semanas muchos mandatarios provinciales
estarán más cerca de Duhalde. Nadie imagina a los gobernadores acumulando poder
para Ramón Ortega. Palito no es un dirigente con condiciones para ser el conductor del
PJ. Además, con todos los candidatos que Menem le tiró a la cara estos últimos meses,
¿quién se jugará a aportarle votos?, se preguntan. Duhalde expresó este
optimismo ayer en Cutral-Có: Voy a tener el apoyo mayoritario de los
gobernadores. Lo que hasta el momento la gente del gobernador se opone a analizar es
la posibilidad de competir por cargos partidarios. Reconocen que hay una invitación para
compartir la lista pero dicen que no es algo prioritario en la agenda del precandidato.
Estos se apoyan en la teoría que asegura que una vez que Duhalde triunfe en la interna y
luego repita en las generales de octubre, el cargo de presidente del PJ que Menem
ostentará, valdrá lo que un título nobiliario en la Argentina: nada, aseguró un
alto dirigente de la campaña del bonaerense.
Obviamente que los ultraduhaldistas sostienen que la determinación del presidente Menem
de aceptar como fecha de elecciones el próximo 11 de abril responde, nada más y nada
menos, a otra de las genialidades de Duhalde. Nadie imagina a Menem
enterándose por las encuestas en boca de urna que el gobernador arrasó en la provincia,
así que prefiere jugarse a todo o nada. Es parte de su estilo, reconoció a este
diario un alto funcionario de la Casa de Gobierno de La Plata.
Consciente de que el Presidente saldrá a matar o morir, el duhaldismo se prepara para que
la campaña electoral sea feroz: Nosotros llegaremos a la gente con propuestas para
humanizar el modelo, en cambio ellos seguramente inundarán el país con colchones,
chapas, bolsones de comida, miles de ATN y todas las maniobras que se puedan imaginar.
Pero no son invencibles, advirtió un audaz dirigente duhaldista
recientemente reincorporado a las huestes del gobernador.
Por lo pronto y seguros del triunfo, en el bunker duhaldista imaginan que el 12 de abril
los encontrará trabajando para encontrar un candidato a vicepresidente que no pertenezca
al partido, tal vez un gobernador, aventuran algunos. Se ven realizando
interminables conversaciones para sumar a Domingo Cavallo y Gustavo Beliz y nadie descarta
una probable jefatura de Gabinete para el ex ministro de Economía. También auguran
negociaciones con los partidos provinciales como el Pacto Autonomista Liberal de Romero
Feris y al Movimiento Popular Neuquino de la familia Sapag. Al único que le diremos
que no es a Fuerza Republicana, de Antonio Bussi, dijeron poco convencidos luego de
que se enteraran de que el ex dictador anunció su encolumnamiento tras el candidato
peronista.
EL ESCENARIO QUE IMAGINAN EN LA ROSADA
Se acabó Duhalde
Por Diego Schurman
 La foto lo
muestra en el centro de escena, flanqueado por los victoriosos Ramón Ortega y Antonio
Cafiero. Saludará a las hermanas y hermanos, como es habitual, recordará a
la prensa que a la hora de los votos se mantiene invicto, y sin mover un dedo volverá a
encolumnar a todo el justicialismo detrás de su figura. No hay vueltas. Carlos Menem
está convencido de que el 12 de abril será su día de gloria. Una jornada soleada en la
que Eduardo Duhalde, el gobernador que se animó a impedirle la posibilidad de una nueva
reelección, morderá el polvo de la derrota.
Menem arrastra los aires triunfalistas desde que José Manuel de la Sota sorprendió en
diciembre con una victoria en Córdoba. Se trata de un ex duhaldista, devenido en
menemista, apoderándose de la gobernación de un bastión radical por excelencia. Desde
entonces, el Presidente profundizó su estrategia para esmerilar a Duhalde y adueñarse
del escenario político. El martes, junto a los gobernadores, decidió que la fecha para
rematar su jugada será el 11 de abril, cuando compita mano a mano con el bonaerense por
cargos partidarios y candidaturas a cargos ejecutivos y legislativos. La estrategia
incluye:
Ante la
aparente imposibilidad de una nueva reelección, Menem va en busca de la titularidad del
PJ, el único cargo que le permitiría competir personalmente con Duhalde.
Si el
gobernador decide no participar de esa contienda, o si compite y pierde, dejará allanado
el camino al Presidente para manejar el PJ hasta el 2004.
A Menem, como
titular del PJ, se le presentan tres escenarios: el mejor, que el futuro presidente sea
Ramón Ortega. Palito al gobierno, Menem al poder, aseguran desde el
oficialismo. Los ultramenemistas incluso sueñan que un fallo judicial a favor de la
re-reelección apure una renuncia del candidato Ortega para cederle su lugar al riojano.
Para esa jugada más que argumentos legales reflotan, presuntuosamente y con pocos puntos
de comparación, la renuncia de Héctor Cámpora para el retorno de Juan Domingo Perón.
Entre esos
soñadores están los escuderos del tercer mandato de Menem, como Antonio Cassia, Alberto
Lestelle y Rodolfo Barra, quienes continuarán buscando un respaldo a la re-reelección
antes del 11 de abril.
Pero al Menem
jefe del PJ también se le pueden presentar otros dos escenarios poco deseados. El menos
malo: que el aliancista Fernando de la Rúa triunfe en las elecciones. El riojano
lograría así su objetivo de mínima de ser el jefe de la oposición.
El peor
resultado es que el futuro presidente sea Duhalde, con quien tendría que compartir el
protagonismo durante los últimos 7 meses de su presidencia.
Pero el
menemismo se muestra sumamente confiado de que ganará en todos los terrenos. En el
partidario, porque la boleta de Menem se completará con justicialistas de mucho
cartel, en referencia a varios de los gobernadores que el martes cenaron con el
Presidente en Olivos.
El acuerdo con
los gobernadores en la Casa Rosada aseguran que de los que concurrieron a Olivos
sólo el entrerriano Jorge Busti y el mendocino Arturo Lafalla pueden retacear apoyo al
Presidente también ayudará a apuntalar la candidatura presidencial de Ramón
Ortega.
Las
encuestas le dan muy bien a Palito en el interior. Y los gobernadores ya le confeccionaron
un itinerario para que de acá al 11 de abril lo recorra y termine por consolidarse,
aseguran.
Todavía no
saben quién será finalmente el compañero de fórmula del tucumano. Alberto Pierri se
autopostuló prometiendo arrancar votos bonaerenses, el distrito más flojo de Ortega.
Pero fue el propio Palito quien le bajó el pulgar. Prefiere al gobernador de La Pampa,
Rubén Marín.
El menemismo
confía en que el precandidato a gobernador bonaerense Antonio Cafiero sea quien traccione
los votos de la provincia de Buenos Aires hacia Palito. Podemos arrancarle el 30 por
ciento, aseguran. * La CGT, que de apoyar abiertamente la candidatura de Duhalde
pasó a militar en las filas del menemistas más rancio, también apunta a romper con la
estructura duhaldista, especialmente la bonaerense. Luis Barrionuevo, quien originalmente
fue operador del gobernador y conoce sus virtudes y defectos, será uno de los
coordinadores de ese trabajo.
A cambio, los
sindicalistas le reclamarán al Gobierno integrar la junta electoral y varios lugares en
la lista de la conducción partidaria.
El Presidente
siempre amenazó con postergar la interna hasta julio. Aspiraba a conseguir en ese lapso
la habilitación para una nueva reelección.
Pero se dio
cuenta de que si el precandidato de Duhalde todo indica que será Carlos
Ruckauf vence en la interna bonaerense, fijada con anterioridad para el 11 de abril,
el gobernador terminaría encolumnando a todo el PJ detrás de su candidatura y ya no
habría forma de frenarlo.
Para
contrarrestar ese efecto Menem anuncia que el 11 de abril se harán también las internas
presidencial y la partidaria. En la Casa Rosada recuerdan que no fue Duhalde sino Menem el
que tenía originalmente pensado hacer la interna en esa fecha. Esgrimen como prueba el
congreso menemista de Parque Norte, donde ya figuraba el 11 de abril.
Menem,
entonces, se presenta en persona a pelear con el hándicap de un repunte de imagen en los
últimos días, a partir de la crisis brasileña, y con encuestas que lo igualan o lo
ponen por encima de Duhalde en intención de votos.
QUIEN PARTICIPA Y QUE SE DISPUTA
Dos urnas en cada mesa
El 11 de
abril se votará en todo el país para determinar quién será candidato a presidente por
el peronismo y se elegirán candidatos a cargos electivos en la Capital y en la provincia
de Buenos Aires. Podrán participar en esa interna abierta los afiliados peronistas y los
independientes no afiliados a ningún otro partido. Los afiliados
justicialistas, además, podrán elegir a sus autoridades partidarias. Es decir que en
cada mesa habrá dos padrones y dos urnas.
El Consejo Nacional Justicialista aprobó ayer las siguientes resoluciones:
Convocar a
elecciones internas abiertas para elegir la fórmula presidencial para el 11 de abril.
Ese mismo día
los afiliados justicialistas (y sólo ellos) podrán elegir a las nuevas autoridades
partidarias. Para esta elección habrá otro padrón y obviamente otra urna.
La
conformación de una junta electoral, que estaría presidida por dos dirigentes sin
cuestionamientos y cuatro representantes del duhaldismo y el mismo número por el
orteguismo.
El jueves 11 de
marzo vencen los plazos para la presentación de listas a nivel nacional.
El mismo 11 de abril se realizarán las internas abiertas para elegir candidatos a cargos
electivos en la provincia de Buenos Aires (que ya estaba fijadas) y en la Capital Federal
(que ayer decidió mover sus elecciones para esa día.
OPINION
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