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Por Felipe Yapur Desde que Ramón Palito Ortega le bajó el pulgar a su posible candidatura a vicepresidente, Alberto Pierri quedó herido. El presidente de la Cámara de Diputados entró en una etapa que sus propios allegados denominaron como de nerviosismo y desorientación. Y hasta analiza emerger de ella dando la espalda al menemismo (y al propio Ortega) y volviendo al redil del duhaldismo. Pero ese retorno podría detonar otras consecuencias graves en el peronismo bonaerense: el sector que responde al vicepresidente Carlos Ruckauf está preocupado y hasta molesto por el probable retorno del antiguo aliado del gobernador y anunciaron que si Pierri regresa es posible que Ruckauf revea su decisión de participar en la interna. En el entorno del vicepresidente, pocos pudieron disimular la molestia que causó el anuncio de Eduardo Duhalde sobre la participación en la interna bonaerense de dos o tres listas que apoyen su candidatura presidencial porque estiman que detrás de este mensaje está escondida la señal para que el pierrismo regrese. El dilema de los hombres de Ruckauf es la pretendida pureza de la lista duhaldista donde no participen candidatos que, según este sector, desprestigian al justicialismo. La pelea entre el titular de la Cámara baja y el vicepresidente no es nueva y salió a la superficie pocos días antes del acto del 17 de octubre de 1998. En ese entonces Pierri apeló a la fuerza del aparato partidario para presionar a Duhalde contra la posible designación de Ruckauf como su sucesor. El vice siempre utilizó su prestigio para contrarrestar la embestida pierrista y juró que sacaría al legislador del entorno duhaldista. Es por ello que cobra fuerza la frase de sus hombres: Si Pierri regresa, Ruckauf puede no participar en la interna, aunque esto no signifique que se abra del duhaldismo. Esta posibilidad, por ahora, no preocupa a los hombres que comparten la mesa chica del gobernador y sostienen que todo esto responde a los traumas típicos que se producen días antes de la presentación de una lista. Que Pierri quiera volver no es un problema para nosotros, sino más bien para él, porque quiso jugar fuerte con su caudal electoral y no le salió porque todo lo que tiene se lo debe a Duhalde. Ahora envía señales y está bien porque los peronistas queremos sumar y ganar, indicó eufórico uno de los últimos hombres que se sumó a la campaña presidencial del bonaerense. En la vereda del pierrismo se niega todo, pero cada vez con menos vehemencia y esto está expresado con mucha claridad en la frase que uno de los voceros de Pierri eligió para ilustrar el momento que están viviendo: nerviosismo y desorientación. A pesar de que el presidente de la Cámara de Diputados junto con sus colaboradores lee y relee los cables de las agencias de noticias donde Antonio Cafiero dice que continuará como candidato a gobernador, ya casi no creen en la continuidad del veterano senador en el grupo Bauen. Y esto les desdibuja la posibilidad de conformar un verdadero frente antiduhaldista en la provincia de Buenos Aires. Es por ello que, a pesar de advertir ciertos manejos poco claros en la Junta Electoral del justicialismo bonaerense, que responde totalmente al gobernador, nadie en el duhaldismo lo toma en serio. Pero éstas no fueron las únicas señales emitidas por el pierrismo. Ayer otro integrante del sector que lidera el legislador nacional dijo a este diario que nosotros tenemos una buena cantidad de votos que tienen un valor estratégico incalculable y el que los quiera tendrá que venir a hablar con nosotros. Un extraña metodología de ofrecerse al mejor postor. Sin duda que todo este intríngulis se resolverá la semana que viene cuando en una asamblea el propio Duhalde escuche de la boca de su gente quién es el mejor candidato para que lo represente en la interna: Una actitud más que democrática, según confesó a este diario un asesor del también precandidato bonaerense Osvaldo Mércuri, sin dejar de representar con las manos la seña de las comillas.
ACTOS DE GRANILLO Y ODONNELL EN LA
CAPITAL FEDERAL El
menemismo porteño libró anoche un nuevo round en la puja por obtener bancas y fueros.
Las dos corrientes que lo representan en la Capital se preocuparon por demostrar el peso
de sus aparatos en sendos actos encabezados por el ministro de Justicia, Raúl Granillo
Ocampo, por un lado, y Mario Pacho ODonnell, por el otro. Una rareza:
Palito Ortega estuvo en los dos actos.
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