Por Fernando Almirón
Carlos Menem inaugurará
hoy el 117º período de sesiones ordinarias del Congreso nacional en un escenario
dominado por una renovada efervescencia reeleccionista. El Presidente llegará a las 11 de
la mañana a la explanada del Palacio Legislativo, donde será recibido por las máximas
autoridades de Congreso, mientras desde la avenida Entre Ríos varios miles de personas
apoyarán por aclamación la candidatura de Menem para competir por un nuevo período
presidencial, según las promesas de los dirigentes ultramenemistas a cargo de la
convocatoria. Las barras en el interior del recinto estarán pobladas por el mismo fervor,
tarea de la que se ocupó el jefe de Diputados, Alberto Pierri. La Alianza y el duhaldismo
temen que el último discurso de Menem ante la Asamblea Legislativa se convierta en el
lanzamiento formal de una nueva ofensiva para perpetuarse en el poder. De todos modos, no
podrán evitar que Menem anuncie en su mensaje los objetivos del Gobierno para la próxima
década, que en la Rosada definen como la segunda gran transformación que sólo Menem
puede conducir.
Al ritmo de los cascos que a cada paso dejan marcados sobre el asfalto de la Avenida de
Mayo los caballos del Regimiento de Granaderos, Carlos Menem recorrerá hoy por última
vez como presidente de la Nación el trecho que separa la Casa Rosada del Congreso
nacional. En la explanada del Palacio Legislativo lo recibirá una muestra de la interna
justicialista: el vicepresidente Carlos Ruckauf, un aliado de Eduardo Duhalde; el
presidente provisional del Senado Eduardo Menem, que espera una oportunidad para lanzar su
propio proyecto político, y el presidente de Diputados Alberto Pierri, recientemente
volcado a las filas del menemismo.
Antes, desde la plaza y las veredas adyacentes, recibirá el apoyo de miles de personas
que respaldarán su reelección, al menos así lo prometieron el petrolero Antonio Cassia
y el presidente del PAMI, Víctor Alderete.
Cinco minutos después, el Presidente comenzará su exposición ante la Asamblea
Legislativa, cuyo contenido contrariando el protocolo de la ceremonia no les
fue entregado a los legisladores con 24 horas de anticipación. En el Gobierno
argumentaron que recién el viernes Menem aprobó el borrador del extenso discurso que
leerá en el Congreso, cuya versión final quedó en poder del experto redactor
presidencial Luis Durán. El texto final llegó a manos del Presidente ayer, donde fue
repasado por su grupo íntimo en la quinta de Olivos.
Según anticiparon en la Casa de Gobierno, el mensaje tendrá cinco ejes:
La
globalización monetaria. La propuesta, si bien no deja de lado la posibilidad de
dolarizar la economía argentina, apuntará a instalar el debate en torno a la creación
de una nueva moneda continental, en principio en el marco del Mercosur, tal como lo hizo
la Comunidad Europea con el euro.
La convocatoria
a una reforma educativa que contemple la posibilidad de una capacitación permanente que
mejore las condiciones de acceso al mercado laboral, cada vez más tecnificado y exigente.
Incentivar la
exportación de alimentos básicos a nuevos mercados. En este punto no estará ausente un
análisis de los efectos de la crisis brasilera en la economía nacional.
La necesidad de
impulsar una mayor integración de la Argentina en el Mercosur como paso previo a su
participación en el ALCA (Asociación de Libre Comercio para las Américas), que impulsa
Estados Unidos.
Y por último
el tema que puede convertir la ceremonia en un escándalo: modificar los mecanismos que
rigen para la reforma de la Carta Magna, y habilitar al Congreso para que se pueda
introducir cambios en la Constitución nacional a través de un sistema de enmiendas, tal
como sucede en los Estados Unidos y como está permitido por algunas constituciones
provinciales de la Argentina (ver página 4).
En su discurso, el Presidente también podría anunciar su plan de reforma estructural de
la administraciones territoriales, que consiste básicamenteen una municipalización del
país. Inspirada en una idea del economista radical Ricardo López Murphy, la iniciativa
propone transferir todos los servicios y los organismos de administración que hoy
concentra el Estado nacional a la provincias para que éstas, a su vez, los trasladen
hasta donde sea posible a los municipios. Según la propuesta, de esta manera se crearían
administraciones regionales fuertes con intensa participación y control de los
ciudadanos.
De confirmarse el contenido del discurso presidencial, está claro el objetivo de Menem en
esta nueva movida de su ofensiva reeleccionista. Se trata de ponerle letra al acto del
miércoles pasado en Parque Norte, en el que se presentó como el único que tiene
condiciones de estadista como para consolidar el proceso de transformación del país. E
intentará demostrarlo hoy con el anuncio de un programa de gobierno audaz cuya
concreción demorará tanto como él pretende conservar el poder: unos diez años más.
En otras palabras, más que un mensaje a la Legislatura, Menem tratará hoy de presentar
la plataforma de su próximo gobierno, poniéndose por sobre los demás candidatos a los
que una vez más les adjudicará su falta de propuestas y la preocupación por las
internas que él mismo les supo fabricar.
La sesión puede terminar en escándalo si Menem politiza su mensaje y lo convierte en un
ataque a la oposición, como ocurrió el año pasado,
o si en algunos de sus pasajes queda en evidencia su estrategia reeleccionista. También
se teme que las barras convocadas para apoyar al Presidente conviertan la ceremonia en un
acto proselitista. Es por eso que tanto aliancistas como duhaldistas amenazaron con
abandonar el recinto antes de que finalice el discurso si esto sucede, y dejarán que las
cámaras de televisión registren la imagen de Menem hablándoles a las butacas desiertas.
Los antimenemistas también disfrutarán de cierta alegría. Supuestamente éste será el
último acto de Menem en el Congreso como presidente de la Nación, la próxima vez que lo
visite será el 10 de diciembre, cuando deba presenciar ante la Asamblea Legislativa la
jura y el mensaje de asunción del que será su sucesor; el peor día de Menem, si es que
llega.
LA ESTRATEGIA DE DISTRAER EN UN LADO Y ATACAR
POR EL OTRO
Camino a la Corte con escala en Congreso
Por Adrián H. Mouján
Con su decisión de
plantear en el Congreso la necesidad de incluir las enmiendas como forma de reformar la
Constitución, Carlos Menem busca tenderle una emboscada a la oposición. La idea que
ronda por la cabeza del jefe de Estado es la de crear un escenario en donde atrapar a la
Alianza para atacar por el único frente que le da posibilidades de ganar: la Corte
Suprema. Menem resolvió instalar el debate político a instancias de sus principales
espadas, que no parecen muy convencidas de la salida judicial.
Con el inicio del año, Menem recuperó la iniciativa en materia de la rereelección;
dejó que los gurkas como Antonio Cassia, Alberto Lestelle y Roberto Fernández
recorrieran las playas de la costa atlántlica proclamando la necesidad de un
tercer período para su jefe y sentó a sus principales espadas políticas: Carlos Corach,
Alberto Kohan y Eduardo Bauzá para definir los pasos a seguir.
A las charlas, el Presidente sumó a su hermano Eduardo a pesar de las manifestaciones
públicas de éste en contra de modificar la Carta Magna. Un rápido análisis arrojó un
resultado incierto y sumamente peligroso: la vía judicial.
Aun con este panorama, Menem dio la orden de seguir adelante. Corach fue designado para
auscultar los ánimos de los ministros de la Corte y para coordinar la tarea jurídica que
llevaron adelante Rodolfo barra, Mariano Cavagna Martínez y César Arias que participaron
en la redacción del recurso que se presentará ante el máximo tribunal.
Bauzá y Eduardo Menem prefirieron trabajar en la búsqueda de un delfín para el
Presidente, en caso de que no se lograra la habilitación para un tercer período. En esos
sondeos, Ramón Palito Ortega quedó a un costado del camino y en el horizonte
del menemismo apareció la figura de Carlos Lole Reutemann. Ante la decisión
de instalar el debate sobre una reforma constitucional, Bauzá y el hermano Eduardo
parecieron más satisfechos y el santafesino pudo retornar a su provincia con el pedido de
que espere sólo 30 días para lanzarse como precandidato presidencial.
La ruta de Reutemann
Por Pablo Feldman
Carlos Reutemann esperó
que bajara el sol en Santa Fe para subirse a su auto y partir rumbo a Capital Federal
donde mantendrá un encuentro con Antonio Cafiero. Si bien la reunión está marcada para
hoy a la mañana en la agenda de ambos senadores, es probable que ya hayan mantenido
anoche un contacto que por lo reservado podría considerarse más fructífero que el
anunciado en la Cámara alta.
La idea del ex piloto de Fórmula uno es cambiar impresiones con el dirigente al que
prefiere como compañero de fórmula en una hipotética candidatura, pero sobre todo
con un hombre que conoce al peronismo como pocos según la definición del
Lole. Si bien Reutemann no hace públicos sus pensamientos, la preocupación en la
escudería del santafesino rondaba en torno a lo que deben haber acordado Menem y
Duhalde.
En realidad, después del encuentro con el Presidente, el Lole despejó las dudas que
tenía en torno de las aspiraciones de Menem par un tercer mandato. Lo que le llamó la
atención al ex piloto es que lo publicado acerca del cónclave Menem-Duhalde no guarda
relación con lo que el Presidente le hizo saber a él 24 horas antes. Los diarios
dicen que Menem le dijo a Duhalde que no iría a una interna si no está habilitado antes
para ser candidato y eso no es lo que le dijo a Reutemann, dice uno de los
colaboradores del senador. A esa preocupación le agregan el dato objetivo de las fotos
abrazados, o los intercambios de elogios que parecen de una telenovela dijo el
operador santafesino.
Lo que dijo Menem en las aperturas legislativas de los ocho períodos
bajo su mandato |
`90 |
El Presidente prefirió
pronunciar una defensa encendida de sus políticas de gobierno, antes que una larga
rendición de cuentas sobre los logros de sus primeros meses de gestión. Vamos por
la buena senda, repitió una y otra vez, defendiéndose de los que criticaban los
rumbos económicos que había elegido para su gobierno. No se privó de hacer su
profesión de fe pragmática: Mi gobierno se desentiende de las fronteras
ideológicas, aseguró. También delineó el primer y radicalizado proyecto de
flexibilización laboral y prometió una lucha feroz contra la corrupción. |
`91 |
Menem leyó un discurso en el
que encaró autocríticamente aspectos de su gestión y valoró el papel de la oposición
como respaldo del sistema. Mi gobierno no ha brindado suficientes muestras de
austeridad (...) como producto de un exacerbado internismo, fue el mea culpa del
Presidente. Menem dedicó otro tramo a remarcar los logros de su administración. Evitando
los grandes anuncios, convocó a los legisladores a crear un marco regulatorio adecuado
para las privatizaciones en marcha y, sobre el final, emitió una declaración de guerra
al narcotráfico. |
`92 |
Nuevamente el Presidente
aprovechó la ocasión para ratificar el modelo económico puesto en vigencia por su
gestión. Mi decisión irrevocable es la de construir un capitalismo
humanizado, dijo cuando Domingo Cavallo llevaba las riendas de la convertibilidad.
Tampoco se privó de hablar sobre la corrupción, pero, en medio de una andanada de
denuncias periodísticas, se dirigió a la prensa exhortándola a elegir
responsablemente los límites que hacen posible una vida en comunidad. Para los
jubilados prometió un aumento de 12 pesos por mes, tratando de calmar los furiosos
reclamos encabezados por Norma Plá. |
`93 |
Un ambiente frío, tanto entre
oficialistas como entre opositores, recibió al discurso del Presidente, en el que no hubo
referencias a la corrupción ni a la reforma constitucional. Menem se despachó con una
larga exposición sobre el plan de gobierno para los últimos dos años de su gestión,
que incluía una inversión pública de 30 millones. Ese año incorporó a su mensaje un
tema que se haría habitual en el futuro: el desempleo. Anunció que el Gobierno lo
enfrentaría profundizando la reforma laboral, que incluía la extensión de la jornada de
trabajo a 10 horas. |
`94 |
Con la atmósfera impregnada
por los aires del Pacto de Olivos, el presidente Menem comenzó realizando un extenso
homenaje a Raúl Alfonsín. No he venido hoy a hacer grandes anuncios, aclaró
luego. Crisis de las economías regionales, desequilibrios sociales, desempleo, mala
imagen de la Justicia, deterioro de los sistemas de salud y de educación, fueron los
temas rápida y genéricamente visitados por el texto menemista. El mensaje mostró a
Menem preocupado por trasmitir que había tomado nota de las razones por las que había
perdido votos en las elecciones del 93. |
`95 |
El discurso fue recibido con
notoria frialdad por los legisladores propios y ajenos. Por primera vez desde 1983, nadie
interrumpió con aplausos la lectura del mensaje presidencial. Menem presentó al mensaje
como un balance de toda su gestión, predisponiendo a una larga y aburrida enumeración de
logros y virtudes. Durante su exposición no hubo anuncios ni sorpresas, pese a que
adelantó que en poco tiempo más estaremos en condiciones de presentar
detalladamente el Plan Quinquenal 1995-99, lo que luego resultó ser el programa
para la campaña electoral por la reelección. |
`96 |
Fue el más corto de los
mensajes presidenciales frente a la Asamblea Legislativa: tan sólo 25 minutos le bastaron
a Menem para hacer un balance optimista de la situación social y económica,
consecuencias del Efecto Tequila incluidas. El Presidente convocó, sin aclarar a quién
ni cómo, a reimpulsar el crecimiento y a eliminar el desempleo. Un anuncio se
puso a tono con el clima de año electoral: Menem impulsó un proyecto de ley para otorgar
a los extranjeros con residencia permanente el derecho a participar en la elección de las
autoridades nacionales. |
`97 |
El discurso de Menem, que
parecía aludir a otro país, fue aplaudido por la bancada oficialista y glosado
burlonamente por los opositores. El asesinato, por entonces reciente, de José Luis
Cabezas hizo que el Presidente pidiera, antes de comenzar su exposición, un minuto de
silencio en memoria del reportero gráfico. Menem utilizó 46 minutos para hacer una
defensa de su gestión en todos los frentes, asegurar que la Argentina continuaba en la
buena senda y vaticinar que tras los años difíciles nuestra economía entró
nuevamente en el sendero de alto crecimiento. |
`98 |
En su penúltimo mensaje como
presidente ante la Asamblea Legislativa, Carlos Menem se encontró frente a la mayor
representación opositora desde que asumió el gobierno en 1989. Fiel al estilo de años
anteriores el mensaje no abundó en grandes anuncios ni en sorpresas. Menem no habló
directamente del tema re-reelección, pero dijo que no hay fronteras para mi
imaginación de gobernante y llamó a los legisladores a reglamentar la consulta
popular. Sus partidarios en las barras y las bancas hicieron el resto convirtiendo la
sesión en un acto de apoyo a una nueva reelección. |
OPINION
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